31-Lo Que Ocultan.

121 20 56
                                    

-Yo... Creo que fue unos días antes de tu fiesta en la casa -.

*

-Toma ésta ficha y muestrala si te encuentras a un guardia de seguridad. Ya que mi papá no está y hay muchos en la casa -.

*

Una y otra vez, esas palabras revoloteaban en su mente a tal punto de haberse obsesionado con aquellos acontecimientos: su fiesta, Dant, los documentos perdidos y el haber terminado su relación con él, aunque esto último había sido su culpa o ¿no?, acaso, ¿Dant la engañaba con Megan? o solo había sido una de aquellas crisis de celos que de pronto le daban, ¿Dant y Megan serían cómplices?. No, Dant no podría haber hecho aquello, ¿por qué lo haría?, ¿como sabría Dant que esos papeles eran importante para su padre?, ¿habría tomado aquellos documentos por equivocación?, ¿en verdad lo había hecho él?.

Todas aquellas interrogantes le generaban más y más preguntas de las que muy pocas creía saber las respuestas pero inevitablemente todo la llevaba a dudar de Dant. En un principio creyó que sus celos habían sido los culpables de que su relación con él terminara, luego pensó que fue por Megan y ahora finalmente estaba segura de que Dant nunca la correspondió porqué nunca estuvo interesado en ella, su caballerosidad le había impedido que le dijera la verdad para no quedar como un patán, él trataba de complacerla y ella lo sabía, sabía cuanto él se esforzaba pero su estúpida arrogancia le llevo a creer que el estaría siempre a su lado por compromiso y aunque supiera que el estaba enamorado de alguien más siempre prefirió no pensar en ello y con sus palabras manipuladoras trató de obligarlo a hacer lo que ella quería, en pocas palabras, la única víctima había sido Dant e Irina lo sabía, sabía que era su culpa pero muy dentro de si misma quería encontrar un fallo en él, porqué si algo era cierto era que Dant no era perfecto y ella lo descubriría, costara lo que costara.

Con sólo ropa para correr y simulando una visita casual ella salió del elevador y desde ese lugar no solo vio la puerta del apartamento de Dant sino que en el pasillo y a varias puertas de distancia se encontró con una Megan elegante, sonriente y enfundada en un vestido rojo, que contrastaba con sus tacones del mismo color y ese labial profundo que en ese momento ella envidió. Al cruzarse no se dirigieron la palabra y tampoco se miraron, cada una por su lado como enemigas declaradas fingieron que no se encontraron en ese lugar donde Irina luchaba por no explotar de rabia al creer que venía de verse con Dant, muy pronto esto terminaría, se dijo a si misma.

-Zorra -.

Murmuró entre dientes y cuando el sonido del elevador apareció se detuvo a medio pasillo, se giró para comprobar que ya se había marchado y siguió caminando, esa perra no le arruinaría sus planes y si Dant estuviera ahí lo confrontaría directamente y le haría ver que lo sabe todo, pero eso no iba a ser necesario pues ella lo había seguido a mitad de la mañana y a esta hora estaría en casa de Matthew donde lo vio por última vez y si saliera de ahí, el guardaespaldas de su padre le avisaría para que no la encontrase en su departamento.

Con una llave maestra abrió la puerta con sumo cuidado y después de cerciorarse que no había nadie dentro la cerró de nuevo. El lugar estaba justo como lo recordaba: la mesa en medio de los sillones donde había comido y visto series abrazada de Dant, la computadora sobre la mesa, podía ver una parte de la cocina desde ahí, la puerta que daba a la habitación de Sebastian a varios pasos entrando en el pasillo y a la izquierda la puerta de la habitación de Dant, su objetivo final. Todo aquel lugar le causó nostalgia que incluso un par de lágrimas asomaron en su mejilla tras los recuerdos de los buenos momentos que vivió ahí con él.

Abrió la computadora como primer medida para saber mas de él pero como lo suponía, tenía contraseña y las posibilidades de dar con la correcta era una en un millón, por lo que inmediatamente la dejó como estaba y probó con el cesto de basura, a lo mejor habría notas o algo que pudiera llevarla a descubrir algo de él, no estaba segura de qué, pero quería descubrirlo. Inmediatamente después de aquella decisión se arrepintió de haber metido sus manos en aquella mezcla de impresiones fallidas irreconocibles por cartones de jugo goteando, latas vacías de atún, un pedazo de pizza ya descompuesto, cartones de leche, envolturas de comida chatarra, cascaras de frutas ya malolientes, no era como si Dant fuera tan ordenado y separara la basura, pensó, luego de dejar de buscar algo que no encontraría ahí.

Amores Anónimos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora