Amores Anónimos.

29-Promesas Rotas.

—¡Quieres explicarme que demonios está pasando!— la gravedad en la voz del enmascarado hizo que Dant pensara una vez mas en lo que había sucedido y como podría librarse de la furia de aquél hombre.

—Lo siento señor, yo...—.

—¡Pareciera...— lo interrumpió tras la pantalla —.  Que los continuos intentos por disculparte, cuando algo se te va de las manos, se está volviendo costumbre aún cuando sabes que a mi no me interesan tus lloriqueos y que solo quiero resultados!—.

Ésta vez Dant lo miró directo a los agujeros de la máscara, donde estaban sus ojos azules.

—Sebastian y yo intentamos robar el banco para conseguir dinero y antes de lograrlo fue herido de muerte, en estos momentos está en su habitación siendo estabilizado por un medico al que secuestré, pero su estado es crítico —.

—¡Por tu bien espero que sobreviva o de lo contrario mataré a tu hermano y después te mataré a ti —.

—Señor, yo... —.

—¡No me interesan tus lloriqueos ya te lo dije!— lo interrumpió con furia el hombre —. Lo que quiero ahora son menos errores y que cumplan lo que se supone tienen que hacer. Ya soporté mucho, la estupidez de Sebastian al suicidarse en la captura de Hourne, tus intentos imprudentes al capturar a Susan, tu negativa a realizar el atentado en el evento de campaña de Ethan Collins, ahora el robo a ese banco por dinero, dinero que no necesitas porque yo les proporciono cada centavo que usan y por si eso no fuera suficiente ahora tengo que lidiar con tus estúpidos escrúpulos al realizar todas las misiones, no creas que no me he dado cuenta del esfuerzo que haces por cumplir mis órdenes sin alterar nada más, se supone que te adiestré para ser un lobo de caza y no una maldita perra cobarde. Es por eso y escucha bien lo que te digo, esto se acabó y con esto olvidence de mi promesa con ustedes!—.

Dant sintió un tirón en el pecho e inhaló una bocanada de aire al sentir un cosquilleo en su abdomen.

—Eso quiere decir que... — dijo por fin y con la esperanza de que no fuera cierto lo que aquél hombre le había dicho.

—Si, eso quiere decir que una vez terminada la misión por la que estamos aquí no los dejaré libres, tu hermano ni la madre de Sebastian serán libres tampoco y ambos seguirán bajo mis órdenes, a partir de ahora tus privilegios y los suyos se acabaron, cumplirás mis órdenes te guste o no, si te digo que lo mates o él a ti lo harás sin decir una sola palabra, a partir de ahora todo cambiará para ustedes y cuando todo esto acabe ambos se irán a países diferentes y no se volverán a ver jamás! —.

El cosquilleo en el abdomen de Dant terminó por convertirse en un arañazo que le hizo jirones todo su interior al tiempo que su aliento se iba de golpe. Quería gritar con todas sus fuerzas y golpear a ese maldito tras la pantalla. La vida soñada que quería y las promesas que les había hecho ahora solo eran palabras vacías, tal vez siempre lo habían sido pero en su esperanza se había acostumbrado a esperar que todo saliera bien y pudiera ser libre, ahora esa posibilidad se la arrancaba de golpe. ¿Que sentido tendría vivir sin su hermano gemelo y lejos de la persona que amaba? Prefería mil veces estar muerto que lejos de Sebastian y sin Zack.

—Como usted ordene, señor — exclamó con una amargura en su voz e intentando no atragantarse con el nudo que se había formado en su garganta.

—Se los dije muchas veces, se los repetí hasta el cansancio, todo lo que hagan tendrá consecuencias y no quisieron escuchar, ahora, vivan con sus errores o mueran como cobardes...—.

Su cara desapareció de la pantalla y fue sustituida por imágenes que Dant ya conocía, ésta vez, por mucho que trató de aguantar las lágrimas, éstas salieron con fuerza mojando sus mejillas y provocándole dolor, desesperación e impotencia en su más pura expresión: Dos hombres enmascarados arrastraban hacia las jaulas de cristal los cuerpos de Zack y Grace, ambos inconscientes, con golpes en el cuerpo y ensangrentados; cuándo terminaron, ambos tipos miraron hacia la cámara y abandonaron las jaulas con ambos cuerpos ahí.