Paso la noche en casa de Ulises y su tía, por la mañana me ofrecen el desayuno, un huevo con frijoles y tortillas de harina con un café caliente, es sencillo pero me sabe a gloria, toda la comida de Consuelo es un deleite, tampoco he probado mucho de su cocina, sólo el caldo de pollo, la cena que preparó anoche y éste desayuno, igual porque tengo mucho sin probar verdadera comida, no cocina como mi madre, nadie cocina como ella. Siento un hueso en la garganta, me impide respirar, mis ojos se lagrimean e intento disimular.
—Guillermo —me habla Ulises—, mi tía y yo estábamos hablando sobre tu estadía.
Sabía que era demasiado bueno para ser verdad.
—No se preocupen —digo dejando el plato a medias—, me iré...
—Come, por favor —dice la tía Consuelo.
No puedo negar mi hambre así que continúo devorando mi plato.
—No es eso —sigue Ulises—. Mi tía y yo no vivimos juntos. Y por obvias razones no puedo dejar que un extraño duerma en su casa, pero si te sientes cómodo con la idea, puedes vivir conmigo. Vivo bajando por el pueblo, allá tengo un taller mecánico y desde hace tiempo he estado pensando en contratar a alguien.
Niego con la cabeza, tomo un poco de café para pasar la comida.
—No te serviría, no soy nada bueno con los autos.
—Tampoco eres bueno para trabajar de nada en esas condiciones —dice señalándome entero con su dedo—. Pero puedes aprender. Mientras, podrías ayudarme con el papeleo y las facturas.
Un trabajo, Ulises me está ofreciendo no sólo un trabajo después de cuatro años y medio, sino una vivienda, compartir su hogar, tener a alguien.
Asiento.
No sé porqué pero lo hago, quiero hacer esto, he hecho una promesa conmigo mismo, no acercarme a nadie pero eso no significa que tenga que desperdiciar una oportunidad como esta, necesito el dinero, lo necesito para comprar más heroína antes de que la comezón haga que me arranque la piel. Por la noche Ulises sube todo a la camioneta, su tía Consuelo ha empacado un poco más de ropa que cree será de mi talla, la pone toda en una mochila grande y se la da a Ulises para que la ponga con el resto. Me ayuda a llegar hasta la puerta, dejo que me tome la mano, incluso ahora me sigue pareciendo a mi madre, nos desea suerte y repite a Ulises que conduzca con cuidado. Sin más, partimos por la autopista.
—¿De dónde vienes? —me pregunta, después de un rato de callado curso.
—Tepic.
—¿Cómo te hiciste los golpes?
—Fue en una estúpida pelea de bar.
Me quedo mirando a la carretera, recuerdo los golpes, el sabor de la sangre en los dientes, la vergüenza, me dan comezón las heridas en mis brazos.
—¿De ahí te sacaste esas heridas?
Me cruzo de brazos para ocultarlas.
—Eso no te incumbe.
Me lanza una sonrisa burlona, hace que me hierva la sangre.

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La Promesa
FanfictionLa historia de Cuauhtémoc López y su novio, Aristóteles Córcega, terminó en Huautulco, cuando Aristóteles cerró con un beso la decisión de seguir a Cuauhtémoc hasta la Ciudad de México. ¿Pero qué pasó después? ¿Qué sigue en la historia de ARISTEMO...