Bad decisions.

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Dallon había tomado muy malas decisiones.

Ya ni si quiera tenía un mal día ¿Cómo se suponía que tendría un mal día si toda su vida se basaba en días malos? Ya no sabía qué hacer, no se le ocurría nada para salir de esa situación, todo le recordaba a él, absolutamente todo, y no era extraño, desde que dejó de hablarle su vida estaba llendo en total decadencia ¿Por qué a veces tomaba tan malas decisiones? Ni si quiera el empezar su propio proyecto había sido una mala decisión, no, lo que había sido una mala elección fue el alejarse de aquella persona ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué en algún punto se le pasó por la cabeza que no era mala idea dejar de hablarle? Los primeros días era como si nada, las primeras semanas solo dejaba sonar el teléfono mientras evitaba pensar en lo mal que se sentía, los primeros meses ya ni si quiera escuchaba el teléfono sonar entre sus quejas contra sí mismo.

Estaba convertido en una total basura, y no podía culpar a nadie más que a sí mismo ¿Qué se suponía que haría? ¿Tomar el teléfono, llamarlo y decirle "No, solo pensé que tal vez me estabas haciendo mal pero ahora me di cuenta que peor me hace estar sin ti"? ¡Eso era patético, no podía hacer eso! ¿Por qué las cosas tenían que ser tan difíciles? ¿Por qué no solo dejaba de pensar en ello y ya? Pero es que no podía, no podía evitar relacionar todo con él y con lo mucho que lo extrañaba.

Estaba echado en su cama, rodando de un lado a otro, era de noche y no podía dormir solo por estar peleando consigo mismo. No era la primera vez que ocurría, pero sí la primera vez en la que lo molestaba tanto. Ya no solo estaba triste, también estaba molesto, estaba enojado consigo mismo más que con nadie.

Suspiró, sabiendo que no podría dormir, y se levantó, para ponerse pantalones, zapatos y un abrigo. Tomó sus llaves y subió al auto ¿Dónde iba? No tenía idea, solo quería conducir. No hacía mucho frío, era abril, dos de abril, claro que no hacía demasiado frío, estaban en primavera, se golpeó mentalmente. Bueno, aún así había una leve brisa que sintió cuando bajó el vidrio, era sin duda agradable, pero no lograba quitarle ese sentimiento tan pesado que tenía encima. Miró al rededor, algunas luces aún encendidas, pero muy pocas, eran las tres de la mañana ¿Qué más se esperaba? Bajó la mirada a sus manos sobre el volante, y finalmente decidió encender la radio, dejándola en una estación cualquiera.

Estaba tan sumido en su cabeza que parecía ni si quiera estar presente en su auto, si no que estaba flotando por alguna parte del universo inexplorado conociendo las maravillas que el hombre no entendía. Su cabeza era algo que no entendía ¿Por qué había hecho las cosas que hizo? ¿Tan difícil era el pensar que terminaría como estaba en esos momentos? ¿Era acaso el fin? Cierta parte de sí quería que lo fuera, que ese fuera el final, pero la otra parte se negaba a dejarlo así. Era una batalla interna en la cual se había negado a participar ya que de hecho estaba un poco más del lado pesimista a pesar de que deseaba lo contrario.

No quería decir su nombre, no quería pensar en él, pero lo hacía aún así, era como una auto-tortura interminable, tal vez simplemente le gustaba esa clase de sufrimiento, pero la verdad es que no, le gustaba pensar en él a pesar de que lo negara, y si pensar en él traía consigo aquel sufrimiento, ya qué, era la única porción de tranquilidad que tenía a pesar de que estuviera siendo opacada por olas y olas de tristeza. Ya no quería absolutamente nada, solo morir con aquella maravillosa persona en su cabeza.

¿Por qué lo extrañaba tanto? Pues porque ese sujeto le había mostrado lo increíble que el mundo podía ser, pero al parecer esa idea se desvanecía de la cabeza de Dallon cuando no estaban juntos, porque desde hace mucho que no apreciaba todas esas cosas que solían apreciar cuando estaban solos, los dos.

Oh, esas veces en las que después de un largo día se quedaban solo ellos dos. Solían ir a casa de Dallon y subían al techo con algunos refrescos con ellos, y se sentaban a ver el cielo, la verdad es que no se veían muchas estrellas, pero si veías al horizonte se veían las luces de la ciudad, que de hecho también podía ser una vista bastante bonita si no tenías la idea de que el hombre construyó eso sobre un mundo que había sido hermoso por sí mismo en mente. Recordaba hablar de cosas interesantes, de cosas grandes que lo hacían sentir diminuto en comparación. Recordaba mirar el cielo y empezar a filosofar en voz alta, y juntos terminaban haciendo unas enormes teorías conspirativas, o solo terminaban con más dudas. Él siempre hablaba sobre el espacio y lo mucho que le interesaba mientras Dallon solo oía ya que de la boca de su contrario siempre salían un montón de cosas sumamente interesantes de escuchar. Juntos eran buenos habladores, especialmente estando solos, que hablaban de cosas de las cuales sólo podían hablar con el otro. Eran como sus temas confidenciales, en los que se preguntaban qué conseguiría la raza humana más adelante, cómo sería el mundo si la gente pudiera leer la mente de otras personas, porqué el ser humano desarrolló emociones, y muchas preguntas más que al parecer para ellos nunca tendrían respuestas pero que tal vez para generaciones futuras ni si quiera sea necesario plantearse la pregunta. Eso era increíble, no el pensar en el futuro, si no que era increíble que hablaran de esas cosas juntos y nunca se cansaran, Dallon nunca se cansó, al menos, y ahora que no lo tenía lo extrañaba, demasiado.

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