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Dallon llevaba años grabando esos vídeos para Brendon.

La noche después de la boda era la más irreal del mundo. Era como "Listo, ya estamos casados ¿Qué se supone que hacemos ahora?" Porque en realidad ninguno de los dos podía verdaderamente creer que ya eran una pareja legalmente casada.

No podía evitar reír al recordar la primera vez en la que hablaron de matrimonio. Había sido una de las conversaciones más ridículamente cursis que habían tenido.

"—Hey, Brendon.

—¿Sí?

—¿Quieres saber cuál sería tu nombre gay?

Brendon rió un poco, rodando los ojos divertido.

—¿Cuál sería?

—Brendon Weekes."

Y ahora ese sí que era su nombre real, por lo que no podía dejar de reír al recordarlo. Bueno, ninguno de los dos podía. Pensar que toda la idea del matrimonio había comenzado con esa tonta conversación era un lindo pensamiento.

Veía a su esposo reír ahora que habían sacado el tema, y no podía sentirse más enamorado, sería imposible, porque nunca había amado tanto a alguien como lo amaba a él. Y tenía formas de probarlo.

—¿Por qué me miras tanto?—Preguntó Brendon, aún sonriendo—Detente, es raro.

Dallon rió un poco, mientras bajaba la mirada a sus manos.

—Lo siento—Soltó, a lo que Brendon llevó sus manos al rostro de su contrario, haciéndolo levantar la mirada hacia él.

—Te amo—Dijo, sonriendo dulcemente, cosa que le fue devuelta.

—Y yo a ti.

Ambos rieron un poco. Sabían que todas las parejas en el mundo tenían ese mismo intercambio de palabras, o que en algún momento lo tendrían, pero era curioso como se sentía cuando se lo decían el uno al otro, porque se sentía como si fuera algo propio, algo que sólo ellos entenderían. Tal vez sólo ellos dos entendían cuánto se amaban.

—Hey—Habló Dallon después de unos segundos de silencio—, tengo algo que mostrarte—Dijo, mientras se bajaba de la cama en la que estaban sentados, y miraba bajo de ésta, sacando una mochila.

—¿En serio? ¿Qué es?—Preguntó el menor mientras se inclinaba hacia adelante para ver de lo que Dallon hablaba, pero cuando éste sacó una computadora de la mochila, sólo se quedó más confundido.

—Aguarda un segundo—Dijo el mayor, mientras el aparato se encendía. Podía sentir la mirada curiosa de Brendon sobre él, y no podía evitar sonreír. Esa siempre había sido una de las características que más destacaban de Brendon, su inmensa curiosidad, sus ganas de saber absolutamente todo, y sus miles de preguntas.

Después de unos segundos, en los que la computadora terminó de encenderse, y Dallon buscó algo entre algunas carpetas, finalmente un vídeo comenzó a reproducirse, a lo que el mayor finalmente se inclinó hacia atrás, estando más cerca de su esposo.

—¿Qué es esto?—Preguntó Brendon en un murmuro, a lo que Dallon rió un poco.

—Sólo mira el vídeo ¿Sí?—Respondió, a lo que el menor suspiró y asintió con la cabeza.

Y ahí, por fin, la pantalla negra fue reemplazada por la imagen de Dallon, sólo que tenía al rededor de unos diecinueve años, con su cabello largo, casi cubriendo sus ojos, y su camiseta de Blink-182. Brendon no pudo evitar reír por lo tierno que le parecía lo que veía.

One-Shots Brallon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora