Rest.

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Despertó por el fuerte llanto de su contrario. Sintió el frío del concreto contra su piel, y de pronto, zonas muy específicas de su cuerpo comenzaron a dolerle. Trató de incorporarse, pero un dolor punzante lo atacó a un costado, por debajo de sus costillas, a lo que soltó un quejido casi mudo.

—No, no, no, no hagas eso—Escuchó al menor murmurar con la voz temblorosa mientras se acercaba a él, y lo hacía recostarse nuevamente. Y vio su rostro, su rostro sucio, con tierra y sangre, con cortes y golpes, y lágrimas cayendo por sus mejillas, algunas entrando en sus heridas. Se asustó al verlo así, y mucho más al ver que él mismo se encontraba en condiciones similares.—, vas a hacerte más daño si haces eso...—Suspiró, sin preocuparse de secar las lágrimas que caían sin piedad alguna, mojando su blanca y lastimada piel, causando que sus heridas dolieran más de lo que ya hacían. Las manos del menor sujetaron las de su contrario, Dallon notó que trataba de hacer fuerza, pero ésta ya era escasa.—Lo siento tanto, todo esto es mi culpa.

El más alto miró su uniforme, todo sucio con sangre, con su propia sangre, y ahora también con la de Brendon. Levantó con cuidado su camisa, y se encontró con una profunda herida, pero no lograba descifrar de qué era, al menos hasta que Brendon le habló nuevamente:

—Te dispararon—Explicó, llevando una de sus manos a la mejilla del mayor, manchándolo con tierra y sangre.—, un milagro que hayas despertado, de verdad eres un luchador—Sonrió entre sus lágrimas.—, el mejor policía del mundo...—Se forzó a soltar una risa, tratando de aligerar el ambiente a su alrededor, pero esa situación ya no tenía arreglo.

Claro, ahora podía recordarlo, pero ciertamente no era culpa de Brendon, él había hecho todo lo posible para acabar con aquél problema de la mejor forma posible. No era su culpa, para nada, sin embargo, sabía que dijera lo que dijera, Brendon no le creería. Aún así hizo un intento.

—Hey—Llamó, a lo que el menor lo miró, a través de sus lágrimas—, no te culpes por esto ¿Sí?—Habló suavemente, sujetando la mano libre de su prometido, fue así como se dio cuenta de que las manos de éste estaban amoratadas, ensangrentadas y llenas de astillas, luego miró la puerta que los encerraba, manchada con la sangre de Brendon.—Cariño, eso no va a funcionar...—Dijo suavemente, le dolía el simple hecho de hablar, pero sentía el deber de tranquilizar al menor.

—¿Q-Qué quieres que haga entonces?—Soltó, también mirando sus manos y las de Dallon, sintiendo más ganas de llorar al ver los anillos de compromiso de cada uno.—No tengo otra opción, n-no pienso dejarte morir así, Dallon.

De igual modo no sobreviviremos, no así. Pensó Dallon, para luego suspirar profundamente, sintiendo aquél punzante dolor en su herida. Era el final, verdaderamente era el final, deseaba tener tanta esperanza como Brendon, porque a pesar de que ésta también fuera escasa, era más de la que a Dallon le quedaba. Miró a su prometido en silencio, a sus lindos ojos a través de las lágrimas que los abandonaban, su lindo rostro, que se encontraba herido y manchado, vio como mordía su labio inferior tratando de aguantar los sollozos, pero ya no era necesario. Sintió cómo se enamoraba un poco más de su contrario, es más, cada vez que lo veía se sentía un poquito más enamorado, al menos podía decir que se había vuelto a enamorar de su prometido antes de que su vida llegara a su fin.

—Okay...—Aceptó, acariciando suavemente el brazo del menor, desde su muñeca a su antebrazo, donde sus manos alcanzaran—Pero recuerda, bebé, está bien si no lo logras...—Lo escuchó sollozar, cosa que le estrujó el pecho.—Si no lo logras—Repitió—recuerda que lo intentaste ¿Sí? Hiciste todo posible, y eso es suficiente.

Él asintió con la cabeza, llevando sus manos a su rostro, tratando de detener sus incesantes lágrimas, fracasando en el intento. Sin embargo, a pesar de su llanto, no dudó ni un segundo en besar a su prometido. Ese fue el beso más dulce, más tierno e inocente que habían compartido, o que habían tenido jamás, ciertamente, y era de entenderse, era la única forma que les parecía suficiente para recordarse entre sí lo mucho que se amaban.

One-Shots Brallon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora