Little cutie pie.

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(Segunda parte de Dad, I'm home!)

Su pequeña era la más linda de todas.

—¡Ven aquí, tonto villano!—Ordenó ella, mientras cargaba el arma que tenía en las manos, para finalmente apuntar con ésta hacia su enemigo—¡Das un paso más y te disparo!—Dijo, logrando que el mayor finalmente se detuviera.

—¿Piensas detenerme con eso?—Preguntó el mayor burlón, aún así sin moverse ni un poco.

—¡Sí! ¡Y voy a ganar!—Exclamó, antes de finalmente disparar.

El dardo de goma y esponja impactó contra el pecho de Dallon, a lo que éste fingió morir de una forma lenta y dramática, haciendo así reír a la pequeña, que finalmente se acercó a Brendon, dejando la pistola de juguete de lado.

—¿Está bien, príncipe?—Preguntó ella, moviendo los cojines que "encerraban" al supuesto príncipe -Que por cierto traía puesta una diadema de princesa que Ariel tenía en su colección—¿No le hizo daño ese feo villano?

—Estoy bien, señorita Ariel, gracias por salvarme—Sonrió Brendon, mientras levantaba a la niña en brazos—, usted es sin duda la mejor heroína que el reino haya visto.

Ariel sonrió ampliamente, bastante orgullosa de su victoria. Dallon sonrió y se acomodó en el suelo, para así ver la hora en el reloj que estaba colgado en la pared.

—Okay—Habló, mientras se incorporaba y se quitaba la máscara que la niña le había insistido que usara—¿No querían ir por helado?

—¡Sí! ¿Vamos ahora, papi?—Preguntó Ariel, volteando a ver al mayor de los tres, con la emoción dibujada por todo su rostro.

—Sólo si te pones zapatos—Respondió, acercándose a ella y peinando su cabello, que había quedado sumamente desordenado tras toda la acción que acababan de vivir.

—¡A la orden, capitán Weekes!—Exclamó ella una vez que Brendon la había dejado nuevamente en el suelo, corriendo hacia su habitación.

—Capitán Weekes—Repitió Brendon—, me gusta.

Dallon rió un poco, volteando a ver a su esposo.

—Se te ve bien—Dijo, refiriéndose a la diadema de plástico, a lo que ahora su contrario fue quien rió.

—Oh, gracias.—Respondió, fingiendo estar avergonzado. Es decir, al principio de su relación lo habría estado, pero ya llevaban varios años casados, así que, si bien, le encantaba recibir cumplidos por parte de Dallon, sería extraño que le siguiera avergonzando.—Eres un buen villano.

—¿Ah, sí? Bueno, he estado practicando—Comentó, tratando de sonar egocéntrico, mientras deslizaba una mano hacia atrás por su cabello.

Brendon rió un poco, y depositó un beso en la mejilla del mayor, finalmente quitándose el accesorio de plástico de la cabeza y dejándolo a un lado.

—Luego vamos a tener que ordenar este desastre—Habló, mirando alrededor.

—¡Oki-doki! ¡Todo listo!—Exclamó la niña, mientras se acercaba a sus padres y tomaba una mano de cada uno—¡Síganme los buenos!

—Pensé que yo era el villano—Dijo Dallon, mientras se inclinaba un poco debido a lo lejos que quedaba su mano de la de la niña por la gran diferencia de altura.

—¿De qué hablas, papi? ¡Es un juego! Tú eres muuuuuuuy bueno—Respondió Ariel, poniéndose de puntillas tratando de alcanzar el rostro del mayor, a lo que Dallon la levantó en sus brazos, para que ella finalmente pudiera dar un beso en su mejilla.

—¿Y no hay uno de esos besos para mí?—Preguntó Brendon, cruzándose de brazos, fingiendo estar triste, a lo que la niña se rió un poco.

—¡Sí los hay, ven aquí!—Brendon sonrió ampliamente ante aquella respuesta, y se acercó para también recibir un beso en la mejilla por parte de la pequeña.

Oh, cómo amaban a su linda niña.

La caminata siguió tranquila, llena de preguntas por parte de Ariel. Ella era una niña bastante hiperactiva, lo que era curioso, ya que Brendon también lo era, así que solían entenderse bien, a pesar de que ambos lo manejaban de distintas formas. Ariel corría y saltaba por todos lados, mientras Brendon hacía cosas como acomodarse mil veces en su asiento debido a lo difícil que le resultaba quedarse quieto, o dar pequeños golpecitos a la mesa con los dedos. Ella usualmente se despertaba temprano e iba rápidamente a la habitación de sus padres, para acomodarse justo en medio y recibir todo el calor que éstos dos le daban, algunas veces volvía a dormirse, otras veces se quedaba despierta hasta que empezaba a quejarse por el hambre.

—Me gusta el helado de fresa, pero hoy creo que quiero de chocolate—Decía ella, mientras Brendon la escuchaba en silencio y asentía con la cabeza—, de chocolate porque ayer papá me compró una barra de chocolate entonces quiero más chocolate aún—Brendon sonrió, y volteó a ver a Dallon.

—Pensé que era una barra de cereal—Dijo, alzando las cejas, a lo que Dallon desvió la mirada, también sonriendo—¡Me mentiste!

—Ah-No, creo que escuchaste mal, sí era una barra de cereal ¿No, cariño?—Habló, guiñándole un ojo a la niña para que le siguiera un juego.

—¡Papá miente, era chocolate!

—No puedo creerlo—Dijo Brendon, mientras negaba con la cabeza, actuando decepcionado.

—Mentir es malo, papá—Habló Ariel, llevando sus manos al rostro del mayor, quien asintió con la cabeza.

—Así veo—Respondió.

Cuando llegaron, Ariel corrió rápidamente para ver todos los sabores, llevando a Brendon consigo.

—¿Ves, papi? ¡Hay de chocolate! Y yo quiero chocolate—Dijo ella, a lo que Brendon asintió con la cabeza, poniéndose en cuclillas para quedar a la altura de su hija.

—Sí, cariño, vas a tener tu helado de chocolate—Respondió Brendon, mientras movía algunos mechones de cabello que caían sobre el rostro de la niña.

—De chocolate como ayer—Repitió la niña, riendo un poco, esperando una reacción por parte del mayor.

—Como ayer, claro—Asintió con la cabeza—, qué lista eres, cariño, no mentiste.

—Tú siempre me dices que mentir es malo, entonces dije la verdad—Ella sonrió ampliamente, orgullosa de su acción.

—Y eso está excelente.

—Creo que voy a dejarme este helado de chocolate todo para mí—Habló Dallon, llamando la atención de los otros dos.

—¡Papá! ¡Ese es mi helado!—Exclamó Ariel, extendiendo sus brazos hacia arriba.

—¿Lo es? No veo tu nombre escrito en ningún lado—Comentó divertido.

—Tampoco el tuyo—Ella se cruzó de brazos.

—Ahí tiene un punto, Dallon—Apoyó Brendon, a lo que Dallon rió un poco y finalmente le dio el helado a la niña.

—Gracias.

—No hay de qué.

No pudo evitar sonreír ampliamente al ver lo poco que su niñita se tomó para embarrarse la cara con el helado.









Por alguna razón siempre aparece la palabra "excelente" qué me pasa jskzjskjd

Tengo mucho frío e imaginarme un helado hizo que me diera mucho más frío ay nsnzksnds

One-Shots Brallon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora