Brendon era todo un angelito... Excepto cuando se metían con Dallon.
Sabía que el turno de Dallon iba a terminar pronto, así que decidió esperarlo mientras miraba al rededor de la tienda, aún a pesar de que la había visto un montón de veces. Brendon solía acompañar a Dallon una vez que éste terminara su turno en el trabajo, y pasaban toda la tarde en el departamento del mayor, donde veían televisión, a veces cocinaban, jugaban algún juego de mesa, bailaban, dormían, etcétera. Eso ocurría desde que Dallon había comenzado a trabajar, pues Brendon aprovechaba esa instancia para hacerlo sentir mejor después de un largo día de trabajo-lo cuel era cincuenta por ciento una excusa para pasar todo el tiempo posible con Dallon-, y siempre lo hacía reír, o al menos sonreír, y le repetía lo mucho que lo amaba, y lo mucho que disfrutaba estar con él. Brendon siempre había sido una bola de energía inagotable, por lo que la gente solía cansarse de él rápido debido a lo mucho que se movía y hablaba, además de lo ruidoso que podía ser, pero Dallon era totalmente lo contrario, Dallon era callado y tranquilo, por lo que durante la adolescencia solía ser víctima de los idiotas que creían que al ser más callado era más débil, Dallon nunca había intentado defenderse, nunca le habían importado las burlas, pero a Brendon le ardía la sangre cada que alguien se metía con Dallon, así que siempre hacía lo posible por defenderlo, y si bien al principio nadie lo tomaba en serio al ser tan pequeño y también conocido por ser un puro rayito de sol, luego encontró otras formas de alejar a los imbéciles, siendo una total piedra en el zapato, y es que ¿Cómo iba a permitir que la gente se metiera con Dallon? Él era el único que soportaba la incontable energía de Brendon, pues era genial escuchando, y a Brendon le encantaba que lo escucharan, además siempre lograba bajarle las revoluciones, y por tanto se complementaban perfectamente. Brendon amaba la sonrisa en el rostro de Dallon cada que lo oía hablar, siempre lo observaba intensamente con sus bonitos ojos azules, como si estuviera anotando mentalmente cada palabra que dijera, inclusive los uhm, ahm, eh, etcétera, y cuando hacía alguna pregunta, probando estar atento a la historia que Brendon contaba, y cuando agregaba un pequeño comentario, y cuando sujetaba la mano de Brendon en la calle para evitar que saliera corriendo por toda la ciudad gritando de emoción al ver cualquier cosa que le gustara. También amaba cada que se quedaban en casa, y se echaban juntos en el sofá, y Dallon acariciaba su espalda, o su cabello, y le hablaba en voz baja, y sujetaba su mano, y le daba algunos besos de vez en cuando, haciendo que toda esa energía que Brendon tenía se centrara solamente en darle todísimo su cariño a Dallon. En fin, Brendon amaba mucho a su novio, y-
—¿Qué quieres decir? ¿Me quieres ver la cara de imbécil?—Escuchó a alguien hablar de forma agresiva, y cuando se asomó, vio a un hombre mayor gritándole a Dallon, quien estaba en la caja registradora, en silencio escuchando las quejas del desconocido.
Brendon solía simplemente ir y gritarle al imbécil, pero esa vez pensó que se cansaría rápido, pues Dallon parecía estar intentando hacerlo entrar en razón, pero cuando vio al hombre darle un empujón a Dallon, de inmediato se acercó a paso firme y se puso frente al hombre, entre éste y el mostrador.
—Tóquelo de nuevo y se las verá conmigo—Fue lo único que Brendon dijo, apretando los puños a sus costados. Y estaba consciente de que no lucía amenazador, pues era notablemente más pequeño que el hombre, y su vestuario no era más que colores pasteles y algunos otros brillantes, pero él se conocía, y sabía de lo que era capaz.
—Métete en tus asuntos—Reclamó el hombre, cruzándose de brazos.
—¿Irme y dejarlo ser un imbécil? No, gracias.
—¡Aquí no soy yo el imbécil, es ese de ahí!—Se defendió, apuntando a Dallon quien se mantenía en silencio detrás del mostrador, ya conociendo lo que continuaba.
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One-Shots Brallon.
FanfictionIdeas que no son lo suficientemente largas para hacerlas Fanfic.