Introducción

15.3K 1K 69
                                    

En la antigüedad, los alfas más fuertes competían por ganar territorio y obtener a los omegas con mejores características para aumentar las posibilidades de engendrar cachorros alfas. Si un omega nacía de estas uniones, en vez de considerarse como heredero, eran ofrecidos a alfas de familias aún más poderosas para incrementar sus territorios. De esta forma, los omegas solo servían para engendrar descendencia y no tenían la oportunidad de decidir por ellos mismos.

Lo característico de los omegas de antaño, era la fragilidad de sus cuerpos y una actitud sumisa que obedecía cada designio del alfa de su manada. Eran delicados y necesitaban de grandes cuidados desde su nacimiento, aunque cuando obtenían la mordida de su compañero solo bastaba con que su pareja se mantuviera cerca para mantener una salud estable.

Con el paso de los siglos, la humanidad evolucionó modificando las costumbres y mentalidades de manera drástica. Cuando la comunidad alfa comenzó a darle su lugar a los omegas, estos adquirieron la fuerza física necesaria para valerse por sí mismos. Lucharon incansablemente hasta lograr un grado de independencia que les permitió ganarse un lugar digno en la sociedad.

A pesar de que el mundo estaba logrando una civilización donde los instintos se mantenían bajo control, algunos alfas de las familias más influyentes no aceptaban los cambios pues para ellos, los omegas siempre serían una herramientas para la concepción de descendencia alfa que fuera digna para seguir su legado y les negaban el derecho a pensar por ellos mismos. Por lo cual, la educación de los omegas y la concepción de estos no seguía una sola línea y esta división solo logró desprender dos tipos de este género.

Los omegas de sangre mestiza que entraban en la categoría de "normal" eran nacidos de otros omegas y tenían derecho a elegir su pareja, de la misma forma eran libres de optar por una vida sin ser mordido por un alfa. Controlaban su celo con supresores y llevaban una vida laboral sin ningún tipo de acoso o problemas por su naturaleza.

Los alfas más influyentes del mundo optaron por emparejarse con mujeres de su misma casta para asegurar descendencia alfa que pudiera seguir con su legado, aunque procrear de esta forma era mucho más difícil pues los embarazos en mujeres alfas eran muy escasos. Y para desgracia de estas familias, no era seguro lograr su objetivo pues de estas uniones nacieron los omegas de sangre pura. Estos seres eran similares a los omegas de antaño: delicados, tímidos y dominados por sus instintos de dependencia a su familia o compañero de vida. Su educación era tan precaria que terminaban siendo objeto de intercambio para absorber grandes empresas como había sido desde siempre.

Por otra parte, surgió una nueva especie que no contaba con instintos desarrollados como las castas predominantes en el mundo: los betas. Dichos seres humanos no contaban con un celo ni llegaban a percibir las feromonas de alfas u omegas y en su casta solo existían los embarazos femeninos, al contrario de los omegas que podían concebir tanto hombres como mujeres. Razón por la cual no eran elegidos por alfas, normalmente llegando a relacionarse solo entre ellos mismos.

El irresistible aroma del amor (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora