Mostrarse amable con su hermanita había sido un error. Jaebum se daba cuenta de ello.
Era finales de octubre, estaban a un mes del inicio de la temporada oficial, y desde que le había regalado a la niña el mejor día de su vida, dedicándole unos minutos en la pista de hielo, firmándole un autógrafo y posando para un par de fotografías, Jinyoung, el Terrier Humano, se le había echado encima, tratando constantemente de engatusarlo, alagandolo, suplicándole, rogándole y persuadiéndolo, intentando convencerlo para que apareciese en un acto, en cualquier acto.
Algo que, naturalmente, no haría.
Pero por mucho que su acoso constante le hiciese desear robarle a alguno de los entrenadores un rollo de cinta y taparle con ella la boca, se daba cuenta en el fondo de que simplemente estaba haciendo su trabajo, un trabajo que básicamente parecía centrarse en fastidiarle a él la vida.
Se había convertido en una especie de chiste: bastaba con que se le acercase a un metro de distancia para que la primera palabra que saliera de su boca fuera un convincente «No».
Se imaginaba que él tenía la culpa de todo.
De haber ignorado a la niña, de haberse dirigido al vestuario aquel día como siempre solía hacer, el seguiría pensando que era un terco, duro de torcer.
Pero no; se había apartado de su camino habitual para hacer algo agradable, y con ello había revelado una pequeña rajadura en su coraza, una rajadura que ahora el intentaba agrandar con su estrategia de perforador, pensando, evidentemente, que si lo presionaba lo suficiente, él acabaría rindiéndose.
Pero estaba equivocado.
¿Pero por qué lo había hecho? Reflexionaba sobre el tema mirando por la ventanilla del tren interurbano que los conducía hacia, Jinhae-gu.
Aquella noche jugaban en allí .Hasta el momento, los Sicheon llevaban ocho victorias y cuatro derrotas, y tres de estas últimas habían sido en pista contraria.
Esperaban mantener el equilibrio y la concentración esta noche, porque Dios sabía bien lo mucho que necesitaban la victoria.
Los de Jinhae-gu practicaban un juego duro y agresivo.
Eran competitivos y rápidos.«Pero nosotros somos más competitivos y más rápidos -pensó Jaebum con orgullo- Y si podemos mantener la concentración, acabaremos utilizándolos de escobas para barrer el hielo».
Sus pensamientos volvieron de nuevo hacia su pequeño castigo constante y su hermanita.
¿Por qué lo había hecho? Muy fácil: quería alegrarle el día a la niña. Tenía clarísimo que algo tan simple como charlar un poco y dar unos cuantos pases de disco hacían feliz a cualquiera.
No era mucho pedir, y él se alegraba de poder ofrecerlo.
Además, la niña —Jimin— le había hecho pensar en él a su misma edad.
Era tímida, temerosa de apropiarse de su propio espacio. Se preguntó si el padre de la niña le estaría constantemente detrás para que ganase, ganase y ganase, tal y como había hecho su padre con él.
Jaebum pensaba que la acción habría valido la pena si aquella sesión privada con uno de sus héroes servía para incentivar la autoestima de la chica, aunque fuese sólo un poco, o para aligerar la posible presión de intentar ser siempre lo bastante buena como para complacer a su padre.
Pero conseguir que aquel cumpleaños fuese un día inolvidable para la niña no era más que una justificación a medias, y lo sabía.
La otra mitad de la justificación era que quería impresionar a Jinyoung.

ESTÁS LEYENDO
blAdEs
FanfictionPark Jinyoung es un publicista con la misión de cambiar la imagen de los chicos malos del Hockey: Los Sicheon Blades, campeones de la Stanley Cup. Im Jaebum es un capitán con una misión. Su equipo debe volver a ganar la copa, cueste lo que cueste. °...