DIECISIETE

207 45 1
                                    

-Y bien -dijo Jaebum, acercando un par de centímetros su silla a la de Jinyoung para así no tener que alzar mucho la voz
-.¿Cómo está tu hermana?

Sus ojos mostraron sorpresa y admiración.
-Está bien. No para de hablar de lo que hiciste por ella.
Jaebum se encogió de hombros, incómodo ante aquel elogio.
-Parece una buena niña.
-Lo es.

Jin clavó la mirada en el suelo, luego en la pared, en cualquier sitio que no fuese él.

Estaba nervioso, pero bajo ninguna circunstancia tenía él que imaginarse por qué.

Por Dios, lo había visto prácticamente desnudo. ¿Por qué le resultaba tan difícil hablar con él? Y lo que era peor, él también empezaba a ponerse nervioso.

Jaebum dio un trago largo a la cerveza y ladeó la cabeza en dirección a Jisoo.
-A esa amiga tuya... ¿le van los deportistas?
Jinyoung se movió hacia atrás, ofendido.
-¿Qué? ¿Por qué? ¿Te interesa?

Jaebum se echó a reír, sin comprender muy bien la irritabilidad de su tono de voz.
-No. No es mi tipo.
-¿Cuál es tu tipo? -preguntó el, mirándolo directamente.

-Bien - Jaebum empezó a hablar muy despacio, girando entre los dedos el vaso de cerveza -.Supongo que eso tengo que saberlo yo y adivinarlo tú. -

Jin desvió de nuevo la mirada y él utilizó aquella incómoda pausa entre ellos para desviar la conversación.

-Mira, no pretendía insultar a tu amiga. Es simplemente que cuando entró, sus ojos brillaron como si acabara de ganarse la lotería.
-Jisoo no es la típica que va detrás de los deportistas. Es una romántica empedernida.
-¿Y con esto se entiende que... ?
-Que se imagina a todos los chicos de este lugar de pie en el altar, vestidos de traje, mientras ella avanza por el pasillo al son de la marcha nupcial.

Jaebum rió otra vez.
-¿De modo que practica la caza de marido?
-Busca continuamente a «Él».
-Pues te aseguro que con ese trío no está ni cerca de serlo. Exceptuando quizá a Kim, al que parece ignorar con todas sus fuerzas.

-Pobrecito- se lamentó Jinyoung -.Parece tan agradable.
-¿No es eso lo que quieren? -preguntó Jaebum con cierto nerviosismo-.¿Un hombre que sea «agradable»?

-Ser agradable está bien. Y acordarse de llevar el anillo en público aún está mejor. -Ambos rieron.
-¿A qué se dedica? - pregunto, decidido a seguir con Jisoo como tema de conversación.

-Es la relaciones públicas de elencos de telenovelas y series, trabajábamos juntos.
-Ah. - hizo una pausa y pensó un poco sobre cómo seguir la charla. Ya que no quería dejar de hacerlo

-¿Y como fue que te metiste en esto de las relaciones públicas? ¿Es algo a lo que siempre quisiste dedicarte?-
Jin se quedó mirando su bebida. Cuando volvió a levantar la vista, la tristeza de su mirada dejó a Jaebum pasmado.

-De hecho, lo que en realidad quería era iniciar mi propio negocio.-
-¿Y por qué no lo hiciste?-
-Es complicado - respondió en tono evasivo -.No estoy muy seguro de saber explicarlo.-
-Inténtalo.-

Su mirada se iluminó, justo lo que Jaebum esperaba. Odiaba aquella melancolía que tan rápidamente se había apoderado de él.

Jin dio un nuevo trago a su cerveza, pensativo. Seguía costándole mirarlo a los ojos.
-No me decidí a ser un emprendedor porque no tenía lo que se necesita para serlo.

-¿Quién te dijo eso?
No hubo respuesta.
-Vamos, ¿quién te dijo eso? -repitió él-.Quiero saberlo.
Seguía manteniendo su silencio.
-Ya veo. -Se recostó Jaebum en su asiento-.Te lo dijiste tú mismo.

Y aquello le llamó la atención. Pese a que un minuto antes aquel cuadro tan viejo colgado en la pared de enfrente y que representaba a unos perros jugando al póker parecía ser mucho más interesante que la cara de Jaebum, de repente empezó a mirarlo.

-¿Intentaste alguna vez iniciar tu propio negocio? - continuó él. -.¿O tiraste la toalla la primera vez que te sentaste a redactar un plan de negocios?
-Tiré la toalla después de sentarme un centenar de veces a escribirlo, ¿de acuerdo? - le dijo Jinyoung.

Él no le hizo caso.
-¿No sabías en realidad lo que hacías? ¿O es algo de lo que has acabado convenciéndote para poder afrontar el hecho de que no fuiste por ello?
Jaebum estaba asombrado.
-¿Qué?
-Vamos, Jinyoung-dijo él, alentándolo .

Se inclinó hacia delante, apoyó los codos sobre la mesa, adoptando la pose de un verdadero amigo
-.Sé sincero contigo por un minuto. ¿De verdad no te creías capaz de iniciar un negocio?
Jin trago saliva.
-No.

-Entonces, ¿por qué no lo intentaste? -Notó la llegada de una oleada de aquel famoso empujón de autoestima que sabía dar tan bien el capitán Im, y no pudo evitarlo. Odiaba verlo así.
-.¿Porque era demasiado duro? Cualquier cosa que valga la pena exige luchar. Lo sabes, ¿verdad? ¡Por Dios, si ni siquiera aflojas en lo de intentar conseguir que yo haga lo que me pide FBR.
-Eso es distinto -insistió Jin.
-No, no lo es. Se trata del mismo y condenado principio de la perseverancia. -

Hizo una pausa, calibrando con precisión sus palabras
-.Admiro de verdad tu forma de trabajar, lo sabes.
Jinyoung bufó.
-Ya.
-Lo digo en serio. Tal vez no esté de acuerdo con los motivos que te han llevado a trabajar en esto, ya que ya sabes que opino que lo de las relaciones públicas es algo innecesario, pero respeto tu forma de entrar en el vestuario día tras día y de ponerle al equipo los puntos sobre las íes. No todo el mundo puede hacerlo, sobre todo en el mundo de los jugadores de hockey. Deberías sentirte orgulloso por todos los chicos que han decidido ver las cosas a tu manera y cooperar en lo de las relaciones públicas. Es una prueba de tu agresividad y de tu poder de persuasión... un poder que podrías explotar si decidieses iniciar tu propio negocio.

Jinyoung murmuró alguna cosa y bajó la vista.

Jaebum lo observaba como si fuese la primera vez que lo veía. Aquel minúsculo terror que lo perseguía incansablemente por el vestuario había quedado sustituido por el delicado y pequeño castaño sentado a su lado, un chico temeroso de perseguir lo que era suyo y ascender.

No podía creerlo, lo que era una prueba de su determinación de acero. Dejando aparte el día en que se conocieron y en el que lo ignoro más de la cuenta, ni en un millón de años se habría imaginado que debajo de aquel exterior tan firme y eficiente, estaba escondido alguien con graves problemas de autoestima, alguien que no debería tener para nada ese tipo de problemas.

-Jin. - el había bajado de nuevo la cabeza, estaba embelesado con su cerveza.

Con cuidado, con muchísimo cuidado para no sorprenderlo u ofenderlo, posó el dedo índice bajo su barbilla y delicadamente lo obligó a levantar la cabeza para poder mirarlo a los ojos. Brillantes ahora por las lágrimas.

«Mierda». Lo último que pretendía era hacerlo llorar.

Por alguna razón se quedó perdido en sus ojos, mientras que con movimientos inciertos, comenzó a acercarse a Jinyoung.

Y obviamente, como hecho a propósito, en aquel momento regresaban a la mesa, riendo, Kyungsoo y JongIn...

blAdEsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora