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VEINTISÉIS maratón 3/6

Maldito hijo de puta», pensó Jinyoung.
Se detuvo en la puerta de la cocina, olfateando.

-Mmm, ¿a qué huele?
-A pastel de chocolate. -Jinyoung pasó entre él y la puerta. ¡Cómo llenaba aquel hombre el espacio!
-Cuando se enfríe lo cubriré con chocolate blanco.

-Huele muy bien. -Seguía en el umbral de la puerta, llenando el lugar
-.Bonita cocina. Hogareña. -

Dirigió la mirada hacia donde estaba Jinyoung, junto al mostrador de la cocina, y miró otra vez el pastel.
-.¿Te gusta cocinar?
-Sí.
-Vaya - dijo él, pensativo.
-¿Qué quiere decir eso?
-¿Qué quiere decir qué?
-«Vaya». ¿Qué significa ese «vaya»?

-Significa - empezó a decir lentamente, sus ojos atraídos irresistiblemente hacia el pastel de chocolate
- que nunca te había imaginado como cocinero.

-Vaya -
repitió Jinyoung a modo de réplica, utilizando el mismo tono.

¿Cómo se lo imaginaba? ¿Como un adicto a la comida rápida?

Jaebum había conseguido apartar los ojos del pastel y miraba ahora con deseo la cafetera situada sobre la mesada de granito en color azul claro.

-.¿Quieres un café? -
le ofreció Jinyoung, por decir algo.

«Podría derramártelo encima, si te apetece».

Él sonrió agradecido.
-Un café sería genial.

Notó sus ojos clavados en el mientras caminaba con sus gruesas medias de lana por el pequeño espacio rectangular de la cocina y estiraba los brazos para agarrar una taza del armario situado sobre la cocina.

Le sirvió el café y lo puso frente a él sobre la mesa.
-Toro me contó que anoche tuviste un problema familiar y que por eso te fuiste de la cena.

Jinyoung se quedó duro. «Maldito sea Wang y su bocaza».

-¿Todo está bien? ¿Tu hermana?
-Mi hermana... -
Abrió la nevera y sacó una botella de leche descremada, se giro y movió afirmativamente la cabeza-... ahora está bien. -
Añadió leche a la taza y guardó de nuevo la leche en la nevera -.Anoche no lo estaba.

-¿Qué pasó, si no te importa que te lo pregunte?
-Me importa, de hecho, pero ya que pareces preocupado de verdad, te lo explicaré. -

Camino hacia la mesa de la cocina y se dejó caer en una silla.

Jaebum se quedó de pie, apoyado contra el marco de la puerta.
-Para no convertirlo en un relato muy largo, muy aburrido y muy complicado, te resumo. El matrimonio de mis padres es horroroso y pelean bastante.
Lo de anoche fue excepcional.
Alcohol, platos volando por los aires... ya puedes imaginártelo.
Jimin me llamó y me pidió que la sacara de ahí, lo que hice encantado.
Pero, por desgracia, esta mañana tuve que llevarla al colegio, para que no perdiera clases. -
Le dio un sorbo al café
-.Y eso es todo.

-¿Y tú, estás bien?
-Estoy bien -dijo Jinyoung, un poco más cortante de lo que le habría gustado
-Anoche dormí poco, pero aparte de eso, estoy bien.

-Los temas familiares pueden ser muy complicados -observó con empatía Jaebum.
-¿Tienes familia? Siempre había tenido la impresión de que saliste de un tubo de ensayo.
Nunca, jamás, los mencionas en las entrevistas.

-No tengo por qué hacerlo- replicó Jaebum
-.No tienen nada que ver con el hockey. -Dio un sorbo rápido al café
-.Jimin tiene suerte de tenerte.
-Sí. Pero no viniste aquí para hablarme de Jimin.

-Sí, en parte sí. -
Se acercó lentamente a la mesa y tomó asiento en la silla situada enfrente de la de Jinyoung, agarrando la taza con las manos entrelazadas, como si pretendiera calentarlas.

Jinyoung se dio cuenta de que estaba cansado-.Esta mañana, al no verte en el entrenamiento, me he preocupado, sobre todo después de ver cómo te marchaste anoche corriendo de la cena.

-¿Qué tal fue la cena de anoche? -preguntó Jinyoung.
Sabía que avanzaba sobre una capa de hielo muy fina, pero no podía evitarlo.

Un diablito le hablaba al oído, incitándolo a hablar
-.¿Jennie y tu la pasaron bien? Jennie y Jaebum... me pregunto si la prensa empezará a llamarlos así.
«Jennie y Jaebum fueron vistos anoche cenando en La rosa Negra», «¡Mira quiénes están sentados en la tribuna viendo el partido de los Knicks! Si, son Jennie y Jaebum».

-Mira, me gustaría que no actuases de este modo -
dijo en voz baja Jaebum-.No es digno de ti.

Jinyoung notó que la cara le hervía de humillación ante aquel reproche.
-¿Podemos hablar? Sin toda esta mierda... tal y como lo hicimos en el bar la semana pasada. ¿Es posible?

-Por supuesto -murmuró Jin, en guardia después de haber sido amonestado-.Empieza tú.

Jaebum pensó bien lo que iba a decir.
-El otro día, cuando me leíste la cartilla en el vestuario, hablaba en serio.
Cada noche me juego la vida en el hielo y, en mi opinión, eso es todo lo que se me pide que dé o todo lo que yo estoy dispuesto a dar.

-Pero...
-Pero una de las cosas que deberías saber sobre mí es que no me gusta defraudar a los amigos, sobre todo a los amigos que me piden ayuda del modo en que tú estabas pidiéndomela.

Dio un lento y largo trago al café.
-.Por eso me presenté anoche. No para darles el gusto a esos malditos de FBR. Fui porque quería ayudarte. Y punto. Fin de la historia.

-Y te lo agradezco -
le dijo sinceramente Jinyoung, sintiéndose decepcionado con la elección de la palabra «amigo».

Se levantó para agarrar el envase del chocolate y una espátula-.Pero la verdad es que me hubiera gustado que me avises que venías para haber hecho un poco más de publicidad. -

Lo miró de reojo, tropezando casi de la sorpresa al ver en su cara un sincero arrepentimiento.

-Lo siento.
-También yo lo siento.-
Cortó el envase con un cuchillo y se aproximó al pastel, que estaba en el otro mostrador de la cocina colocado sobre una fuente -.A lo mejor la próxima vez me lo dices con más tiempo.

-Oye, no habrá una próxima vez, ¿lo recuerdas? Dijiste que si te ayudaba en esto nunca volverías a acosarme para pedirme cosas.
-Mentí. -Sumergió la espátula en chocolate y empezó a cubrir el pastel con cuidado para no estropear la esponjosa capa superior del bizcocho.

-.Tengo que acosarte, lo sabes -continuó-.Toro me contrató para hacerlo.
-Está bien -dijo él, abatido.

Se levantó y se aproximó a Jinyoung.
-.¿Necesitas ayuda?
-No, gracias. Puedo solo. -

Esperó a que volviera a sentarse, pero no lo hizo.

Aunque exteriormente notaba que controlaba la situación a la perfección, la verdad era que aquella proximidad empezaba a hacer estragos en el y que el calor masculino que emanaba estaba mareándolo.

-.Y bien -
dijo, como por decir algo.-, ¿cuánto tiempo llevas viéndote con mi hermana?

Lo miró justo a tiempo de ver cómo apretaba la mandíbula.
-No me veo con tu hermana. Me dio su teléfono en un restaurante y la llamé porque no quería llegar solo a la cena de la United Way. Fin de la historia.

-De modo que sólo te acuestas con ella.
-¡Por Dios! - exclamó Jaebum, perdiendo su famosa compostura.
-.¡No me acuesto con ella! ¡No quiero acostarme con ella! Quiero acostarme...