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UNO

Park Jinyoung, un joven experto en las Relaciones públicas especializadas en remodelar la imagen de sus clientes, así como en restituir los daños ocasionados por una mala imagen.

Había sido contratado por FBR Corporation para reconvertir la reputación de Los Sicheon Blades, el equipo de Goyang que competía en la Liga Nacional de Hockey sobre hielo.

Para decirlo con buenas palabras, los chicos del equipo eran famosos por jugar duro tanto sobre el hielo como fuera de él.

Algo que se había hecho más evidente que nunca en la última temporada, después de ganar la Stanley Cup por primera vez en veinte años.

Todo el mundo sabe cómo son los deportistas, pero esos chicos pasearon la Copa por diversos clubs de stripers en Seúl, donde había sido la final del campeonato y disfrutaron del extraño y singular placer de contemplar mujeres bailar para ellos.

Peor aun, corrían rumores sobre la existencia de algunas fotografías en la que aparecían unos cuantos jugadores junto a la Copa, con pajitas de plástico pegadas a la nariz y la cabeza inclinada en acto de reverencia para esnifar de un montoncito de cocaína.

No es de extrañar que el malhumorado y recién estrenado jefe de Jinyoung, Jackson "El Toro" Wang, engullese medicamentos para la acidez como si fuese agua.

El equipo era una verdadera pesadilla para cualquier profesional de las relaciones públicas.
Y a Jinyoung le pagaban muchísimo dinero para cambiar todo eso.

Abriéndose camino entre el bullicioso grupo de periodistas que revoloteaba por el vestíbulo de suelo de hormigón que daba acceso al vestuario.

Jinyoung se armó de valor pensando en lo que le esperaba al otro lado de la puerta: cuerpos masculinos desnudos y sudorosos.

Hombres grandes y musculosos riendo y bromeando entre ellos, sacudiéndose los traseros con las toallas.

Hombres saliendo tranquilamente de la ducha.

Hombres haciendo estiramientos, masajeándose unos huesos castigados por el reciente encuentro.

El día anterior había conocido a aquellos hombres en las mismas circunstancias.
A todos, excepto a su capitán, Im Jaebum, que empezaba las sesiones de entrenamiento un día después.

Jackson había hecho las presentaciones y ninguno de ellos se había mostrado incómodo en absoluto por deambular completamente desnudo o medio vestido delante de un delicado chico gay especialista en relaciones públicas.

Porque si, todos lo sabían, todos sabían que Jinyoung es gay.  El lo decía como si nada, le importaba una mierda como lo tomen los demás.

Aunque por otro lado, había tenido que hacer un gran esfuerzo para evitar el irresistible deseo de mirar, boquiabierto y ensalivando, los físicos perfectamente esculpidos de aquellos tipos.

Y se aseguró, además, de mantener la mirada situada en todo momento al norte del ecuador.

Una vez dentro del vestuario, se encontró con la misma escena que el día anterior.

Algunos de los jugadores estaban extremadamente cómodos medio desnudos en los bancos de madera situados frente a los casilleros y charlaban entre ellos.

Otros estaban sentados en una mesa grande y rectangular que se encontraba en un rincón del vestuario, tragando vasos tamaño XL de Gatorade que se servían de unas jarras enormes.

Unos cuantos lo saludaron con un movimiento de cabeza; algunos, pensó, apartaron la vista expresamente.

Sonaba la música demasiado fuerte. ¿The Who? ¿Pearl Jam? Ni idea.