Capitulo Cuarto

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La servidumbre estaba rara, todas murmuraban entre sí cada que podían y se distraían muy fácil de sus quehaceres. Eso no podía seguir así, más que trabajar parecía que estaban de visita por el castillo y todo se debía que cuando Meliodas subió al trono se había vuelto muchísimo más estricto. Eso daba de que hablar.

"El Rey es un amargado"

"Tan joven y tan cascarrabias"

"No habrá dama que lo aguante"

"Tendrá suerte si una duquesa se casa con él"

Esas eran algunas de las cosas que se podían escuchar entre las paredes y que el consejal del Rey informaba inmediatamente a su amo, para imponer respeto más que nada. Las sirvientas y guardias tuvieron que cuidar muy bien lo que dician y aprender a hablar en códigos para que ningún chismoso fuera de lambiscon con el Rey pero era imposible ocultar todo, siempre había alguno que se le pasaba la lengua.

Desde que él había ascendido habían pasado ya varios meses, medio año para ser más precisos y en todo ese tiempo el antes joven amable, comprensivo y alegre se había esfumado. Ahora, no era ni la sombra de lo que era antes de su ascenso. Al menos para los que trataban con él, pero no era porque el quisiera ser así sino porque no le quedaba de otra.

El Rey en ese momento se encontraba charlando con su consejal, Chandler en su habitación, de lo único de lo que hablaban era de que él Rey ya debería de contraer matrimonio, si no era con una noble que fuera con una plebeya pero que se casara, sino su mandato duraría poco más de veinte años ya que al los dos príncipes ser varones, si el rey no sucedía su corona iría directamente a su hermano menor ya que él tendría la descendencia más cercana y a la vez es el pariente más cercano de la línea sanguínea.

El Rey Meliodas estaba sentado en su cama mientras que su consejal estaba frente a él charlando. A Punto de perder la paciencia con él, era muy cabeza dura.

— Rey, debería tomar en serio su posición.

— Lo hago, Chandler. Pasa que todavía no encuentro a la indicada —le explicó el rubio con fastidio.

— Sus primas podrían ser la opción perfecta para usted, así la corona quedaría entre la familia —opino éste. Estaba a Punto de darse por vencidos con él.

Meliodas frunció el rostro al escuchar eso. No le parecía nada agradable el tener que casarse con alguna de sus primas y encima tener que engendrar a sus hijos con ellas. Sería casi como acostarse con su hermana (aunque no tuviese). Le parecía de lo más morboso y grotesco.

— No, gracias —rechazo la propuesta como si de algún alimento se tratase— Si me caso, quiero que sea con alguien noble, que sepa su papel de esposa y que pueda darme hijos varones. Esas son mis únicas demandas —aclaro "lavándose" las manos.

Chandler suspiro al oírlo y se preparó para hablar y hacerle entender la situación.

— Pero, mí Rey. Solo nuestro Señor puede decidir si su futura esposa tendrá varones o no —le explicó serio— Si de casualidad la futura Reina solo pueda dar a luz a niñas, se la....

— ¡Dios me libre! —bramo el rubio molesto— Sabría distinguir muy bien si una mujer puede darme varones o no. Alguna mujer noble se presentará, una que pueda complacerme tal y como quiera. Yo quiero conservar mí linaje. Diciendo esas cosas solo me vas a dar mal Agüero.

Era simplemente imposible tratar con él. El Rey al parecer estaba más preocupado por el trono y por el reino de lo que parecía. Eso que había dicho Chandler le había preocupado mucho y apenas eran las nueve de la mañana. Lo hecho inmediatamente de su habitación.

Decidió despejarse y pedir de una vez el desayuno para tratar de no pensar en ello. Le habían informado que su hermano menor estaba desayunando en el gran comedor y le habían preguntado si no deseaba acompañarlo. Meliodas no pudo evitar sentir cierto odio y desprecio hacia el pequeño Zeldris al pensar que podría usurparle la corona. Rechazó la propuesta.

Las sirvientas no podían creerlo, era ilógico que el Rey no desayunase junto con el príncipe. Antes no podían ser separados el uno del otro y ahora nadaban muy distantes. Mando a subir su desayuno, seguramente si desayunaba junto a su hermano, no sería para nada amable con el a pesar de tener solamente cinco años y literalmente a pocas semanas de cumplir seis. No estaba dispuesto a celebrar aquello.

Después de varios minutos, cuatro sirvientas habían entrado con el desayuno del Rey. Cuando vieron al Rey lo habían notado molesto, no dijeron nada, ninguna, no siquiera susurraron algo. Luego de terminar de servir el desayuno, se habían apresurado a salir de la habitación pero fue ahí cuando Meliodas las había frenado a las cuatro.

— He notado ciertas deficiencias de parte de toda la servidumbre —habia comenzado a hablar— Y qué hay falta de personal.

Lo cierto era que Annette, era la encargada principal de dirigir a toda la servidumbre del Alcázar y como después del incidente con aquella sirvienta ella literalmente huyó, todos se repartían las labores y nadie sabía qué hacer exactamente.

— Mí Rey, es que Annette ya no nos dirige —decidio hablar una rápidamente.

— Sí y además también se fue está chica.... Elizabeth —hablo otra— Elizabeth se fue durante su coronación y Annette justo al terminar, mí Rey. Luego de eso varias empleadas decidieron seguir esos pasos.

Meliodas se había quedado pensando. No era como que le importase pero recordó la charla que había tenido en alguna ocasión con ella y se percató de que le había comentado que ella no tenía familia alguna y se preguntaba adónde pudo haber ido. Que más da.

— Mmm....así tarde avísenle a la criada que tenga más antigüedad que venga verme en el salón y avísenme cuando la corte esté en le palacio —ordeno sentándose para poder comer.

— Mí Rey, la corte ya está en el palacio —informa una de ellas.

Meliodas las miró a las cuatro muy molesto, grito muy enfurecido "Todas ustedes son unas incompetentes" y salió de la habitación hecho una fiera. Chandler no se iba a salvar de esa, él debía de avisarle principalmente que la corte ya estaba allí. Más me valía tener una buena excusa.

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Toda la corte real estaban esperando en un ala al Rey. Chandler estaba por perder toda la paciencia, al menos la poca que le quedaba.

— ¿Donde esta el Rey, Chandler?

— Ya debería de haber llegado, señor canciller —hablo Chandler un tanto nervioso- Cusack ¿Que pasó?

Luego de unos cortos minutos, Meliodas por fin había entrado, dejando a la corte mucho más que sorprendida. Habían organizado una junta urgente por la situación del Rey.

— Disculpen la demora —se apresuró a decir Meliodas.

— ¡Debería de tomarse más en serio el papel de Rey! —le reprocho el canciller mayor— ¡Es exactamente por eso que organizamos está junta!

— Esperen, no entiendo nada —se apresuró decir Meliodas— A que se refieren.

— ¡Nos referimos, señor, a qué debe de desposar públicamente a la futura Reina de Inglaterra!

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Hola, como están :)

Eu, aprendí a cantar tirolés :v

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