Capítulo Segundo

630 98 17
                                    

— Elizabeth.... —mustio la mujer. Elizabeth la miro extrañada y asintió dando a entender que ese era su nombre— Elizabeth, hija mía —la abrazó fuertemente dejando caer unas lágrimas.

¡¿Hija?! ¡¿La había llamado hija?! No podía ser posible, ella era huérfana, no tenía familia. Debió de ser una broma, una de muy mal gusto. Elizabeth se separó de ella.

— Señora, no juegue conmigo —le dijo indiferente— Yo no tengo familia, solo soy una sirvienta.

La mujer se irguió indignada y miro a esa supuesta Annette con todo el enfado del mundo.

— ¡¿Cómo te atreviste a hacer de mi hija una sirvienta?! —exclamo abofeteando a la mujer con todas sus fuerzas— Esto es imperdonable —volvió la vista a la joven sirvienta— Elizabeth, yo soy tu mamá. Esta mujer te aparto de mis brazos poco después de haber nacido —le explica con amargura.

Elizabeth miro a "Annette" muy confundida.

— ¿Es eso cierto Annette? —la mujer solo estaba cabizbaja. Elizabeth no sabía que decir o que pensar, todo estaba pasando demasiado rápido.

— Seguro te hizo pensar que sos inglesa y que sólo sos una sirvienta —continuo hablando— Y encima te vistió con arapos de.... Sábanas viejas —dijo con asco.

— Entonces ¿Quién soy?

— Sos la Zarevna Elizabeth Goddess —le dijo dejando atónita a la joven peli plata.

Elizabeth estaba muy feliz internamente. Después de todo, sí tenía familia, y no solo eso sino que era una familia noble y no solo eso, sino que no era inglesa, era rusa y que era una Zarevna. Era simplemente imposible de creer, y mucho menos para han joven con poco más de una década de edad.

La mujer tomo la mano de la peli plata.

— Hoy mismo volvemos a casa mi amor, con tu padre y tus hermanos —dijo la mujer.

— ¿Tengo hermanos? —mustio aún más feliz al enterarse de eso.

— Si. Dos hermanas mayores  —le dijo. Miro a la sirvienta que se robó a su hija con un gran desagrado— Y en cuanto a vos Raquelle... Espero no volver a verte, o me voy a encargar yo con mis propias manos de esto —le advirtió con un semblante serio. Al salir de la habitación con su hija, se dirigió a la puerta del gran salón— Elizabeth hija, no sabes cuánto te extrañé mi amor —le confesó— Tu padre mando a buacarte por toda Rusia y termino siendo que esa maldita te trajo  a Inglaterra. Y para colmo trabajando de sirvienta.

— No sé que decir —mustio confundida— Parece un sueño, nunca imaginé que fuera una Zarevna.

— No te preocupes mi amor —la tranquilizó abrazándola— Al terminar el baile, vamos a volver a Rusia.

Dentro del salón. La peli lila había terminado de bailar con el Rey y al finalizar hizo una sutil reverencia.

— Fue un placer bailar con usted, su alteza —dijo está con acento ruso sonriendo recatadamente.

— El placer fue mío, Zarevna Margaret —respondió el Rey Meliodas dándole un beso en la mano.

La Zarevna Margaret prosiguió a buscar a su madre entre todas esas personas. Logro encontrar a su hermana, la Zarevna Verónica.

¿Sabes dónde está mamá? —le preguntó colocándose frente a ella.

— No, no lo sé —respondió con su característico acento ruso acomodando su vestido— También he perdido de vista a  papá.

— Ay Verónica —replico la peli lila. Logro divisar a lo lejos como se acercaba su madre pero de la mano de una sirvienta. Entrecerró los ojos para ver bien a esa sirvienta y cuando por fin la tuvo en frente, se percató que se parecía a ella, en los rasgos faciales— ¿Podría ser...? —murmuro en un tono inaudible.

A Simple MaidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora