Capítulo Vigésimo Séptimo

288 33 19
                                    

2 Años Después

Al Rey lo habían citado a una junta de emergencia en la corte, eso ya anunciaba mal augurio por dónde fuera que lo vieran. Todos estaban sentados a la mesa discutiendo acerca de los problemas que tenía el Reino, desde los más insignificantes hasta los más primordialmente sustanciales.

— Señor, la inflación de los productos está aumentando drásticamente.

— La tasa de mortalidad ha crecido, ahora sus súbditos son más propensos a enfermedades.

— Ya casi no podemos comercializar con el exterior, lo único que tenemos garantizado es la importación de pieles y dudo mucho que eso le dé alimento al pueblo este invierno.

— ¿Que es lo que proponen que yo haga? —indago el Rey de manera seria ya bastante fastidiado al respecto al oír problema tras problema.

Los miembros de la corte y el consejo se miraron simultáneamente un poco dudosos de si responder a eso o no, aunque preferían escuchar los reproches del Rey a dejar que la economía siguiera decayendo aún más.

— Debería de vender algunas tierras y exportar bienes —le recomendaron— Salve la situación mientras tiene tiempo, su Alteza. Dentro de poco será época de cosecha.

Meliodas se puso a pensar en lo que le acababan de decir, por un lado no podía permitirse hundirse en la pobreza y dejar morir a toda su gente y por otro tampoco podía darse el lujo de vender las tierras que tanto les había costado reclamar, perdería drásticamente su credibilidad como Rey. Su hijo tendría que cargar con esa vergüenza sobre sus hombros y no lo iba a permitir de ninguna manera.

Luego de que la junta terminara, nada más abrir las puertas de la habitación se encontró a su hermano junto con la joven rubia, que prácticamente se volvió parte de su vida (Zeldris la convirtió en cortesana  para que recibiera el respeto que merecía) pasando por allí en dirección a quien sabe dónde, el pelinegro no le prestó la más mínima atención a Meliodas. Con el tiempo, junto a ella y Cusack, el pelinegro aprendió a hablar el francés con fluidez y Gelda aprendió el inglés aunque no a la perfección ya que aún le costaba un poco. Podía entenderlo pero no hablarlo bien.

— En été, cette armure me fait transpirer comme un cochon —rio el pelinegro junto a ella.

Ni si quiera le dirigió la mirada a su hermano mayor, desde el golpe que le había dado decidió ignorarlo por completo y por más que quisiera no podía perdonarle lo que le hizo, cada vez que trataba de olvidar ese recuerdo lo abrumaba haciéndole sentir más odio hacia él.

— En media hora hay va a haber una junta afuera —le dijo Meliodas mientras lo veía alejarse junto con Gelda.

Ella miró a Meliodas de reojo, un tanto confundía ya que Zeldris nunca le dijo que pasó esa noche entre ambos. Se giró nuevamente hacia su acompañante y se preparó para hablar.

— ¿Por qué no le hablas? Creo que dijo que iba a haber una especie de reunión —le dijo, en francés obviamente.

— Todavía no estoy listo como para volver a interactuar de alguna forma con él. Ni siquiera mirarlo —le respondió con un dejo de odio en su tono— Antes de convertirse en Rey era frío pero después de casarse se trono desalmado e injusto. Ya no lo reconozco —se limitó a explicarle.

A Simple MaidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora