Panecillo de chocolate

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Harry Potter x Zabini Reader

Como prefecta de Slytherin, debias dar rondas por la escuela luego del toque de queda. Solías hacerlo con rapidez para así poder irte a dormir o estudiar, pues las clases eran algo importante para ti.

Sin embargo, hoy no parecía ser un día muy bueno para ti. La mala suerte te había acompañado desde la mañana, cuando te habías levantado muy tarde, perdido el desayuno y entrado tarde a la clase de Transformaciones quitándole unos diez puntos a Slytherin y ganándote sonrisas de los Gryffindors, excepto quizás Potter.

Luego en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, olvidaste el contra hechizo de lo que estaban enseñando y casi pierdes la cabeza y los Gryffindors se rieron hasta más no poder.

Luego estaba el hecho de que tenías que patrullar sola los pasillos cuando podías estar estudiando en la sala común para el próximo examen de Pociones.

No recuerdas por cual piso ibas, pero al menos estabas en Hogwarts todavía, cuando de repente, sentiste como alguien te tomaba de la mano y te arrastraba hasta el hueco de la puerta de un salón. Ibas a sacar tu varita para defenderte, cuando notaste que solo era Harry.

-¿Qué demonios haces?- preguntaste algo molesta, pero él te tapó la boca con su mano haciéndote una seña de que hicieras silencio.

Obedeciste, solo para darte cuenta de se aproximaban unos pasos y pudiste escuchar la voz de Flitch y unos minutos después alejarse con una lámpara de aceite. Cuando estuvieron seguros de que estaban solos, Harry quitó su mano y lo miraste molesta.

-Por Merlín, él no puede hacerme nada, tonto. Soy una prefecta. No tenias que tomarme por sorpresa, ¿no podías ser...?- tus palabras fueron ahogadas por los labios de Harry que chocaron contra los tuyos en un beso suave y tierno.

Cuando se separaron, olvidaste porque estabas peleando con él en primer lugar.

-Yo también te extrañé.- dijo él con una pequeña sonrisa. Ibas a decir que lo sentías, cuando Harry sacó algo de su bolsillo.- Mira, te he traído algo de las cocinas.- en la palma de su mano, encontraste un panecillo de chispas de chocolate que gracias a la magia, no se habia despedazado. Abriste los ojos como platos, pues aquellos eran tus favoritos.

-Oh, por Merlín, Harry, eres el mejor.- sin pensarlo dos veces, lo abrazaste, sintiéndote bien por primera vez en todo aquel nefasto día que habías tenido.

La verdad era que Harry y tú tenían una pequeña relación a escondidas. Las razones eran bastante obvias, empezando por el hecho de que tú eras Slytherin y él Gryffindor. Simplemente el aparecer juntos en público, mostrando afecto, sería una locura y más ahora que Dumbledore no estaba para apoyarlos en obsesión de "las casas de Hogwarts unidas jamás serán vencidas" y blah, blah, blah.

Así que aveces, cuando tenían tiempo, se escabullían para verse, pero en público eran la hermana odiosa de Zabini y el cara rajada Potter: enemigos mortales. Y hasta ahora habían sabido actuarlo bien.

Pudiste sentir como su pecho vibró cuando rió ante tu comentario y te sentiste, por instantes, la bruja más feliz del mundo.

-De nada, princesa.- dijo dándote un beso en la cabeza.- Lamento mucho lo que pasó en Defensa Contra las Artes Oscuras esta mañana.- te separaste de él lentamente, antes de tomar el panecillo que te había traído.

-Ah, está bien. Ni creas que me voy a sentir mal porque unos leones se rieron de mí.- él sonrió.

-Esa es mi chica.- sonreiste porque aquella frase solía ser la que decía cuando te peonías sarcástica y medio odiosa.

-¿Quieres un poco?- preguntaste luego de morder el panecillo.

-Bueno, no voy a negarle cuando nunca compartes.- reíste sarcásticamente y él tomó un mordisco.

Se quedaron en silencio unos segundos mientrss comían. Harry te observó y se sintió feliz de tenerte a su lado, aunque fuera a escondidas.

Sonrió y lo miraste extrañada.

-¿Porque sonríes?

-¿He mencionado alguna vez lo hermosa que eres?- no pudiste evitar sonrojarte y sonreírle al suelo como una idiota.

Cosas así te hacían amarlo más. Él sonrió, sabiendo el efecto que tenían aauellas palabras en ti. Y la realidad era que amaba cuando te sonrojabas.

Además de eso, amaba tu cabello rizado y oscuro, tu piel canela, tus ojos oscuros, como arrugabas la nariz cuando te enojabas o como rodabas los ojos cuando hablabas con sarcasmo. Las cosas no eran muy buenas por ahora, podían ser descubiertos por Umbridge en cualquier momento, así que Harry quería amarte mientras tanto, aunque no pudiera gritarlo o tomarte la mano en público, pero si podia amarte ya lo haría, aunque fuera a escondidas.

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