hogwarts

Camino

Severus Snape x Reader

Era un día lluvioso. El cielo se había pasado nublado, los pasillos se la pasaron empapados y no paró de llover en todo el día. Era normal que lloviera en aquella época del año, pero no todo el día. A pesar de eso, te agradaba la lluvia, te recordaba a tu hogar, el cual estaba bastante lejos y solo veías dos veces al año desde que estudiabas en Hogwarts.

Así que entre el mar de estudiantes probablemente eras de las pocas que, en vez de quejarse por zapatos o túnicas mojadas, estaba encantada con el clima.

Sin embargo, para algunos la lluvia era sinónimo de cosas malas. Severus era uno de ellos.

Estabas de camino a tu próxima clase cuando viste el grupo de estudiantes alrededor de uno de los patios interiores del castillo. Había un total griterío como si animaran un partido de quidditch, pero dudabas que fuera uno. No sabías muy bien que hipogrifos estaba pasando, pero algo te decía que era malo.

-¿Qué está pasando?- preguntaste a alguien del grupo.

-Potter y Snape.- fue lo único que contestó y entonces entendiste que lo que fuera que estuviera pasando, no era para nada bueno.

Te hiciste paso entre los estudiantes hasta llegar al borde. En el patio, empapándose en la lluvia y llenándose de fango estaban James Potter y Severus Snape peleando como si fueran dos muggles, rodando por la tierra mojada, metiéndose el uno al otro (más Potter a Snape) mientras los demás animaban desde los pasillos para que siguieran peleando. Sirius Black y los otros dos amigos Gryffindors de Potter estaban más cerca animando la pelea.

Luego de sacar un respiro molesto, ajustaste tu mochila en tu espalda, te pusiste la capucha de tu túnica y sacaste tu varita. Sin pensarlo más te metiste en la lluvia y le pasaste por el lado a Black y los otros dos chicos hasta llegar a los otro dos que estaban revolcándose por la tierra. Les apuntaste con la varita y antes de que alguien pudiera detenerte, pronunciaste un hechizo que los separó de inmediato.

-¡Deténganse ahora! ¡Parecen niños!- les gritaste mientras sentías las gotas caerte sobre la cabeza con fuerza y el gentío a tu alrededor se detenía o chillaba.

Potter cayó a tu izquierda y Snape a tu derecha. Ambos se levantaron adoloridos y sucios y sin pensarlo dos veces, miraste al que una vez había tenido espejuelos.

-Ya hablamos de esto, Potter. No puedes ir por allí atacando a quien te dé la gana.

-Oh, miren.- empezó él con tono de burla mientras se ponía en pie. Estaba hablándole a la audiencia que estaba en el pasillo.- Si no es nada más que otra de las defensoras del pobre Quejicus. ¿Viniste a salvar a tu Príncipe? Debo decirte que es pésimo, ni siquiera sabe defenderse.- el gentío sacó un ruido de burla y Black se echó a reír como si aquello fuera un chiste súper bueno.

-¿Te consideras uno mejor?- preguntaste y dejaron de reír. James iba a contestar luego de echarse su cabello azabache hacia atrás, pero antes de que pudiera hacerlo, hablaste de nuevo.- Ni siquiera puedes conquistar a Lilly Evans.- Black dejó de reírse, la cara de Potter cambió por completo y la multitud empezó a burlarse. Levantaste las cejas y lo viste molestarse.

-(Y/L/N)...- dijo molesto, señalándote con un dedo.

-Potter, que no se te olvide tu lugar aquí.- le dijiste con la varita en alto.- Soy prefecta y es mi deber detenerte, así que si no quieres que le quite más de veinte puntos a Gryffindor y llame a la profesora McGonagall, más te vale que detengas este comportamiento.- le dijiste sin miedo alguno porque si había algo que odiabas en el mundo eran los abusadores.

-No será necesario, señorita (Y/L/N).- dijo una voz alta y femenina desde el pasillo y en dos segundos se hizo un camino entre los estudiantes y la profesora de Transformaciones apareció. Todos le miraron asustados, entre ellos James y sus tres amigos.