hogwarts

Días de resfriado

Severus Snape x Reader

El martes te levantaste sintiéndote mal. Quizás mucho peor de lo normal.

Te levantaste con dolor de cabeza, no podías dejar de estornudar y todo el cuerpo te dolía como si hubieras cachado un resfriado. Tenías ganas de quedarte en la cama y dormir, pero había un examen importante que debías tomar si no querías que McGonagall le enviara otra carta a tus padres, lo cual, sería realmente terrible.

Así que te pusiste en pie, sin hacerle caso a esa vocecita interna que te decía que te quedaras en la cama, te diste una ducha para ver si lo que parecía ser fiebre se te quitaba, te vestiste como pudiste, ni te peinaste, tomaste tus cosas y saliste de tu habitación.

La mañana no mejoró. Te la pasaste estornudando y sin ganas de hacer nada. Por poco te quedas dormida en la clase de Historia y cuando te tocó la clase de Pociones no pudiste hacer la poción del todo bien por culpa de los mocos que sentías te habían llegado al cerebro.

Para el mediodía era peor. Intentaste estudiar para el examen de McGonagall en la tarde, pero terminaste estornudando encima de tus notas llenándolas de mocos y te diste cuenta de que estabas más perdida de lo que pensabas.

-Oye, si tienes un resfriado, deberías ir a la enfermería.- con los ojos medio cerrados y la cabeza a punto de explotarte, encontraste a un Slytherin frente a ti.

-Oh, hola, Snape.- dijiste para luego soplarte la nariz de manera ruidosa y poco delicada.- Creí que estarías con Lilly.

Él pareció ignorar tu comentario. Digamos que no existía manera correcta o incorrecta de describir tu relación con Severus. No eran amigos, pero tampoco conocidos. Tampoco eran compañeros de clase y mucho menos desconocidos. Quizás la manera correcta de decirlo era que eras una bruja súper despistada y poco delicada (contrario a lo que supuestamente se supone fuera una chica de tu edad) y él era el ahijado de tu padre y por lo tanto casi un miembro de la familia. Habían crecido juntos y aveces llegaban a ser como hermanos, aunque tú no lo veías así. Quizás, fuera de Lilly, eras la única persona en el mundo que lo conocía realmente. Por eso ibas por allí sin miedo a hablarle al chico raro de la escuela y él no tenía miedo de ser sincero con la loca de la escuela.

-Te estás muriendo.- dijo, simplemente parado al otro lado de la mesa, serio y seco como siempre.

-Gracias, no lo había notado.- dijiste con sarcasmo. Él dió un suspiró y rodó los ojos antes de sacar algo de su mochila y colocarlo frente a ti.

-Si te tomas diez mililitros ahora te sentirás mejor para cuando te toque tomar el examen.- miraste el frasco de líquido verde oscuro, que de alguna manera se parecía demasiado al verde Slytherin de su túnica.

Empezaste a creer que los mocos te estaban jugando una mala pasada. Nunca, pero que nunca, en tus años con Snape este había hecho algo amable. Bueno, ¿meterte en líos por cuarta vez en la semana y no decirle a tus padres era amable?

Miraste a Snape, extraño, pues él estaba siendo extraño. ¿Dónde estaba el niño odioso de cabello graciento que se la pasaba de mal humor e ignorándote en ciertas ocasiones?

-¿Quién eres y qué haz hecho con Severus Snape?- aquello sonó más gracioso de lo que se suponía por culpa de los mocos. Y por primera vez en quizás toda la vida, viste lo que pareció ser una sonrisa de lado en la cara del Slytherin.

Por Merlín, el mundo tenía que estar acabándose.

-Te veo luego.- dijo y antes de que pudieras decir algo o quitar la cara de asombro resfriada que tenías, Severus se fue del comedor como si nada hubiera pasado.