A/N: Antes de que lean esto, quiero dejar claro que no estoy a favor del bullying.
Harry Potter x Malfoy Reader
Molestar a Potter era uno de tus pasatiempos favoritos. Era el único que compartías con tu mellizo y la verdad había surgido desde que te declararon Slytherin y a él Gryffindor. Desde su primer encuentro supiste que Harry era odioso y que traía más problemas que cualquier otro chico en tu vida. Así que sacarlo de quicio se volvió un pasatiempo.
Al principio te confrontaba. Para cada uno de tus comentarios tenía una respuesta y te agradaba verlo todo arrugado y molesto, pero a medida que fueron creciendo, los ignoraba y a veces tenías que intentarlo mucho para que reaccionara, aunque tu hermano lo fastidiaba más y reaccionaba más a él que a ti, sabías que contigo era diferente.
Hoy en día, reaccionaba a algunos comentarios, pero eso no te detenía para criticarlo y hablar mal de él cada vez que lo veías. Y aunque no te decía nada, sabías que tus comentarios le afectaban. Lo descubriste una vez que criticaste en voz alta lo terrible que se veía con aquellas camisas de cuadros que le quedaban enormes que solía usar cuando no tenía la túnica y aunque no te dijo el típico: “Madura, Malfoy” o el “¿Te crees graciosa, Slytherin?” supiste que lo había afectado lo suficiente para que al siguiente día y por algunos después, dejara las camisas de cuadros enormes y se pusiera un suéter.
Desde ese entonces, lo molestabas cuando podías y si te juntabas con Draco eran los mejores fastidiándolo. Hasta que claro, las cosas se salieron un poco de las manos y la situación cambió drásticamente.
Fue un día frío y medio feo de noviembre. Estaba empezando lo de poner la decoración navideña en todos lados y aunque a penas estaba cayendo nieve, estar afuera no era una buena opción. Hacía frío y se tenía que entrenar de quidditch de todas maneras. Como eras odiosa y fastidiar a Harry era tu pasatiempo favorito, habías terminado yendo al campo de quidditch a hacerle una broma en los vestuarios y a espiar un poco en beneficio de tu equipo.
Pero las cosas no funcionaron del todo bien. Al menos no fue tu definición de bien.
Mientras el equipo entrenaba, te escabulliste y buscaste el casillero de Potter. Habías logrado abrirlo y estabas a punto de echarle lo que compraste para la broma en la ropa cuando escuchaste unos pasos. Por miedo a que pudieran descubrirte, cerraste el armario y como un niffler que ve algo brillante te escondiste detrás de unas cortinas cerca de la puerta.
Permaneciste quieta y en silencio mientras los pasos avanzaban y llegaban al lugar donde estabas. En un intento para que no te descubrieran no te asomaste a ver de quién se trataba, pero por lo mucho que caminaba por la estancia supiste que quizás estaba buscando algo. El silencio regresó luego de un rato y pensando que era seguro salir, asomaste un poco la cabeza y no encontraste a nadie.
Saliste con cuidado y en silencio de detrás de las cortinas y volviste a usar tu varita para abrir el casillero cuando sentiste unas manos que se cerraban alrededor de tus brazos, te volteaban y te estrellaban fuerte contra la puerta del casillero siguiente.
Luego de procesar que te acababan de descubrir y estabas contra un casillero encontraste unos ojos verdes mirándote detrás de unos espejuelos circulares.
-Dame una sola razón para que no te delate con la profesora McGonagall.- te dijo con el seño fruncido mientras te inmovilizaba con las manos en los brazos.
Y Harry estaba tan cerca. Tan cerca que podías sentir su aliento cálido en la cara. Tan cerca que su olor a lluvia y tierra mojada estaba en él como un perfume y por alguna razón lo encontraste intoxicante. Tragaste saliva, sintiendo como el corazón se te quería salir del pecho (por el susto, según tú) y luego de mojarte los labios con saliva le sonreíste como si nada estuviera pasando.
-Hola, Potter. Veo que no pierdes el tiempo.
-¿Qué haces aquí? Estas traspasando una nueva línea. Especialmente, abriendo mi armario.
-¿Tu armario?
-No te hagas a la loca que sabes perfectamente a que me refiero.- te dijo algo molesto, sosteniéndote contra la puerta del casillero todavía.
Y la verdad, por primera vez en años, no tenías respuesta. ¿Qué hacías aquí? Ibas a arruinar sus ropas, pero ¿ahora? Ahora te gustaba como te estaba mirando.
-Supongo que me equivoque de armario. Hay muchos armarios aquí.- Harry te miró en silencio sin creerte.- Buscaba el de Draco.
“¿Qué unicornios me pasa?” Pensaste y era que estabas nerviosa por alguna razón.
-¿Se supone que te crea? Hay un león bastante grande afuera.
-Potter, te recuerdo que el cuatro ojos eres tú.
-Pero la mentirosa eres tú y no voy a negarte que sería divertido delatarte con McGonagall, pero como estoy ocupado y soy buena persona (contrario a ti), te dejaré ir si me dices que estabas haciendo.
-¿De verdad eres tan ingenuo?- preguntaste con algo de burla.
-Yo no soy el que fue cachado en un lugar prohibido.
-Este no es un lugar prohibido, idiota.
-Para una serpiente como tú sí.
-Argg, suéltame.
-No lo haré hasta que me digas.
-No te diré nada.
-No te hagas a la difícil.
-El difícil eres tú.
Y antes de darse cuenta estaban teniendo otra de sus discusiones. De milagro nadie estaba cerca para verlo o escucharlo y aunque la mayoría de sus discusiones terminaban mal (con un duelo de varitas en medio del pasillo o un castigo de parte del profesor que los encontrara) esta vez fue bastante diferente.
En algún momento de su discusión perdieron control total de la situación y estabas gritándole por lo idiota cara rajada que era cuando sentiste de repente, unos labios chocar con los tuyos. Se supone que estuvieras asqueada o que le hubieras dado un buen empujón, pero en su lugar (para sorpresa de ambos) te dejaste llevar y terminaste besándolo de vuelta.
Fue un beso medio torpe y que no duró mucho, pero fue lo suficiente para hacer que tu cara se pusiera de todos los tipos de rojo en segundos, la mente llena de insultos se te fuera completamente en blanco y las palabras te las tragaras.
Cuando Harry terminó el beso, te soltó y se alejó unos pasos como si no pudiera creer lo que acababa de suceder. Se volteo para darte la espalda como el cobarde que era mientras se rascaba el cuello inseguro. Estabas intentando controlar tu cuerpo todavía de la impresión cuando lo escuchaste hablar de nuevo.
-Hablas demasiado.- fue lo único que dijo antes de tomar una escoba vieja y fea y salir a toda prisa.
Te quedaste allí, congelada, intentando entender qué demonios acababa de pasar, criticando en tu cabeza a Harry, pero más importante aún, te preguntaste por qué, en el nombre de Merlín, aquel beso te había gustado.
La respuesta la encontraste unos años después, cuando, en medio de una guerra, lograste desafiar a tu familia y tu destino y unirte al lado de los buenos y entender, que todo ese odio que descargaste sobre Harry eran simples sentimientos que no querías aceptar.
Y aquel beso en sexto año, solo fue el primer paso para darte cuenta.
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hogwarts
Fanfiction"Estás tan cuerdo como yo". "¿Qué es la vida sin un poco de riesgo?" "Juro solemnemente que no tengo buenas intenciones". "Travesura realizada". "Preocuparte significa sufrir doble". "¿Después de todo este tiempo? Siempre". Colección de histori...