Enemigos fingidos

6.8K 283 7
                                    

Draco Malfoy x Granger Reader

No sabías de él desde hace un tiempo. La última vez que lo viste, fue quizás hacía unos días, pero no estabas segura, pues desde hacía tiempo no eras la misma Granger de hace un año.

La guerra, el caos, Hogwarts, los mortífagos, la Orden...todo te había cambiado. Él te había cambiado y aún no comprendías como, pero lo había hecho.

Te detuviste unos instantes e intentaste tomar un respiro. Tenías el uniforme sucio y medio roto, tus manos estaban sudadas y temblaban y tu rostro mostraba los primeros síntomas del cansancio. Te apoyaste de una pared medio destruida e intentaste respirar hondo mientras tenías la varita apretada en la otra mano.

Tenías nauseas, la cabeza te daba vueltas y querías entender como demonios habías llegado a ser parte de todo este caos. Luego recordaste que todo lo hacías, como siempre, porque tu hermana mayor estaba metida en el asunto.

Respiraste unos segundos más diciéndote que tenías que seguir corriendo, pues un grupo de mortífagos te había encontrado mientras salvabas a un par de gemelos que te recordaban a los Weasley, pero que definitivamente no lo eran.

Empezaste a dar unos pasos hacia el frente, pero comenzaste a sentirte mal. Llevabas horas haciendo lo que podías por sobrevivir, habías visto a niños morir, habías intentado matar a mortífagos y no habías descansado para nada. Habías visto demasiadas cosas por hoy y no querías verlas de nuevo en tu vida.

Volviste a dar un paso alfrente, intentado separarte de la pared que te mantenía de pie, pero lo único que hiciste fue caerte.

Te pusiste en pie lo más rápido que pudiste y te dijiste que tenías que seguir. Tenías que seguir corriendo o sino te matarían.

Cuando escuchaste unos pasos en el pasillo medio desolado, pues en aquellas partes del castillo no había pelea, tu corazón dió un vuelco e intentaste moverte.

Caminaste unos pasos, intentaste correr, pero para cuando creíste haberlo logrado, los pasos apresurados habían llegado al pasillo y una voz que conocías demasiado bien te detuvo.

-¡(Y/N)!- gritó y por segundos lo único que pudiste escuchar fue tu corazón latiendo en tus oídos.

Sentiste que era tu mente jugándote un truco. Creíste que era solo tu imaginación y por eso corriste sin voltear a mirar si era él.

Él volvió a gritar, pero no te detuviste. Tenías que correr aunque te sintieras a punto de vomitar o morir.

-¡Y/N, detente!- gritó y esta vez sentiste que estaba cerca, sentiste que te había alcanzado.

Sin embargo, por culpa de aquellos sentimientos y el cansancio que ya sentías, perdiste velocidad y antes de poder llegar a un pasillo concurrido, te alcanzó y te impidió seguir cuando te tomó por la cintura.

-Y/N, no corras. Soy yo.- dijo con voz cansada.

Te detuviste y quisite soltarte, quisiste salir corriendo de nuevo, pero estabas tan cansada y sus brazos alrededor tuyo te traían una familiaridad demasiado grande y simplemente decidiste no pelear contra él.

Sacaste un suspiro extraño y te rendiste dejando caer tu hombros y brazos.

-Gracias a Merlín que estas viva.- dijos abrazándote con más fuerza. Tenía su varita en una mano y acababa de enterrar su cara en tu cuello.- Creí lo peor cuando esos mortífagos te siguieron.- sentiste gotas en tu cuello. Estaba llorando y él no solía hacer eso mucho, al menos no frente a ti.- ¿Estas bien?

Sacó su cabeza de tu cuello y te giró con algo de brusquedad. Cuando estuviste frente a frente con él, te diste cuenta de porque tu corazón acababa de dar un vuelco.

Draco Malfoy tenía lágrimas auténticas en los ojos, estaba despeinado, sucio, vestido como un maldito mortífago y una genuina preocupación en sus hermosos ojos.

Te miró esperando una respuesta. Sus manos te sujetaban de los brazos con firmeza, pero no la suficiente para hacerte sentir maltratada. El infeliz estaba aquí y no pudiste evitar recordar el rencor que sentías hacia él por haberte abandonado, por haber escogido a Voldemort, por ser un sangrepura y tú una sangresucia, por ser un Slytherin y tu una Gryffindor. Querías odiarlo, pero no podías. No cuando te miraba así, no cuando te había salvado, no cuando había estado a tu lado en demasiados momentos, no cuando lo amabas.

Él te miró preocupado esperando una respuesta, sin embargo, antes de que pudieras dársela, él te rodeo con sus brazos en un abrazo y quisiste llorar. Quisiste decirle lo mucho que le habías extrañado, lo mucho que lo odiabas y lo mucho que lo amabas. No sabías como era posible sentir todo eso por la misma persona, pero lo sentías y no podías retractarte ahora.

Lo abrazaste unos segundos después. Por primera vez en meses, te sentiste completa. La calidez que irradiaba todo su ser te hacía sentir como si fueran estudiantes de nuevo y simplemente estuvieran compartiendo un abrazo a escondidas.

Sin darte cuenta comenzaste a llorar y no querías soltarlo. Te sentías cansada y solo querías descansar en sus brazos. Querías que la guerra se acabara y volvieran a ser simples enemigos fingidos.

-Te amo.- dijiste, en un susurro y casi sin querer.

Él te apretó más, te dió un beso en el cabello y te susurró lo mismo.

Te sentiste completa. Como si hubieras dejado a tu corazón decir todo lo que dolía.

Minutos después lo dejaste ir, él te secó las lágrimas y tú le arreglaste el cabello.

Se separaron y regresaron por donde vinieron porque tenían que regresar a ser enemigos. Y quizás, si al final sobrevivían, podrían ser lo que siempre quisieron ser, pero por ahora, solo serían el amor imposible de esta guerra.

hogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora