Amanecer

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Aclaración: La imagen arriba no es mía, la saque de internet, asi que lo siento. A la chica que me lo pidió, espero que te guste y perdona la tardanza. Esta chiquilla no tuvo internet en las fiestas. Hablando de fiestas...¡Felices fiestas atrasadas! Disfruten.


Billl Weasley x Reader


Sabías que si alguien te cachaba haciendo eso, probablemente te expulsarían, pero estabas dispuesta a correr el riesgo.

Por eso, cuando tu reloj marcó diez para las seis de la mañana, te levantaste de la cama, te pusiste tu suéter favorito y tomaste tus tenis. Saliste a hurtadillas de las habitaciones de las chicas y te dirigiste a las de los chicos.

Luego de abrir la puerta con cuidado y de pasar callada entre las camas, te detuviste al llegar a la de tu mejor amigo.

Bill dormía bocarriba con la manta hasta el cuello y el cabello despeinado. Con cuidado, lo moviste y susurraste su nombre hasta que despertó.

-Shh.- le dijiste.

-¿(Y/N)? ¿Qué haces aquí?- exclamó medio dormido y sorprendido.

-Tengo algo que enseñarte.- susurraste.- Vamos, levántate.

-Son casi las seis.- dijo antes de bostezar.- ¿Por qué debo levantarme?

-Porque lo que te enseñaré solo pasa una vez al día a esta hora. Vamos, muévete.- dijiste sacándolo de la cama.

Bill dijo que lo haría y luego de ponerse un suéter y unos zapatos, salieron del cuarto a hurtadillas y de la sala común.

Tomaste la mano de tu mejor amigo y lo arrastrarte por los pasillos fríos y pronto no tan oscuros de Hogwarts.

-¿A dónde vamos?

-Es una sorpresa, Zanahoria.- contestaste aún tomando su mano.

Bill no volvió a hablar y te siguió. Estabas algo nerviosa, pues nunca habías roto una regla siendo prefecta. Se suponía que dieras el ejemplo y metiéndote en el cuarto de los chicos y saliendo de madrugada de la sala común no eran cosas ejemplares, pero tenías que arriesgarte. Era su último año en Hogwarts y en unos meses se despedirían quizás para siempre. Te ibas a Londres para escribir para El Profeta y Bill había conseguido un trabajo temporal para Gringotts y no sabías cuando sería la última vez que lo verías.

Así que prácticamente era ahora o nunca.

Luego de caminar en silencio por los pasillos de forma exitosa, llegaron a su destino.

El Lago Negro estaba frente a ustedes al igual que un cielo de colores mezclados que pronto le daría paso a un amanecer.

Caminaste hasta un banco que estaba a orillas del lago bajo un árbol. Te sentaste y le pediste a él que hiciera lo mismo. Confundido, Bill obedeció.

Se quedaron callados unos minutos escuchando los alrededores y observando como el sol se iluminaba de nuevo poco a poco.

-Ah, (Y/N), aún no entiendo porque estamos aquí.- dijo él con las manos en los bolsillos de su suéter, pues hacía algo de frío.

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