Hmm

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Severus Snape x Reader

-(Y/N).

-Hmm.- contestaste sin mirarlo. Estabas algo ocupada pasando las páginas de un libro de Pociones.

-¿Por qué somos amigos?- te detuviste en seco y miraste a Severus Snape como si acabara de decir que Sirius Black era cool.

-Tu pregunta me ha ofendido.- te llevaste una mano al pecho, supuestamente ofendida.

Él rodó los ojos sonriendo y luego miró su libro algo inseguro. Te quedaste mirándolo, sabiendo que diria algo. Estabas segura que lo conocías mejor que nadie.

-Es que...eres hermana de Lupin, Lupin es amigo de Potter y Potter es...

-Un imbécil.- interrumpiste. Él te miró algo inseguro, pero luego asintió.-Hey, no te preocupes. No sé cómo Remus soporta a James, pero yo no lo hago, además Remus y yo lo único que tenemos en común es nuestro apellido. Tú y yo somos amigos porque sabemos elegir bien, no como mi hermano.

Severus quería reirse, pero la biblioteca no era un lugar para reírse y Severus no solía reir. Excepto quizás contigo.

Regresaron a su tarea. Estaban sentados en la misma mesa entre unos anaqueles de libros. La biblioteca estaba algo llena hoy y había más ruido del normal, pero ustedes estaban haciendo tareas tranquilamente juntos.

-¿Cúal es la respuesta del siete?- preguntaste. Eras Ravenclaw, pero hoy estabas perezosa (razón por la cual no eras Hufflepuff).

-¿No se supone que eres la Ravenclaw?- preguntó él acomodándose en la silla y desoeinandose un poco su cabello negro.

Trataste de mirar a otro lado, pues aquel gesto te ponia algo...nerviosa. Igual que él te mirara como en ocasiones hacia.

Ah, si, pero tu eres listo y tengo vagancia. Solo dame la respuesta.- dijiste divertido.

-Es 1,523.- contesto y la apuntaste, diciendote que luego harias el procedimiento.

Cuando terminaron estaban justo a tiempo para la cena. Recogieron sus cosas y salieron de la biblioteca, pero Severus se detuvo en seco y como ibas detrás de él, chocaste.

-Sev, ¿por que...?- tus palabras quedado en el aire cuando, al asomarte por detrás de la alta figura de Severus, encontraste a tu hermano y sus amigos mirándote como si hubieras sido sentenciada a Azkaban de por vida: Remus parecia algo asustado, Peter confundido, James enojado y Sirius feliz.

-(Y/N), que sorpresa. ¿Qué haces junto a Quejicus?- preguntó James con molestia, pero te habías enojado en cuanto dijo Quejicus. No tenia idea de cuanto odiabas esa palabra con toda tu alma.

Te saliste de detras de Severus y te paraste frente a él con la varita lista en tu bolsillo por si tenias que defenderte a ti y a Severus.

-Eso no es tu problema, Potter.- dijiste molesta. James jamás te agregó y mucho menos la manera en que trataba a tu mejor amigo.

-¿No es mi problema? ¡Te juntas con el enemigo!- su gritó llamó ls atención de algunos que pasaban.

-Él no es el enemigo, es mi mejor amigo. Allá tú que tienes poco espacio de mente.

-Hey, no peleen, no hemos venido a eso.- intervino Remus. Podias sentir a Severus algo nervioso detrás de ti.

-¿Qué quieren entonces?- preguntaste cruzandote de brazos.- Porque que sepa, lo único que saben hacer ustedes es burlarse de los demás, como si fueran hermosos y perfectos.

-Por supuesto que...- James fue interrumpido por Remus, quien parecia un padre con niños problemáticos.

-Solo queria hablarte. Los chicos han venido porque quisieron.

-Lo siento, hermanito, pero tendrá que ser luego. Severus y yo ibamos a cenar.- sin aviso, halaste a Severus por la mano y lo colocaste a tu lado. El pelinegro, que era unas pulgadas más alto, te miró sorprendido y nervioso. Nunca lo habias tomado de la mano antes.

James y Sirius te miramos asombrados, sin creerlo.

-Hasta luego.- y entrelazando tu mano con la de Snape, saliste de alli hecha una furia arrastrando contigo al Severus algo avergonzado.- Esos imbéciles.-dijiste más para ti que para él.- Sinceramente, no les hagas caso. James es solo un narcisista idiota. No tengo idea de como Lilly le hace caso. Dan ganas de reventar su maldito ego con un alfiler y ojalá un bludger le rompa algo en el...

Severus no te estaba escuchando a estas alturas. No creía que estuvieras hablando con él, pues cuando te enojabas solías maldecir en voz alta y él solia observarte, escucharte y reírse para sus adentros.

De repente se detuvo, deteniéndote en el camino. Lo miraste extrañada, estaban en medio de un pasillo de camino al Gran Comedor.

-¿Pasa algo?- preguntaste, aún tomando su mano como una pareja románticamente envuelta haría.

Él te miró. Solo te observo; tus ojos, tu nariz, tu cabello algo despeinado, tus mejillas algo rojas por el coraje y tus labios. Tu voz que lo hacia sentir mejor en días horribles, en días donde lo único que quería era esconderse y llorar como un bebé. Esos mismos labios le habian enseñado que llorar no tenía nada malo, que ser amable y enseñar su verdadero ser no era peligroso. Esos labios lo hacían sonreir genuinamente y ahora mismo tenia unos fuertes deseos de besarlos increíbles.

-Sev, ¿estas bien?- frunciste el seño preocupada.

Tus labios diciendo su apodo, lo puso más nervioso de lo que estaba. Desde hacia unos meses empezó a tener sentimientos, estaba asustado, pues eras su única amiga y no quería perderte. Quizás decirte que te amaba sería algo loco y estaría mal. Quizás no sentiría lo mismo, pero tu misma le habías enseñado que no había que ser Gryffindor para ser valiente.

Así que sin pensar muy bien lo que hacía, se acercó, demasiado cerca para lo que considerabas normal y antes de darte cuenta, estabas siendo besada por los labios de la persona que te estaba volviendo loca desde hace unos meses.

Severus te besó, inexperto y asustado, pero te besó y había sido tan hermoso y emocionante que solo querías más. Le seguiste el beso y te sentiste feliz y no eras feliz desde hace tiempo.

-Antes que digas alguna estupidez y lo arruines te diré algo.- dijiste mirándolo a los ojos.- Te amo y quiero otro.- él sonrió, con esa sonrisita de lado y traviesa que sólo él tenía.

-¡QUIJICUS SNAPE, QUITA TUS MALDITAS MANOS DE ENCIMA DE (Y/N)!- ambos miraron alarmados, para ver que James, Sirius, Remus (quien no parecia enojado) y Peter se acercaban como locos maniacos hacia ustedes.

-Corre.- dijiste y lo tomaste de nuevo de la mano, entrelazaste tus dedos con los de él y saliste corriendo con él mientras tu hermano y amigos te seguían.

Aquel día, seria el más hermoso, quizás para s

iempre.

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