"Gracias por existir"

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Fred Weasley x Reader

A estas alturas lo único que querías hacer era hacerte una bolita y llorar. Llorar hasta que te secaras como un cactus en el desierto.

Estabas enojada, pero al mismo triste. Las lágrimas se te salían sin esfuerzo y te las secabas con rapidez porque estabas en un pasillo lleno de estudiantes.

Caminaste lo más rápido que pudiste. Lo necesitabas. Necesitabas que te dijera que todo estaría bien, que los días malos siempre pasan y que mañana cuando despertaras todo lo que había pasado hoy desaparecería.

Mantuviste la cabeza baja y apenas te disculpaste al chocar con alguien. Tenías que encontrarlo. Lo único que anhelabas era un abrazo de su parte y que te dijera que todo estaría bien.

Dioses, se hubieras sabido que ibas a tener tan mal día, te hubieras quedado en la cama durmiendo, pero no, nadie te avisó que hoy sería terrible.

Cuando te regañaron en Pociones por saltarte un paso en la poción, no te pareció algo tan grave. Después de todo odiabas las reglas y los pasos. Esas cosas te hacían sentir controlada y aveces seguir instrucciones podía ser una tortura para ti. Pero cuando te tocó la clase de Encantamientos y no podías lograr un encantamiento, sin importar cuantas veces intentaras, algunos empezaron a burlarse y parecía que mientras más lo intentabas, peor lo hacías. Al final el profesor te pidió que repasaras la teoría de nuevo, mientras la clase se reía porque eras la única que no lo había podido hacer.

A eso podemos añadirle una prueba sorpresa de Transformaciones por discutir con aquella Slytherin que no te dejaba en paz desde hacía tiempo. Ahora la clase entera te odia, igual que tu casa por hacerles perder 120 puntos.

La cereza del pastel llegó en la última clase. Ya te sentías abatida por todo lo que te había pasado. Podías escuhar risas y sentir miradas de odio a donde quiera que fueras, sin embargo, nunca creíste que tu mejor amiga, la bruja que era como tu hermana y te había fucking visto crecer, te acusara de ladrona por encontrar unos estúpidos aretes que llevaban siglos en su familia de sangre pura cerca de tu cama y haber negado haberlos visto cuando ella te había dicho que los había perdido.

Definitivamente hoy no había sido tu día.

Y puede sonar algo tonto quizás para los muggles o algunos magos, pero te sentías tan exhausta mentalmente que lo único que querías hacer era llorar y llorar y volver a llorar porque sentías que si no lo hacías explotarías.

Estabas llorando cuando lo encontraste, corrección, chocaste con él.

Estabas doblando la esquina cuando apareció de la nada. Estaba con su hermano y su mejor amigo y al verte, sonrió e iba a decirte algo, hasta que te escuchó sollozar y entonces al verte mejor supo que estabas llorando.

-¿Por qué lloras?- preguntó preocupado, pero no le respondiste. En cambio, extendiste tus brazos y sin pensarlo le abrazaste, desequilibrándolo en el proceso.

En cuanto sentiste aquella calidez característica de él y tus brazos estuvieron rodeándolo, te pareció seguro llorar y no te importó que hubieran personas en el pasillo o que su hermano y mejor amigo estuvieran presentes, simplemente no pudiste más y empezaste a llorar.

Llorar como si estuvieras a punto de morir. Como si aquel fuera tú último momento junto a él.

-Shhh, tranquila.- te dijo, rodeándote con sus brazos en cuanto te escuchó sollozar con fuerza contra su túnica.

Le hizo una seña a su gemelo y a  su mejor amigo y estos se fueron. Fred se apoyó de la pared y te permitió llorar mientras te hacía círculos en la espalda como su madre hacía con Ginny cuando era una bebé y lloraba histérica.

-No me dejes. Por favor, no me dejes tú también.- dijiste con una voz un poco ahogada, pero él te entendió completamente.

-No te preocupes. Nunca te dejaré. Lo prometo.- dijo dándote un beso en la cabeza y sujetándote más fuerte.- Siempre estaré aquí.

Lloraste hasta que sentiste que no habían más lágrimas. Lloraste tanto, que no podías respirar por la nariz, la cara se te volvió roja y los ojos te dolían.

El pelirrojo te llevó afuera, donde nadie los mirara y luego de sentarse en el césped mientras los demás cenaban, le contaste todo lo que había pasado durante el día y vió el dolor en tus ojos.

-Hey, mírame.- te dijo en cuanto terminaste y amenazaste con empezar a llorar otra vez. Tomó tus manos y te miró fijamente, pero solo miraste como sus manos protegían las tuyas.- Lo que te pasó hoy, queda en hoy. Mañana será un día nuevo y podrás escribir lo que quieras en él. Además, debes recordar que no estás sola, voy a estar contigo siempre. Corazón, mírame, por favor.- él llevó una mano a tu rostro y luego de acariciarte una mejilla, hizo que lo miraras con suavidad.- Todo estará bien, ¿sí? No dejaré que te arruinen la vida.

Los ojos se te cristalizaron y a estas alturas no sabías si ibas a llorar por sus palabras o porque momentos así te hacían sentir terriblemente suertuda de tenerlo. Por eso lo amabas, por eso no vivías sin él.

Algunas lágrimas se te escaparon, pero él las secó.

-Puedo pedirle a Hermione que te ayude a repasar la poción y Luna puede ayudarte con el encantamiento. En cuanto a la odiosa Slytherin esa, ya tengo algo en mente, igual que para tus compañeros.- dijo y lo miraste algo alterada, pues sabrían que habías sido tú, pero él sacó esa sonrisa traviesa que te decía que no importaba lo que dijeras, no cambiaría de opinión.

Él te pellizco la mejilla cuando vió tu cara alarmada y solo pudiste sonreír de vuelta.

-Me gustas más cuando sonríes.- dijo y viste una sonrisa sincera en su rostro.

Merlín, le debes tanto a este pelirrojo y pensar que al principio no lo soportabas.

Te acercaste más a él y lo abrazaste lo más que pudiste. Él hizo lo mismo contigo.

-Gracias por existir, Fred.- él sacó una risita, que de alguna manera te hizo sentir cálida.

-Agradécele a mi madre.- dijo antes de darte un beso en la cabeza.

Nunca olvidarías ese día o los mil siguientes en que Fred fue lo único que te sostuvo de pie. Incluso cuando casi muere en Hogwarts, no rompió su promesa; estuvo contigo siempre y cuando se casaron por fin, después de tantos años, le agradeciste a Molly por Fred y todos los problemas que te había resuelto en la vida.

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