hogwarts

Complicado (III)

Oliver x Reader Profesora (Parte III)

El tiempo pasó y aquella frase de "espero verla pronto, profesora" nunca se cumplió. Oliver siguió enamorado de ti y ni siquiera los años, el dinero, la chicas, el whiskey o el quidditch pudieron sacarte de su cabeza.

Había cumplido su palabra; se había convertido en un jugador de quidditch profesional y le iba bien. Tenía dinero, una casa enorme para si solo, era uno de los solteros más codiciados, estaba en uno de los equipos mejores pagados y era un héroe de la guerra, pero ni siquiera con tanto éxito pudo olvidarte.

En medio de lágrimas de frustración y un vaso de whiskey le confesó a su mejor amiga, Katie Bell, sus sentimientos hacía ti y aunque Katie parecía imaginarse que su mayor problema era una mujer desde hacía años, no le juzgó.

Se sintió un poco más aliviado de haberle dicho a alguien luego de años ocultando un amor tan patético y sucio en su cabeza, pero se sintió más miserable porque sabía que jamás te vería de nuevo.

Llegaste a su mente aquel día luego de una práctica con el equipo. Oliver estaba buscando sus cosas para darse un baño, cuando escuchó a Marcus Flint, su mejor amigo y quien no sabía nada de su amor imposible, mencionarte.

-¿Supieron que la profesora de pociones que tuvimos en Hogwarts hace unos años regresó? Dicen que ahora es la sustituta permanente de Slughorn y Snape.

Oliver entró en pánico, pues no sabia como reaccionar ante aquello. Una parte de si mismo estaba feliz, otra estaba triste y no queria creer lo que Marcus había dicho.

Ahora, solo en su estudio, sentado frente a la chimenea trataba de ahogarse en un vaso de whiskey y no pensar en ti.

Unos golpes en la puerta le advirtieron que su elfo doméstico estaba al otro lado.

-Señor Wood.- dijo la voz chillona de este.

-No es el momento, Gern.- dijo Oliver sin mirarle, pero levantándose para servirse más whiskey.

-Pero señor, tiene una visita.

-Si es Katie, dile que no me siento bien.

-No es la señorita Bell, amo Wood.- Oliver respiró hondo para no perder la paciencia.

-Entonces, si es Marcus dile lo mismo.

-Tampoco es el señor Flint.

-¿Quién demo...?- dijo volteando, pero sus palabras quedaron en el aire, cuando al ver hacia la puerta, desde donde su elfo doméstico hablaba, encontró a una mujer que definitivamente eras tú.

El corazón se le quiso salir del pecho, el cuerpo comenzó a temblarle, la garganta se le secó y creyó que el alcohol le estaba haciendo ver cosas.

Pero no, estabas allí. Estabas en la puerta, esperando a ser recibida por él.

-Gracias, Gern.- dijiste mirando al elfo, cuando su amo solo te miraba.

El elfo hizo una reverencia y se fue. Entraste a la habitación y cerraste la puerta tras de si, aún mirando a Oliver.

-No pareces muy contento de verme.- dijiste viéndote muy diferente.