capítulo 5

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[Fraternidad Ladies D, Habitación de Mulán y Mérida | Un par de días después]

Los días habían pasado desde aquel conveniente encuentro, mas, la curiosidad, por más que había luchado contra ella, le ganó finalmente.

Mientras estaba acostada en su cama, Mulán abrió su Instagram y buscó el grupo de artes marciales de la universidad, los tan famosos Martial Knights, donde si su inteligencia era bastante racional, sería más fácil encontrar al chico que estaba buscando.

Li Shang, ése era su nombre.

Fue algo difícil saberlo, porque después de todo él era una de esas personas en las que jamás pensó interesarse en saber más. Tuvo que averiguarlo gracias a algunas publicaciones en de la cuenta de Instagram del equipo en el cual él era capitán -única cosa que sabía sobre el chico- . Aunque en realidad, no debió hacerlo... Una vez más sabía que interesarse, investigar, conocer sobre él... Tan sólo lo haría difícil en un futuro lejano o no.

Pero no estaba arrepentida, después de todo, un tipo como él era permitido admirarlo.

La puerta de su habitación se abrió, dejando ver a una Mérida con un paquete de Doritos en sus manos.

—Oye, ¿qué haces? —sin esperar respuesta, se acercó a su lado, dejándose caer en la cama junto a ella.

Mulán bloqueó su teléfono, algo nerviosa.

Sabía que Mérida la molestaría de por vida si se enteraba de lo que estaba haciendo, sin mencionar que aquella misma noche ella había tomado la precipitada decisión de contarle su incidente con el chico.

—Tarea —contestó rápido, y para nada convincente.

Mérida alzó una de sus cejas.

—¿En Instagram?

La asiática tomó el paquete de Doritos, comiendo unos cuantos.

—Estaba tomando un descanso.

—¿Y cómo por qué no me dejaste ver? —preguntó, mirándola extrañada.

—¿Qué? No es cierto.

—Mulán, te conozco hace más de cuatro años, y estás actuando extraño.

La pelirroja fingió seriedad, y en un impulso tomó el móvil de su amiga, desbloqueándolo rápidamente mientras se levantaba de la cama.

—¡Mérida, dame eso! —Mulán chilló, inútilmente.

Mérida se concentró en la pantalla del móvil de su amiga, encontrando el perfil de Instagram del equipo Martial Knights.

Hizo una mueca y miró a la chica.

—¿Y tú desde cuándo te interesas en el equipo de artes marciales?

Luego regresó su mirada a la pantalla, bajando hacia las publicaciones. Ahora todo cobraba sentido. En una de ellas estaba el mismo chico del que Mulán le había hablado antes, el mismo Li Shang. ¡Qué coincidencia!

—Oh, ya veo porqué.

Mulán la miró ruborizada.

—Sólo era un poco de curiosidad.

—Por la curiosidad murió el gato, Mulán. Y algo me dice que es lo que te va a pasar a ti —dijo, recibiendo una mirada seria por parte de la asiática.

Mulán se sentó nuevamente en la cama, soltando un suspiro.

—¿Y bien? —continuó la pelirroja, esperando que su amiga dijera algo por cuenta propia.

Mulán suspiró de nuevo, esta vez mientras comenzaba a juguetear inocentemente con sus manos.

—Lo tiene privado, y no voy a seguirlo. Tampoco estoy tan tonta.

Mérida soltó una pequeña risita burlona, y luego miró a su amiga.

—¿Privado? ¿Qué le pasa? ¿Acaso, tiene la receta de la Coca-Cola o qué?

Esta vez fue Mulán quién rió.

—Tal vez le gusta tener privacidad —lo justificó ante los pensamientos burlistas de la pelirroja—. Igual, no es importante.

Ella negó con la cabeza, restándole importancia justo como había dicho antes. Luego tomó un respiro, y se volteó hacia Mérida, estirando su mano a ella.

—Dame el celular.

—No —habló con seguridad—. Si lo buscaste fue por algo, y llegar hasta ahí y no seguirlo es una estupidez —su dedo hizo un par de movimientos en la pantalla del móvil—. Así que...

De repente Mulán se dio cuenta de lo que pelirroja estaba a punto de hacer. ¡Y no!

Ella se levantó en dirección a su amiga casi tan rápido como lo supuso.

—¡Mérida, no!

La pelirroja presionó el espacio azul donde claramente decía "Seguir".

—El que no arriesga no gana —terminó diciendo, con la voz tranquila, regresándole el móvil en sus manos.

La asiática la miró con más seriedad que antes, para luego bajar la mirada hacia la pantalla del móvil.

—No puedo creer que lo hayas hecho. Va a pensar que soy una demente psicópata obsesionada —dijo con tono exagerado.

Mérida se lanzó en la cama de nuevo.

—Ay, tampoco es para tanto. No seas exagerada y aguafiestas.

Mulán le dio una mirada de obviedad, alzando una ceja.

—¿Lo dice la "drama queen" cuando se trata de su cabello?

Mérida tiró un Dorito justamente a su amiga.

—Recuerda que tu secreto está en mis manos. No juegues con fuego, Mulán.

La chica soltó un pequeño bufido.

—Te odio.

—Lo sé.

Mulán aún tenía el móvil en sus manos, miró una vez más a la pantalla... Ella sabía que sólo era una red social, pero realmente no tenía planeado hacer nada si encontraba su perfil. Hasta que entonces Mérida llegó y arruinó su plan.

Algún día se la cobraría, o agradecería, en verdad no estaba segura.

Together & Tangled | Mulán & ShangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora