capítulo 10

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[OMDU | Un día después]

Las clases acababan de terminar, sin embargo en todo el día Mulán no recibió ni una sola señal o indicio de Shang. Absolutamente nada sobre si al final iban a empezar a realizar el proyecto de convivencia que le habían asignado tanto a ella como al chico.

Así que si él no la buscaría, ella lo buscaría a él. Tampoco era como que quería perder el proyecto y bajar su nota de conducta por una estupidez y descuido.

Se despidió de las chicas y se acercó a un grupo de varones que había cerca del camino que daba al gimnasio de la universidad, entre esos chicos estaba Shang, quien desvió la mirada hacia ella casi que en el mismo instante en que llegó. Parecía sorprendido y un poco inquieto.

A los pocos minutos se despidió de los cuatro chicos, y se acercó a ella.

—Hola —lo saludó Mulán, intentando no mostrarse nerviosa.

—¿Qué tal? —habló él—. Lamento no haberte avisado, es que...

Se sintió avergonzada por un instante. Tal vez él estaba ocupado y ella había ido a interrumpirlo.

—Oh, no, tranquilo. Si no puedes hoy, está bien. Será otro día, entonces.

Shang tomó la palabra nuevamente con rapidez.

—No. Lo que iba a decir es que tengo que ir a avisarle al equipo el por qué me ausentaré, y que quedará a cargo uno de mis amigos. Además hay una situación con unos nuevos integrantes, y esas cosas.

Mulán asintió ligeramente, abriendo un pequeño silencio entre ambos.

—No sé si por mientras esperas puedes ir a comer o algo, no lo sé —sugirió él después de unos segundos.

—Yo puedo esperarte —dijo ella.

—¿Segura? Tardaré tal vez más de veinte minutos... ¿Sabes?, mejor paso por tu fraternidad cuando termine.

—Aquí te puedo esperar. No hay problema.

—Está bien —Shang habló finalmente, para luego alejarse y terminar con su deber con el equipo.

(...)

Después de media hora, Mulán notó como algunos chicos salían del gimnasio, pero ella estaba demasiado concentrada en sus audífonos y celular como para ponerles total atención y escuchar lo que iban diciendo entre ellos; sin mencionar que no era de su incumbencia.

A los pocos minutos vio cómo Shang finalmente apareció caminando en el pasillo, acompañado de un chico castaño, de quién se despidió apenas llegó justo donde ella estaba.

—¿Vamos? —dijo él, con amabilidad.

Ambos se fueron dirigiendo al estacionamiento.

—¿Puedo preguntarte algo? —Mulán habló, con su típico tono lleno de curiosidad—. ¿Los nuevos integrantes para tu equipo pueden ser chicos y chicas?

—¿Chicas? —preguntó él algo confundido, pero luego tan sólo dejó salir una risita silenciosa—. No.

Mulán lo miró seriamente, como si el tono y la forma en la que él había contestado hubiera sido un tanto ofensiva.

—¿Por qué no?

El joven se detuvo y se volteó hacia ella.

—Porque no es un deporte para chicas, es algo brusco para las mujeres. Además, los encargados no lo permiten.

—¿En serio? Wow.

—¿Qué?

—En verdad no pensé que alguien como tú fuera de esos que siguen creyendo que los deportes "bruscos" —dijo haciendo comillas con los dedos, luego continuó—, son sólo para hombres.

Together & Tangled | Mulán & ShangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora