capítulo 21

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[OMDU, Cafetería]

Shang, Adam y el trío yacían en la cafetería, terminando su almuerzo.

—Me agradan esos chicos nuevos, parecen esforzados —Ling habló, llevándose una cucharada de su almuerzo a la boca.

—Sí. Harán un buen trabajo —fue Po esta vez quién continuó.

Ling miró al capitán del equipo, intentando hacerle conversación al chico que se había mantenido desde la noche anterior, notablemente serio... Fuera de sí.

—¿Tú qué opinas, Shang?

—Idiota, si él los escogió es porque confía en ellos —Yao soltó, sospechando que su amigo no respondería a su pregunta.

Fue entonces, cuando el asiático se levantó de su lugar, y sin decir una sola palabra, se fue a dejar su bandeja vacía de comida.

—Además, no creo que te responda si está de ese genio —el chico de antes, habló.

—¿Qué le pasa? —Ling preguntó, siguiendo con la mirada a su amigo.

—No lo sé. Ha estado raro desde ayer —Adam contestó, por primera vez.

—¿Creen que sea por su chica?

Yao alzó una ceja después de hacer aquella pregunta.

—¿Hablas de Mulán? —Po preguntó, con curiosidad.

Mas, Adam sabía que no podía ser por eso.

—No lo creo. Al parecer las cosas estaban bien.

—Tal vez la extraña... —Po dijo, alzándose de hombros.

—Shh, ahí viene.

Y tal y como lo había mencionado Ling, Shang no tardó en acercarse a la mesa donde estaban los chicos.

—Hoy no habrá entrenamiento —dijo, tomó su mochila y se dio media vuelta para irse nuevamente.

Adam lo siguió un par de pasos.

—Oye... ¡Oye! —él tomó del brazo a su amigo, llamando su atención—. ¿Qué te pasa, eh?

Shang luchó por no mirarlo a los ojos.

—Nada. No me pasa nada.

—Estamos en el siglo veintiuno, hermano —él le dijo, poniéndole su mano sobre su hombro—. Esa ya no es una excusa lógica cuando tienes esa cara.

Entonces, el asiático fingió una fugaz sonrisa.

—No es nada, Adam. Voy al baño.

(...)

[Un día después | OMDU, Gimnasio]

Después de pasar su turno, ahora tomando un pequeño descanso, Mulán observaba como Tadashi esquivaba los golpes de Yao. Y es que en realidad, todos estaban avanzando perfectamente.

Luego sintió unos pasos acercándose, y no tardó en darse cuenta de que era Shang, quien mantenía una expresión seria, y conservaba una extraña lejanía en su mirada.

Él estaba actuando realmente raro esos últimos días después de la fiesta. Muy extraño.

—Jun —él llamó su nombre, y haciendo una pausa miró su rostro con detenimiento un par de segundos—. ¿Puedo hablar contigo un momento?

Mulán asintió, y sin decir una palabra más, lo siguió hasta lo que se podía decir que era la oficina del capitán, su lugar.

—¿Qué ocurre, capitán? —preguntó haciendo su voz lo más grave que podía, después de que él cerrara la puerta tras ella.

Together & Tangled | Mulán & ShangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora