capítulo 23

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[Fraternidad DK's, Sala principal]

—¿Cómo está? —Kristoff preguntó, mirando con preocupación a Adam y a Ling, quienes acababan de bajar de la habitación compartida de Shang.

—Está dormido desde que llegamos —dijo el castaño.

La mayoría de los chicos de la fraternidad se habían enterado de lo sucedido, o al menos, lo que Adam y Ling pudieron ser testigos: Shang totalmente perdido de sí mismo, y desmayándose justo al llegar a Adam. Después de eso, no sabían qué lo había causado.

—¿Qué crees que le habrá pasado?

Adam negó con la cabeza, para contestar a la pregunta de Kristoff.

—No lo sé, pero estoy casi seguro de que estaba drogado.

Ling se sentó al lado de sus otros dos mejores amigos.

—Sí, se ve veía realmente mal.

—Pero... —Po frunció el ceño, buscando respuestas en su cabeza—. ¿Por qué Shang se drogaría?

—Lo que pasó ayer, ¿tal vez? —Yao les recordó, refiriéndose a nadie más, ni nadie menos que a Mulán.

—No lo creo.

—Sí, yo tampoco.

—Él no es el tipo de chico que se droga cuando ocurre algo... —Adam habló—. Y mucho menos por algo así.

—¿Entonces?

—Hay que esperar a que despierte.

—¿La bella durmiente? —Eugene soltó casi con una inocente burla, pues ante sus amigos, sus comentarios ya no eran meramente ofensivos—. Yo opino que todos vayan a descansar y mañana le preguntamos. A como ustedes dicen que estaba, no creo que despierte hoy.

Adam suspiró, encontrando nada más que la verdad en las palabras del chico.

—Sí, tienes razón.

Y cuando todos se empezaron a levantar, cierta persona llamó la atención de todos.

—Oigan, chicos —sí, ahora todos pudieron confirmar que era Aladdín—. ¿Estoy mal o este es...?

El moreno mostró su teléfono a todos, pero en especial a Adam. Y más que su teléfono, un video en Instagram....

—Shang —el castaño terminó, boquiabierto.

Todos se quedaron en silencio, observando aquello. Simplemente no lo podían creer, ahora todo cobraba sentido.

Una broma.

Una cruel broma.

—¿Quién subió ese video? —preguntó, después de unos instantes.

Ling, Yao y Po se miraron entre sí, completamente sorprendidos.

—No lo sé, viejo. Pero está en todas partes.

Mierda.

(...)

[Fraternidad DK's, Habitación de Shang y Adam]

Adam tuvo una fugaz idea. Él se sabía la contraseña del teléfono de Shang, y por lo tanto, tenía en su poder el prolongar que aquel video llegara a ojos de Shang cuando despertara.

Sin embargo, su amigo abrió los ojos mucho antes de lo esperado.

—¿Qué haces con mi teléfono?

Adam dió un pequeño sobresalto, mientras escondía con disimulo el móvil de su amigo, cosa que era completamente boba. Fue cuando dejó el teléfono en la mesita de noche al lado de la cama de Shang.

—Nada.

Adam juró que su amigo le diría alguna otro reproche sobre el tema del móvil, pero tan sólo dejó caer la parte trasera de su cabeza hacia la pared, cerrando los ojos al mismo tiempo. De repente, sus facciones se tensaron en una expresión de dolor.

—¿Por qué me duele tanto la cabeza? —soltó rápidamente—. ¿Qué hora es?

Adam lo observó en silencio unos segundos.

—Van a ser las once.

El chico volvió a abrir los ojos.

—¿Qué? ¿Por qué no me despertaste? Un momento, ¿en qué instante me dormí?

El castaño no contestó, sintiéndose ciertamente apenado por el tremendo lío en el que su amigo estaba tan metido, sin siquiera saberlo.

—Adam, ¿me puedes decir que pasa?

Sabía que tenía que decirle. De alguna manera, pero debía hacerlo. Esconderle algo así no haría las cosas más fáciles.

Adam se sentó en el borde de la cama.

—¿Recuerdas que después de la práctica me dijiste que querías quedarte un rato más?

El chico asintió.

—Al parecer tomaste un baño, pero... ¿amigo, no recuerdas qué pasó después de eso?

—No. Me duele mucho la cabeza. Es borroso —Shang en verdad parecía esforzado en querer recordar aunque fuera un trozo del por qué el castaño estaba tan preocupado, pero no había nada más que confusión en su cabeza—. ¿Qué sucedió?

Adam lo miró a los ojos. ¿Por qué no había una manera más fácil de decir aquello? O incluso, ¿por qué demonios su amigo no podía comprender con tan solo mirar la preocupación en su rostro?

Sin embargo, él tampoco podía engañarlo y ocultarle tal cosa. Tenía que decírselo.

Entonces, tragó grueso, bajando la mirada. Y cuando soltó aquello a su amigo, las palabras le llegaron como un golpe de realidad al pobre chico.

—Shang, creo que te drogaron.

—¿Qué?

Una horrible ansiedad inundó el ambiente alrededor de ambos.

—Alguien te quiso hacer una broma no tan agradable; al parecer fue una trampa —Adam hizo una pausa, y cuando volvió a hablar, fue como una fuerte ola—. Creemos que fue Shan Yu.

Sí, aquello lo dejó atónito. Sin palabras. Lleno de rabia.

(...)

[Fraternidad Ladies D, Habitación de Mulán y Mérida]

Mientras el reloj daba casi las once y media de la noche, Mérida perdía su tiempo revisando Instagram, pues, Mulán había insistido en que estaba cansada y que quería dormir. Claro que la pelirroja no era tonta y sabía perfectamente que esas palabras se traducían totalmente en un nombre.

Ella sabía muy bien que Mulán no dejaba de pensar en Shang, ni en el error que había cometido.

Sabía que Mulán se estaba lastimando, y que estaba alejada del mundo de una manera que no podía controlar.

Sabía que estaba triste y desanimada... Pues, por supuesto, un corazón roto duele tanto como un fuego abrasador.

Pero, Mérida jamás pensó que se pondría peor, no hasta que se encontró cierto video en una publicación de Instagram.

En él estaba Shang, siendo acorralado por un chico que tenía el rostro borroso, gracias a una edición notablemente hecha. Mas, eso no ocultó el hecho de un beso entre ambos.

Era un fuerte beso.

Mérida se quedó boquiabierta, y seguido llevó su mano hasta su boca.

"Ese es el gran Li Shang, ¿no es así, capitán?", fue lo último que se escuchó en aquel video antes de que el pobre chico saliera corriendo con tan solo una toalla alrededor de sus caderas.

No había que saber demasiado para darse cuenta que le habían hecho una broma, una de muy mal gusto.

Mérida miró aquel video unas dos veces más, intentando convencerse de que sí era Shang. Ella no lo podía creer. Y ahora la pregunta y preocupación era, ¿cómo reaccionaría Mulán cuando se enterara? Si ya estaba rota, eso la dejaría completamente destrozada.

Together & Tangled | Mulán & ShangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora