capítulo 24

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[OMDU]

Los días pasaron y Mulán no pudo evitar toparse con aquel video... ¿Acaso era tan real como parecía? Peor aun, ¿quién sería tan cruel como para hacerle eso a Shang?

Todo últimamente parecía tan irreal y vacío. Todo iba de mal en peor. Sus sentimientos iban en bajada... hundiéndose en un pozo sin fondo.

Quería hablar con él, pero no lo haría. Y eso le dolía. Le lastimaba en su interior el ya no hablar con él.

Sentía que la necesitaba, pero... ¿era real o solo un sentimiento creado por su imaginación desesperada?

Dolía mirarlo.

En realidad, ya no sabía cómo hacerlo.

Cuando finalmente tomaba fuerza para alzar la mirada y observarlo, podía sentir lo enojado y roto que estaba, y eso tan sólo alimentaba la idea de querer ir, sin decir una palabra, y abrazarlo con fuerza.

Pero sabía que no podía hacer algo así.

El nudo en su pecho dolía. Incluso soñar y extrañarlo. Y sobretodo, dolía estar consciente de que ella lo había perdido estando completamente sensata de sus acciones.

Mulán jamás en toda su vida se había sentido tan perdida y fuera de lugar. No quería caer en sentimientos vacíos y llenos de decepción y recuerdos, pero tampoco se sentía lo suficientemente bien como para sonreír y continuar como si nada, y absolutamente nada, hubiera pasado.

No era así de fácil como superar el haber perdido su juguete favorito, o que su helado se haya caído justo antes de terminarlo. En absoluto era algo comparado a eso. Y de ninguna manera era fácil.

Mulán estaba sentada al lado de Mushu, en una de las bancas en el jardín de la universidad, escuchando música y tratando de ya no pensar más en todo ese desastre que ahora era su vida, porque sabía que no haría más que hacerse más y mucho más daño.

De pronto, sintió como su amigo llamó su atención.

—Entonces, ¿eso fue todo?

Mulán lo escuchó aún por sobre el volumen de la música resonando en sus oídos.

—Eso creo.

Pero esa mañana, el ambiente tenía un poco más de amargura, pues Mushu al ya no estar en el equipo de artes marciales, debía volver a China.

Mulán lo miró, quitándose un audífono de su oreja.

—¿En serio te tienes que ir mañana?

—Ya compré el boleto.

Ella lo sabía.

—Lo siento.

Su amigo la miró con duda.

—¿Por?

—Por haberte hecho venir hasta aquí, y por meterte en una estupidez que jamás debí haber hecho.

—Mulán... Si vine aquí fue mi decisión, además, tú sólo me pediste mi apoyo, ¿recuerdas que vine aquí por mi cuenta?

—Aún así.

Ella en verdad se sentía apenada, por Mushu, por Shang... Por ella misma.

—No seas terca, niña. Déjalo ya, ¿sí? Y alegra esa cara, no has matado a nadie.

—Siento que soy un desastre —ella susurró—. Jamás debí de hacerlo.

Mushu la miró con compasión, entendía lo que podría estar sintiendo su amiga en ese momento... en esos días.

Together & Tangled | Mulán & ShangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora