capítulo 27 - final

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[OMDU, Cafetería | Al día siguiente]

Mulán sabía que su relación con Shang era complicada. Que las cosas en sí ya eran lo suficientemente complicadas, pero tampoco quería darse por vencida de tal manera que jamás le volvería a hablar.

Ella lo extrañaba.

¿Para qué negarlo?

En la hora del almuerzo ya había decidido ir a hablar con él, y aclarar las cosas de una buena vez. Mulán ya no quería que Shang pensara que ella tenía sentimientos de enojo hacia él o que el rencor tenía que seguir reinando entre ambos...

—Hola, chicos —ella saludó, cuando fue recibida por las miradas curiosas de Ling, Yao y Po.

—Mulán... —Shang susurró, justo en el momento en que la notó acercarse a ellos.

Mulán le dió una escasa sonrisa.

—Hola, Shang.

Sin embargo, uno de los otros cuatro chicos desvió su atención.

—¿Cómo estás, linda? —Yao saludó primero.

—Bien, gracias.

Y luego continuaron los demás.

—Aunque ya no eres Jun, sabes que igual te puedes unir a nosotros, ¿verdad? —Ling habló, terminando con una brillante sonrisa que se dibujaba en sus labios.

Chien Po asintió.

—Incluso nos podemos poner de acuerdo para ir a comer o ir al cine, ¿no, chicos?

Mulán se sintió halagada por ese instante, mientras asentía a sus ocurrencias con una sonrisita.

—Dile al pelirrojo también, él me cae bien —Yao soltó nuevamente, antes de llevar una cucharada de su almuerzo a su boca.

—Le diré.

Dicho aquello, Mulán fue llamada por la presencia callada y tranquila de ese silencioso Shang sentado entre los chicos. Él jugaba con sus manos notablemente inquieto, tal y como si estuviera fuera de aquel momento, porque en realidad, él no había querido decir una sola palabra desde que ellos empezaron a hablar.

Los tres asiáticos también notaron aquello y decidieron guardar silencio, entonces Mulán aprovechó la oportunidad y se dirigió a él.

—Shang...

El capitán del equipo no dudó ni un segundo en alzar la mirada, pues realmente estaba esperando su turno.

Cuando ambos se encontraron, ella continuó.

—¿Podríamos hablar?

Shang tomó un gran respiro, y de repente miró a los cuatro chicos a su alrededor. Yao arqueó las cejas ante la mirada de su amigo, notando el peculiar aire de incomodidad que había tomado lugar entre todos ellos.

—¿Qué? —el mismo habló con cierta ironía—. ¿Acaso esperas que nos vayamos nosotros? Con el que quiere hablar es contigo, así que ve con ella.

Yao recibió un codazo de parte de Ling, y una mirada seria de parte de Shang, quien después de eso tan sólo se levantó con el único propósito de seguir a Mulán camino afuera de la cafetería.

Cuando ambos llegaron a las afueras del lugar, Mulán pudo notar que estaban tan sólo a metros del mismo lugar en el que se habían conocido. Eran lindos y fugaces recuerdos que probablemente jamás olvidaría.

Sin saberlo, ella ya estaba sonriéndole a la nada, y Shang tuvo la bendición de observarla mientras ella se mantenía perdida en sus propios pensamientos.

Together & Tangled | Mulán & ShangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora