bonus: together forever I

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[Meses después | China, Casa de la Familia Fa]

Con la graduación de Shang, él y Mulán habían planeado pasar las vacaciones de verano en casa de la familia Fa, y era claro que probablemente había sido la mejor idea que pudieron haber tenido.

Era la segunda vez que Shang visitaba la casa de la familia Fa, pero esta vez era distinto. Pues, ya los nervios no eran tan amargos como la primera vez. Él sabía que de una u otra manera sus suegros ya lo habían aceptado con una cálida bienvenida como miembro de la familia.

Shang aún recordaba lo nervioso que estuvo cuando tuvo que mirar a los ojos al señor Fa y presentarse como su yerno, o lo incómodo que resultó cuando sus mejillas se ruborizaron como tomates en esas cenas en las que la abuela Fa no dejó de comentar insinuaciones graciosas sobre su relación. No. Esa fue en definitiva la mejor parte.

En cambio, la relación con la madre de Mulán al principio no fue agradable. Él no lo comprendía, hasta que Mulán se sinceró con él y le contó sobre el trato que la señora Fa quería consolidar con la familia Honghui, al comprometer a Mulán con el hijo mayor de la familia.

Shang al principio intentó asimilarlo, y no pudo negar que también sintió celos, pero conforme pasaron los días fue demostrándole a Fa Li que él era un joven decente para su hija, y mucho más importante, que la amaba con cada fuerza de su alma.

Pero las cosas continuaron bien, y ahí estaban de nuevo.

Ambos yacían acostados bajo el enorme árbol de flores de cerezo que aún se mantenía fuerte en la parte trasera de la casa. Todo en silencio. Disfrutando del momento, hasta que Shang llamó la atención de Mulán al fingir que sentía un dolor en su rodilla.

Mulán se levantó preocupada, pero lo que ella jamás imaginó fue que el ex capitán de artes marciales de la universidad fuera a arrodillarse ante ella, mientras con un inmenso brillo en sus ojos él sacó un anillo de su bolsillo.

—Sé que es muy pronto —las palabras temblaron en sus labios—. Pero... yo, Li Shang, yo quiero decirte que...

Mulán estaba boquiabierta, clavada en sus ojos oscuros sin lograr ni siquiera pestañear.

Eso jamás se lo esperó, no en ese verano. No ahí mismo. No con sus padres y su abuela observando desde una de las ventanas de su casa.

—Sé que no he sido el mejor pero... prometo que te haré feliz, y te amaré con mi corazón y mi alma. Fa Mulán, ¿tú... me harías el honor de convertirte en mi esposa?

—Ay por Dios, Shang —ella susurró, parpadeando varias veces sin lograr unir las palabras correctas en ese momento correcto—. Digo... ¡Sí! ¡Claro que sí!

Mulán se lanzó a sus brazos, haciendo que ambos cayeran de nuevo en el pasto verde. Ella quedó sobre él, mientras Shang abrazó su cintura esperando el deseado beso que ella estaba a punto de empezar.

—Sabes que siempre has sido tú, capitán —susurró, antes de unir sus labios.

—Mulán —él habló, cuando finalmente se separaron en busca de oxígeno—. Tus padres nos están viendo, pero... no voltees.

Mulán rió por lo bajo, ayudándose a sentarse de nuevo al igual que Shang. Él tomó el anillo que ahora había guardado en su puño.

—Jamás se lo perderían, ¿eh? —ella comentó, compartiendo una risita cómplice con él.

—Sabes que te aman mucho.

Shang le dió una mirada más a su novia, y esta vez tomó su mano entre las suyas.

—Creo que deberíamos ponerlo donde pertenece... —él se atrevió a decir.

Mulán sonrió tiernamente observando como el chico deslizaba el fino anillo en su dedo, entrando a la perfección en él. Cuando finalmente lo hizo, él le acarició la mano, y más tarde la entrelazó con la de ella.

—Eres lo mejor que me ha pasado, así que no vuelvas a decirme que no lo has sido —ella le dijo, acariciando su rostro con una de sus manos—. ¿De acuerdo?

Él asintió con un movimiento de cabeza.

—Te lo prometo.

Shang le robó un pequeño beso en los labios.

—Te quiero.

—Y yo te quiero a ti... —esta vez fue ella quién le devolvió ese beso robado.

De repente, Mulán quiso decir algo, pero su impulso terminó en un pequeño suspiro.

—¿Qué sucede?

—No es nada.

—¿Mulán?

—Primero que todo, no quiero que dudes de mi amor hacia ti —ella le advirtió, mirándolo a los ojos—. Sabes que primero quiero terminar la universidad y...

—Lo sé —la interrumpió con una sonrisa comprensiva—. Y yo te apoyaré, por supuesto.

En verdad la lastimaba ponerle peros a su intención, pero sabía que la sinceridad ante todo era lo mejor para ambos, en especial para él.

—Sabes que si pudiera me casaría mañana mismo contigo. Pero quiero hacer las cosas bien, sin olvidarme de mí y de mis sueños, y por supuesto, sin que tú tampoco te olvides de los tuyos, Shang.

Él asintió, en parte ella tenía razón, pero... ¿cómo explicarle que desde que habían decidido estar juntos a pesar de todo y de todos... desde que habían hecho el amor aquella noche... desde que habían decidido pelear juntos esa lucha llamada destino, él no podía dejar de pensar en otra cosa que no fuera despertar a su lado cada día de su vida?

—Sólo es que... no podía esperar más para que vieras el anillo —se excusó, bajando la mirada.

Mulán lo conocía de más. Sabía que además del desespero porque ella viera el anillo, y la intención de proponerle matrimonio, había algo más de por medio: los sentimientos entre ambos.

Mulán tomó su rostro en sus manos, haciendo que la mirara de nuevo a los ojos, a sus ojos.

—Podemos esperar, Shang —su cercanía lo abrazó con calidez—. Sé que podemos.

—Sí.

—Me casaré contigo, porque lo que más quiero en este mundo es ser tu esposa —ella le susurró, antes de regalarle un último beso por ese instante—, pero será en el momento adecuado.

Together & Tangled | Mulán & ShangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora