capítulo 25

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[Fraternidad DK's, Habitación de Adam y Shang]

Shang se había mantenido toda la tarde callado y tranquilo sin salir de su habitación desde que llegó de las clases de la universidad. Pues, ese día no tuvieron entrenamiento ya que él había pedido un par de días libres para recuperarse mentalmente de todo lo que estaba sucediendo últimamente.

Y probablemente estuvo en su mente mucho más tiempo de lo que debió.

Adam entró a la habitación sin tocar, de todas maneras, igual era la suya.

—Oye, Shang, los chicos trajeron pizza... —él se detuvo cuando observó un par de papeles extendidos en la cama de su amigo, entre esos divisó el pasaporte del asiático—. ¿Qué estás haciendo?

—Acomodando unos papeles —contestó sin siquiera molestarse en mirarlo, porque en realidad no le importaba quién se enterara, igualmente todos lo sabrían al final.

Adam se acercó un poco más, atreviéndose está vez a tomar en sus manos uno de los papeles.

—¿Esos no son...? —él hizo una pausa, leyendo la información en ellos—. Es tu nombramiento como capitán, ¿no? 

—Sí —su voz era cansada y desinteresada.

Algo no estaba bien.

—¿Qué vas a hacer con eso?

Shang se volteó hacia él castaño, quitando el papel de su agarre.

—Uhm... Nada, Adam.

Después de decir eso, metió el documento en un carpeta donde habían otros más.

—Espera... —Adam comprendió lo que estaba sucediendo ahí; él no lo podía creer—. ¡¿Vas a renunciar al equipo?! ¿Estás loco?

Shang se quedó callado unos instantes, buscando la tranquilidad para no estallar en todos los sentimientos retenidos que lo estaban ahogando poco a poco desde todos esos días atrás.

—Ya no puedo seguir con el equipo —susurró por lo bajo, controlándose.

Y aunque aquello lo dijo en un tono demasiado suave, Adam lo había escuchado perfectamente.

—¿Qué dijiste? —él lo retó a volver a pronunciar aquello

Entonces el asiático se volvió hacia su amigo, y lo miró a los ojos.

—Creo que es mejor que renuncie al equipo, y que regrese un tiempo a China, Adam. 

La habitación quedó en silencio, con tan solo un Adam totalmente boquiabierto y un Shang demasiado avergonzado de sí mismo.

Era un caos.

—Eres un cobarde —el castaño soltó, cuando encontró en la mirada de su amigo todas las razones para tomar tal decisión—. Tanto que dijiste que esos chicos no servían para nada. Que Mulán o Jun, quien sea, no servía para el equipo. Pero se superó, todos lo lograron. Te demostraron que sí podían, ¿y ahora tú te dejas vencer por un idiota que te hizo una estúpida broma? —Adam apretó la mandíbula al tiempo que pronunciaba las palabras, sintiendo el enojo recorrer cada vena de su cuerpo—. ¿Ahora te dejas vencer por lo que diga la gente? ¡Esos son chismes, Shang!

El asiático sostuvo sus ojos en su amigo mientras hablaba y soltaba todo aquel regaño en él.

—Mi padre no lo vió como un chisme —habló pareciendo desanimado, él aún recordaba sus palabras y el golpe que le dió en la universidad.

Jamás en toda su vida su padre lo había tratado de esa manera. Jamás.

—¿Y crees que huyendo como un cobarde vas a demostrarle lo contrario?

Together & Tangled | Mulán & ShangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora