La historia gira en torno a Lucia Blenders; una joven enfermera con residencia en Seúl, (Corea del Sur). Quién desde hace un tiempo está tratando de superar el daño que le causó un viejo amor. En su soledad de querer estar sola sin volver a fijarse...
Miraba por la ventana aquel hermoso amanecer, tantas veces se paraba allí para verlo, sola, como cada día. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, odiaba sentirse así, la hacía parecer débil y no lo era, para nada. Era fuerte pero todo aquello la destruyo de a poco y perdió su confianza. Ya había dejado de llorar por los rincones pero algún mal recuerdo volvía para hacerla desparramar lágrimas de rencor y desamor. No podía evitarlo porque seguía doliendo como ese día, no podía arrancarlo de ella.
Algunas otras veces lloraba por sentirse inmensamente confundida, quería correr lejos de dolor pero volvía a caer en ese pozo, sus inseguridades la empujaban y sentía que volvería a caer cada vez que pasara lejos de el, la corriente de recuerdos dañinos la arrastraban hasta allí. Estaba triste por dentro.
Caminó hasta la parada para tomar un taxi, esperaba que esta vez no hubiera ningún corte ni mucho tráfico, una de las peores cosas de vivir en Seúl era eso, el tráfico y los cortes de calle, por cualquier cosa, filmación de alguna película o drama, eventos, accidentes , huelgas, y cerca de su trabajo de vez en cuando habían presentaciones fuera de una discográfica y mucha gente asistía por lo cual su taxi se paraba durante horas hasta que pudiera avanzar. Pensaba que iban a echarla por culpa de esos alborotos, cuando eso sucediera iría a reclamarle al dueño de la compañía, lo haría si pudiera.
___hola, buen día para todas__ saludo a sus compañeras de trabajo y paso a colocarse la chaqueta.
___hoy viniste temprano
___si, no hubo cortes, ni marchas, ni accidentes...Ni mucho tráfico, ¿lo crees?
___parece que es un buen día para ti
___así es!.
Trabajaba como auxiliar de farmacéutica en una farmacia del centro, su trabajo más importante era la asistencia para productos cosméticos, cada día recibía muchas personas en busca de productos para el cuidado de la piel, eso es otra cosa muy importante allí, a la gente le gusta cuidar su imagen, y esa era su especialidad, a su jefa le encantaba tenerla allí, la veía muy amable y servicial con los clientes, a pesar de que aún le costaba adaptarse a la cultura coreana lo hacía muy bien.
No tan sólo recibían clientes comunes, no, también a algún que otro famoso, cantantes y actores. Para ella era realmente sorprendente trabajar en esa parte de Seúl, era como Hollywood, y allí sin querer o desearlo conoció al brillante Kim Jae Joong, ella amaba a ese hombre desde que escucho al grupo TVXQ!, no pudo creerlo cuando la miro a los ojos, no reacciono por un momento, cuando entro no lo reconoció pero cuando bajo su barbijo para pedirle el producto se congelo. Era un tipo carismático, parecia serio pero era muy amable, era como el Robert Pattison coreano, obviamente le pidió una fotografía sin asustarlo, no era una psicópata y por supuesto nunca conocías a tu ídolo, no iba a desaprovechar esa gran oportunidad, él aceptó encantado su petición tomando la selfie el mismo. Y ¿Dónde estaba esa foto?, en su mesa de luz, cada vez que se despertaba y lo veía esperaba que ese día fuese mejor al anterior, era su motivación para salir al mundo.
Aunque le gustaba su trabajo en la farmacia echaba de menos su verdadero ofició, solía ser enfermera en urgencias, pero eso tenia que ver con su pasado y decidió abandonarlo, de igual manera seguía estudiando para no desconectar, estuvo haciendo practicas en un hospital adquiriendo nuevos conocimientos hasta que se alejo entrando de lleno en su nuevo empleo, pero la necesidad de ayudar a salvar vidas volvía por ella, quería volver a un hospital, era esa su verdadera vocación, pero primero debía curar su corazón herido antes de volver a esa área.
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