Capitulo 37

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Izta abrazó una vez más a su hermano, siempre sentía que se le partía el corazón cuando debían separarse.

—Cuidate niña de mis ojos, hermana de mi alma— dijo él, Izta asintió, incapaz de decir palabra.

—Adiós hija mía— se despidió Tozi,— que tengas buen porvenir.

Y mientras los dioses desaparecían en una estela de fuego, Izta se quedaba observando el firmamento.

—Chiquilla— Llamó Manigoldo. Izta se giro para mirarlo. — Necesito tu ayuda.

—¿Ahora que hiciste? — cuestionó con el ceño fruncido mientras se cruzaba de brazos.

—Nada... Aún—Respondió Manigoldo mientras se sobaba la nuca. —Necesito que me ayudes a preparar mi boda, será una ceremonia mucho más pequeña que la tuya, a Gioca y a mi nos gustaría que fuese lo más discreta posible.

—Vaya.

—Ella va a volver ¿Sabes?, se va a la Isla de la Reina Muerte.

—Lamento escuchar eso— Respondió Izta, triste por el semblante de Manigoldo. —Yo me encargaré de tener todo preparado en dos semanas ¿Te parece?

Manigoldo no pudo evitar abrazar a aquella mujer que era como su hermana.

—Te estaré agradecido eternamente.

Ambos se acompañaron en el camino de vuelta al Santuario. Izta siguió sola desde la casa de Cancer, haciendo una parada en la casa de Escorpio.

—Ya se han ido— Anunció apenas entró a la casa.

—Siento que me va a hacer falta la ayuda de Tozi. —Confesó Calvera.

—Quizá ya pasó lo más dificil— Comentó Izta tomando en brazos a la niña que había terminado de mamar y la ayudaba a sacar el aire. —¿Adivina quien me ha pedido ayuda para organizarle la boda?

—Obviamente debió ser Manigoldo.— Respondió Calvera mientras observaba a su hijo comer— resultó más glotón que su hermana, creo que se va a parecer a Kardia.

—No te preocupes, cada niño es distinto. Y sí, Manigoldo se nos casa, yo me voy a encargar de la mayoría de los preparativos, ya mañana iré con Gioca para ver lo de su vestido, quieren que todo sea lo más sencillo y rápido posible. Gioca debe volver a la Isla.

—Voy a echarla de menos.

—Yo también— Admitió Izta mientras acomodaba a la niña entre sus brazos y la mecía. —Créeme cuando te digo que las quiero como si fueran mis hermanas.

—Siempre has sido muy maternal.

Una sonrisa triste se plasmó en el rostro de Izta y no pasó desapercibido por Calvera.

—Iztaccihuatl— Llamó Calvera—¿Qué te ocurre?

—Es una tontería— Respondió ella— pero tengo miedo de nunca poder ser madre.

—¿De que hablas? —Cuestionó Calvera claramente preocupada.

—Durante la guerra santa me caí, fue cuando el Cid me curó, desde entonces he tenido fuertes dolores en mi vientre, a veces tengo miedo que el golpe me haya dejado secuelas.

—¿Por qué no le has dicho nada a la señora Tozi? —Preguntó.

—Por qué no quería darle tanta importancia. — Declaró Izta, mientras acomodaba a la niña en la cunita. —Estoy segura de que no es nada.

—Ni lo será, ya verás.

Izta hizo todo lo posible por retener las lágrimas.

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—Buenos días Señor Albafica— Saludó con entusiasmo Agasha al Caballero de Piscis.

—Buenos días, y que te he dicho de llamarme señor. —Respondió él.

—Lo siento, es la costumbre— se defendió ella sin borrar su sonrisa.

—¿Viniste a dejar ofrendas?

—No, hoy no— dijo mientras ambos se sentaban en la escalinata donde se podía apreciar el campo de rosas. —Solo deseaba pasarme por aquí.

Con cierta timidez Albafica tomó la mano de Agasha y la besó con cariño. La pequeña florista se sonrojo.

—Hoy estás más linda de costumbre. — le susurró antes de robarle un beso.

Agasha se sonrojo, pero no pudo evitar devolver la caricia, siempre tímida. Ambos comenzaban a poco a poco a vencer aquella timidez, se amaban y juntos podrían compensar aquellos años de soledad y sufrimiento.

Al fin la espera estaba rindiendo sus frutos.

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Serinsa se sentía libre, ahora mismo se encontraba en una callejuela de Roma por donde se podía observar el Coliseo, paseaba mientras Pefko terminaba un asunto privado.

Gioca y su maestra no habían mentido a lo que respectaba de la belleza de Italia, aunque no se quedarían mucho tiempo, pronto partirian hacia Francia, su destino original, solo que habían tenido que desviarse por algo que Pefko debía recoger en aquella ciudad.

Recordó que cerca de ahí se había criado su diosa, el caballero de pegaso y el dios Hades. Se pregunto que clase de infancia habían llevado.

Sus pensamientos fueron interrumpidos al ver de reojo a un caballero cargar su armadura en la espalda.

Rápidamente se giró para ver si podía descubrir de quien se trataba, y cuál sería su suerte al ver que se trataba de un caballero dorado y al poder distinguir la figura de la caja, supo que se trataba de Teneo.

Se mordió el labio, no tenía idea de cómo actuar en aquella situación. No sabía si sentir furia por la leve sospecha de que él la seguía o sentirse feliz por el simple hecho de verle.

Observandole más detenidamente, pudo notar que Teneo no parecía buscarla, si no una dirección, lo vio preguntarle algo a una mujer mayor y está le señaló un sitio con la mano. Serinsa comprendió que él se encontraba en una misión. Se dio la media vuelta y decidió separar nuevamente sus caminos, no debía romper la determinación que tanto le había costado adquirir, aún cuando deseaba besarle otra vez.

Sentía su corazón latir rápidamente, mientras corría, se recargó en una pared de ladrillos cercana, controlando su respiración.

Debía encontrar a Pefko y rogarle que salieran de ahí lo más rápido posible.

—Serinsa— escuchó a su izquierda, rápidamente se giró para observar a Teneo que la miraba embelesado. Maldita fuera su suerte.

Serinsa no aguantó un segundo más y se lanzó a los brazos del Caballero que amaba. Teneo la atrapó sin dificultad y se abrazaron por un largo minuto antes de buscar los labios del otro.

—¿Que haces aquí?— preguntó ella en una pequeña pausa.

— Estoy en una misión de reconocimiento— beso — te pensé en el otro lado del mundo — beso

— Nos dirigimos a Francia — respondió ella y se besaron una vez más.

—Te he extrañado muchísimo.— Respondió él, abrazandola otra vez.

—Yo también te he echado mucho de menos.

Serinsa escondió el rostro en el pecho de Teneo, disfrutando aquel contacto lo más que pudiera.

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UNA MEGA DISCULPA. PERO ESPERO TENER MÁS CHANCE LOS PRÓXIMOS MESES.

ME QUEDÓ ALGO CORTITO, PERO EK PRÓXIMO LO INTENTARÉ HACER MAS LARGO.

Los Caballeros Del Zodiaco TLC: Encontrando El CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora