Capitulo 18

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Los cuatro llegaron a la cima, los varones se quedaron en el salón patriarcal mientras Izta que se había bajado del brazo del Cid se dirigía descalza a la enfermería por aquello que necesitaba para curar a Manigoldo, Dokho les explicaba su misión y mientras acomodaba al Santo de Cáncer sentandolo contra una pared.

Dokho iba a continuar con la recuperación de la armadura de Atenea, pero una presencia maligna sacudió al santuario, todos tomaron poses defensivas cuando vieron acercarse a Sylphid de Bacilisco, pero se horrorizaron cuando notaron que tenía a Izta cautiva, cargandola con un brazo por la cintura y manteniendo los brazos de ella juntos, como si fuera nada, mientras ella se revolvía ante el sofocante abrazo.

El Cid al ver eso se iba a lanzar, pero Manigoldo lo detuvo, comunicándole por el cosmos que aquello podía lastimarla y apretando los dientes el caballero de Capricornio volvió a su posición anterior, sorprendido de sí mismo por no guardar la compostura. Esto no pasó desapercibido por el espectro.

- Soy Sylphid de Bacilisco y he venido aquí por la Armadura de Atenea. - Se presentó. - Si me la dan, nada pasara con esta mujer.

Izta se quedó quieta ante la amenaza y volteó a ver al espectro con furia en sus ojos.

-Cómo si mi vida fuera tan importante- espetó ella desafiante.

El espectro soltó una risa arrogante y sostuvo con su mano libre el menton de la muchacha para verla bien.

-Pues parece que eres bastante agraciada y valiente, si le pido al señor Hades, seguramente me dejara conservarte. - El Cid apretó la mandíbula.

Izta aprovechó que él pasó el dedo por sus suaves labios para morderle la mano.

-¡Maldita! - exclamó adolorido, y comenzó a tirarle del cabello para que le soltara, pero ella no iba a ceder y no le soltaba la mano.

Los caballeros veían cautelosos la escena pues esperaban alguna señal que pudiera ayudarles a rescatar a la mujer y derrotar al espectro.

Sylphid golpeó fuertemente la cabeza de Izta que por fin lo soltó. Un hilillo de sangre espectral caía de su labio, la herida era profunda y con una bofetada la alejo un par de pasos, pero la volvió a coger del brazo.

-Es obvio que no valoras tu vida, pero te concederé el deseo de llevarte al infierno, mi sangre esta envenenada. - reveló.

Izta sonrió y le clavó en la pierna un pequeño cuchillo que ella había tomado para cortar las vendas y que había guardado en el bolsillo de su vestido.

El espectro le dio otro golpe que la mando a volar y la hizo retroceder unos metros, el Cid la atrapó antes de que se estrellara contra la pared.

-En vista de que quieren morir- exclamó el espectro enojado- los mataré a todos.

Abrió sus alas y lanzó su aletazo de la aniquilación. Dokho se interpuso ante el ataque, dándole de llenó. El soldado de Hades sonrió.

-No importa que el hombre les haya dado unos segundos más, ahora lo acompañaran.- Se preparó para atacar de nuevo.

Pero el caballero de Libra se levantó y con una sonrisa se enfrentó al espectro. Los caballeros e Izta miraban el enfrentamiento sin atreverse a intervenir pues la curandera les advirtió del veneno.

-¿Estás bien? - Le preguntó el Cid a ella. Izta asintió con ojos asustados. Sentía su cara entumecida y adolorida.

Dokho logró derrotar al espectro, Izta le dio un frasquito en cuanto pudo ponerse de pie, sorprendida de que hubiera sobrevivido al veneno. Apenas se hubiese bebido el contenido del elixir, se sintió una nueva presencia y Kagaho de Venu hizo presencia.

Dokho le dio la sangre de Atenea a Izta, y le susurro que la guardará, pero con lo que no contaba era con que Kagaho sabía el secreto de la sangre del Santo y lanzó su cuerpo contra la estatua de Atenea.

La estatua absorbió la sangre y reveló la armadura sagrada de Atenea. Kagaho rápidamente se hizo de la armadura, pero fue detenido por Manigoldo que le quito la estatuilla mientras el Cid lo atacaba, pero el espectro que no se encontraba herido, pudo esquivarlo, con facilidad, hasta que el caballero dorado le pudo propinar un ataque de Excalibur en el brazo derecho, cerca del hombro

Kagaho se tomó la herida y se dispuso a atacar, pero Dokho se interpuso diciendo que él era su oponente.

Izta comenzó a socorrer a Manigoldo. Mientras el Cid vigilaba la lucha.

-Si salimos de esta, te debo otra botella de mezcal- bromeó ella todavía nerviosa.

-Si sobrevivimos- respondió Manigoldo adolorido- yo te pago la boda.

El Cid los miró intrigado ante esto, pero no dijo nada, sintió algo, una orden a través del cosmos y le lanzó la estatuilla a Dokho que la tomó confundido. Kagaho se preparaba para matarlo, pero ambos fueron transportados a otra dimensión.

El espectro entonces se vio ante Deuteros de Geminis.

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Izta miró sorprendida el espacio vacío donde antes habían estado los dos guerreros.

-¿Qué ocurrió? - preguntó.

-Ha sido Deuteros él ha transportado a Kagaho y a Dokho a otra dimensión, de ahí se irán al Lost Canvas y dejará a Dokho con Atenea para que le pueda entregar la armadura sagrada.

- Y seguimos aquí como idiotas- se quejó Manigoldo.

-Resguardamos el santuario, posiblemente ya se encontraría destruido de no ser por nosotros.

El santo de Cáncer chasqueó la lengua no podía negar esa verdad. Se quedaron apostados en la enfermería, pues quedaba poco para el atardecer y no se querían ver atrapados en las rosas de Albafica cuando el paso de Piscis se cerrara.

Por lo que Izta se dispuso a hacer té, ahora solo les quedaba esperar el resultado y rogar por qué las vidas de sus compañeros no se vieran diezmadas. Izta estaba particularmente aliviada de que a Saro le dejaran quedarse con Serinsa mientras se terminaba de recuperar.

Se sentó en una cama, al igual que los caballeros, para cuando llevaba la mitad del té, comenzó a sentir que todo lo ocurrido le comenzaba a pasar factura y apenas recogió todo y se volvió a sentar, el sueño comenzó a apoderarse de ella y se quedó dormida, el Cid la acomodó en una de las camas, entré él y Manigoldo se dispusieron a hacer guardias por lo que quedaba de la noche. Sería quizá la noche más larga y oscura de sus vidas.

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NOTA DE LA AUTORA.
Una disculpa por subirlo tan tarde, no había tenido tiempo de corregirlo.

Dato curioso: Deuteros y Aspros fueron los únicos dorados que Izta no conoció.

No incluiré los pormenores de la batalla, pues para eso está el manga :P

Hasta la próxima.

Los Caballeros Del Zodiaco TLC: Encontrando El CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora