Mientras se despedía de Manigoldo y Guioca que se iban a tomar unos días viajando antes de que llegara el momento de separarse a consecuencia de sus deberes, Izta volvía a sentir el hueco en su estómago, como si se estuviese despidiendo de una parte de su ser.
Debía admitir que no sólo se había encariñado con Guioca, sino que Manigoldo era quizá su mejor amigo entre los caballeros del Santuario, fue quien le dio los empujones que necesitaba para llegar al corazón del Cid y además habían sido siempre cómplices.
Los iba a hechar mucho de menos, pero se alegraba infinitamente por ambos, nada la hacía más feliz que poder mirar a su alrededor y ver que cada uno poco a poco encontraba su felicidad.
Besó con cariño la mejilla de Guioca y le deseo suerte, abrazó a Manigoldo y le advirtió que fuera bueno con su esposa, ya que ahora esa también sería su responsabilidad.
Les vieron partir, despidiéndose con la mano desde el barco, mientras ellos correspondían desde el puerto.
Poco a poco todos fueron volviendo a sus propios menesteres, Izta decidió ir al mercado, le hacían falta algunas hierbas. Sobre todo que aún guardaba la sospecha de estar esperando.
Aún así se había guardado las sospechas para ella, no quería ilusionar a su esposo hasta no tener la completa certeza de encontrarse encinta.
-Debemos estar listos con los preparativos de nuestro próximo viaje. -Comentó el Cid, despertando a Izta de sus ensoñaciones.
-Tienes razón - Respondió -¿Cuando planeamos partir?
-En dos semanas, al menos es lo que tengo contemplado.
-Me parece bien. Me da tiempo de dejar todo preparado para mi ausencia.
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Izta se encontraba despierta, su cabeza recargada en el fornido pecho de su marido, lo escuchaba respirar suavemente. Pero ella no podía conciliar el sueño.
Había muchas cosas dentro de su cabeza todavía. Soñaba despierta con la sospecha de llevar un niño en su vientre.
Se preguntaba si su marido fuese feliz con dicha idea, nunca le había preguntado sobre ser padre, aunque era obvio que podía ser consecuencia de su actividad marital.
Desea confirmarlo de una vez por todas para poder compartirlo con él, pero no lo iba a ilusionar si no estaba segura del todo.
Poco a poco se fue quedando dormida.
Pero su tranquilo sueño duraría muy poco, un pinchazo de dolor en su vientre la despertó, con lentitud se sentó sobre la cama y se levantó para ir al baño. Otro pinchazo fuerte y ella tuvo que reprimir el gemido de dolor, no quería despertar al Cid.
Se tomó el vientre con una mano y al encender una vela para ver mejor, una mancha de sangre comenzaba a crecer en su camisón.
Comenzó a llorar en silencio, cubriéndose la boca con la mano libre, se dejó caer suavemente de rodillas. A pesar de todo, de sus esperanzas y de las bendiciones, existía la posibilidad de que nunca pudiese tener hijos.
No quería confesar el miedo que sentía. Lo ilusionada que de pronto se había sentido con la idea de ser madre, pero todo había sido un error, simplemente se había retrasado más de lo habitual.
Se quedó un rato más llorando en silencio, pero luego se dedico a limpiarse a sí misma y al piso manchado de sangre.
Para cuando volvió a la habitación, un poco de ella se había compuesto, pero aun así sentía una enorme desolación anidando en su pecho.
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Los Caballeros Del Zodiaco TLC: Encontrando El Camino
Fiksi PenggemarFic de TLC. Una misteriosa joven emprende el camino para encontrar algo sobre su pasado. Llega a Grecia y se ve envuelta en una Guerra Santa. Tal vez en sus manos esté el salvar a más de un caballero dorado. OC y posible Ooc.