Capítulo 40

377 35 7
                                    

Calvera miró al horizonte, casi un año había pasado desde que había visto por última vez a Izta y estaba más que ansiosa por volverle a ver, su esposo miraba divertido su nerviosismo mientras cargaba a un niño en cada brazo.

—¿No te dijo en su última carta que ya se habían reconciliado? —Cuestionó Kardia para recordarle.

—Sí—Respondió ella con ansiedad en su voz— Solo quiero confirmar que en verdad está bien, estoy convencida que desde que llego al santuario la vida de Izta ha sido un imán para los problemas.

—Pero no te preocupes de más —Respondió él.

—Es que todas las cartas que me envió por meses hicieron que me alterará.

—Tranquila, mira ahí vienen.

Calvera miró hacia la escalinata que conducía al templo de Aries, donde Izta y El Cid hicieron su aparición, no pudo con la emoción y con la emoción y corrió para abrazar a su amiga.

—Ye extrañé tanto — Dijo mientras luchaba por qué las lágrimas no le brotarán.

—Yo también —Respondió Izta correspondiendo el abrazo.

************************************

Al día siguiente, pues luego de llegar y saludar habían decidido descansar todo el día, Izta estaba lista para ponerse a corriente con todos los chismes que hubiesen por ahí.

Llegó a la casa de Escorpio y Calvera inmediatamente la hizo pasar, Izta mimó un poco a los mellizos que le parecieron muy crecidos, les había llevado algunos juguetes y dulces.

—Ahora cuentame que me tienes en ascuas — urgió Calvera. —¿Ya están bien?

—Creí habértelo escrito en mi última carta— apuntó Izta divertida— Así es, ya no estamos peleados.

—Duraron casi toda su travesía sin  hablarse siquiera y debes contarme como fue, lo del ataque y eso. —Mientras le servía una taza de té.

—Fue horrible— Comenzó ella — todo ocurrió después del incidente con Dokho y la cascada.

Flashback

Izta miró como su marido salía de la casa dando un portazo, tenía los puños cerrados del coraje.

Después de que casi se había  muerto lo único que se le ocurría a su marido era enojarse por qué Dokho la había abrazado para darle un poco de calor, pero no sólo se había enojado, demostrando sus celos le había soltado un puñetazo al otro caballero, Izta recordaba haberlo abrazado para que se hiciera hacia atrás y no dañara más a Dokho.

Dokho se había puesto en pie y podía haber devuelto el golpe de no ser por que vio el rostro suplicante de Izta.

Decidió dejarles espacio para que aclararan las cosas, aunque sabía que si la mirada del Cid fuese tan peligrosa como su espada, el ya se hallaría rebanado en trocitos.

Izta miraba a su marido con reproche.

—¿Que ha sido todo eso?

—Eso mismo quiero preguntarte— Soltó el mientras la tomaba del hombro.

—Me caí del borde de la cascada — Respondió — Dokho me ayudó a salir del agua.

—Y también debía ayudarte en otras cosas

—Ni se te ocurra sugerir lo que estás pensando— amenazó ella cruzándose de brazos.

—Pero tu si tienes derecho de hacer tu santa voluntad y golpear a chicas inocentes debido a tus celos.

Los Caballeros Del Zodiaco TLC: Encontrando El CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora