Capitulo 30. 5

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Advertencia: capitulo con contenido sexual, con sobre aviso no hay engaño.
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Cuando el Cid la bajo de su brazo, ella ya brillaba como un farol chino, pues anticipaba lo que ocurriría. Se dedicó a contemplar un poco la nueva decoración de la casa privada de Capricornio, y aunque aun preservaba ese toque austero que poseían todas las viviendas del santuario, Calvera había añadido diversos objetos decorativos por lo que se podían considerar el hogar de un matrimonio y no el de un soltero.

Izta paseo su vista por el par de mesitas coquetas que no habia visto la ultima vez que estuvo ahí, cada una poseía un bonito jarrón con margaritas blancas y amarillas. La mesa de madera del comedor ahora tenia un bonito mantel amarillo y un frutero rebosante se encontraba en medio.

Entró a la cocina y ahora habia una sencilla vitrina donde se guardaba una vajilla de loza blanca y algunas piezas de cristaleria.

Sonrío levemente al recordar que aquella ahora era también su casa. Un brazo masculino le rodeo la cintura y pudo sentir como su marido hundía su rostro en su cabello, sintió el tibio aliento rozarle la oreja izquierda cuando le dijo:

-Bienvenida a casa.

Un delicioso escalofrío la recorrió de pies a cabeza, se giró para encararlo, sus narices chocaron ligeramente y ella no aguanto más para besarle.

Fue un beso profundo y cargado de emociones. Pues temblaba de ansiedad, pero aún sintiendose la mujer más afortunada del universo. Con delicadeza él tomó el femenino rostro con su mano y afianzó el beso, cuando terminó ambos respiraban febrilmente.

Sin decir palabra se tomaron de la mano y se dirigieron a la habitación principal, la cama era un poco mas grande de lo que ella recordaba, tenia una colcha blanca y almohadas del mismo color. Intento no sentirse violenta por el calor que comenzaba a trepar por su ser, miro de reojo a su marido y este parecía tan sereno, le envidio completamente.

Ella rompió el agarre y se dirigió silenciosa al baño, con la mirada del Cid siguiendole por toda la habitación. Ya en el aseo, Izta procedió a deshacerse el peinado, retiro cada horquilla con agilidad y las guardó en un pañuelo.

Se quito el listón y lo dobló cuidadosamente, cepilló su cabello y se lavó la cara, se dió cuenta entonces que debía quitarse el vestido, pero los broches de este se encontraban detrás y después de algunos intentos infructuosos, se quito los zapatos, salio hacia la recámara, para solicitar ayuda de su esposo.

Lo encontró ya sin armadura, ella se sonrojo, pues siempre le había gustado como se veia con camisa blanca.

-¿Me ayudas?- Solicitó y él comprendió cuando la mujer le dio la espada y se retiro el largo cabello con la mano, revelando los botones que cerraban su vestido.

Él obedeció y comenzó a desabotonar, lo hacia con lenta destreza, termino con el ultimo que se encontraba en la espalda baja, iba a decirle a Izta que había acabado, pero ella dejo caer la prenda que quedó como un pequeño bulto a sus pies.

Debajo del vestido tenia una ligera y vaporosa enagua blanca.

-Gracias- dijo ella y se salió del charco de tela para poder recogerlo, iba a inclinarse y recogerlo, pero el Cid le tomó de la muñeca y la giró, le plantó un beso que la dejo sin respiración por un instante, sintió como él enredaba los dedos en su oscuro cabello y ella hizo lo mismo en los de él.

Se separaron un segundo antes de volver a besarse, ella dio un paso hacia atras y sintió el borde de la cama, cortó el beso y sonrió traviesa, se dejó caer hacia atras, atrayendo a su esposo por el agarre que ejercia en su cuello, haciendolo caer junto a ella, él intentado por todos los medios acomodarse para no aplastarla.

Ella rió y volvió a besarle, poco a poco ese beso evolucióno hasta dejarla sin aliento, terminado, él juntó su frente con la de la ella.

-Si no te sientes comoda, podemos parar, parare cuando tu lo ordenes.- afirmó mirandola.

-No seas tonto- debatió ella- no voy a acobardarme.

-No te fuerces- insistió y ella le respondió asistiendo aceleradamente y volviendo a besarle ansiosa.

Él, más tranquilo, se dedicó a acariciarle las zonas que el camisón no cubría, rompió el beso, pero comenzó a darle otros más bajando por su mentón y luego por su cuello, se dejo embriagar por ese aroma silvestre e instintivamente se pegó mas a ella.

Izta suspiraba por las bellas caricias y gimío bajito cuando lo sintio frotarse ligeramente en ella, como respuesta abrió mas las piernas invitandolo a que siguiera haciendolo. Volvió a gemir cuando dirigió  la mano hacia sus piernas, se sentia en las nubes, arqueo la espalda, buscando incrementar el contacto, ese movimiento hizo que la lengua del Cid, hasta entonces entretenida con su cuello, rozara por encima de la fina tela su pezón erecto, ambos sintieron una corriente de placer recorrerles y él comenzó a complacerla, besando sus suaves y turgentes pechos por encima de la enagua.

Ella se sintió relegada, así que con las manos temblorosas y nueva determinacion, comenzó a desabrochar la camisa se su esposo, revelando ese cuerpo que parecia esculpido en mármol.

Paso sus finos dedos por toda la superficie corporal que era capaz de tocar, y volvieron a besarse cuando él se incorporo un poco para quitarse la camisa completamente, dejando así mas piel que descubrir por Izta, a ella no le importaba el brazo perdido, pues el Cid era ávido con sus caricias y la estaba enloqueciendo, sintió como paso su mano a esa zona intima que la hizo enrojecer al instante, pero no le detuvo, esa caricia en concreto comenzó a consumirla, se arqueó y se dejó querer hasta que sintio como si toda ella explotara, una especie de cansancio cómodo llego mientras se sentía temblar.

El Cid, la miraba atento a sus reacciones, no permitió que se relajará completamente, pues agilmente le comenzó a desabrochar los nuditos de la enagua y la liberó de la prenda, dejandola con solo una ligera braga, ella no quiso quedarse atrás y le tocó por encima del pantalón, lo sintió duro y comenzó a respirar agitada, si era grande, lo intuía. Escuchó al Cid gruñir y eso le basto para bajarle el pantalon. Su miembro se expuso orgulloso y pequeños temores volvieron a asaltarla.

Él la beso y le repitió su propuesta, si queria parar, como respuesta ella le tocó, comenzó a acariciar de arriba a abajo su virilidad, hasta que él le aparto la mano le quito la ultima prenda y termino de desnudarse a si mismo, con una agilidad increíble  que solo parecieron dos segundos a los ojos de la morena que lo miraba expectante.

Una ultima advertencia, un beso y él se hundía en ella.

Dolió, pero no tanto como esperaba.

Luego todo fue fuego, lo sentia moverse, le ardia todo, primero de manera dolorosa, luego incomoda y otra vez ese placentero fuego que amenazaba con consumirá de nueva cuenta.

El Cid sentía que iba a desfallecer, ella era tan dulce y erótica a la vez, su semblante serio se perdió al estar entre los brazos de su esposa, ella gimió mas alto y le enterró las uñas en la espalda, la sintió estrecharse mas y él mismo no pudo resistirse otro segundo, terminando el acto.

Él se echo a un lado de la cama y ella se afianzó a su pecho. Entrelazaron sus manos descansando, satisfechos y completamente felices.

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Sinceramente no sé que pensar de esta capitulo, siento que me quedo medio raro jejeje

Pero aquí esta jeje.

Espero que lo disfrutarán.

Besos, Feliz San Valentin

Los Caballeros Del Zodiaco TLC: Encontrando El CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora