Capítulo 41

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Izta miró con el ceño fruncido a Albafica, quien se sentía realmente intimidado con la pose en jarras de la hispana.

—Se que eres muy reservado— Comenzó Izta— Pero esto ya raya lo ridículo.

—Izta te he dicho que es personal— Respondió él intentando sonar desinteresado.

Izta hizo un mohín.

—Pero ella lo está esperando.

—¿Has hablado con ella? — Preguntó acusador.

—No, pero las mujeres saben de estas cosas. —Respondió Izta.

—No debes apresurar las cosas. Yo decidí de Agasha seria mi pareja al darle la poción, si quieres planear una boda, planea la de alguien más.

—Que malo eres— Respondió ella con falsa molestia y se quedó un rato más platicando con su amigo, cambiando el tema— ¿Has sabido algo de Teneo?

— Continua en su misión a través del mediterráneo.

— Serinsa me mando una carta, estuvo en Egipto hace un tiempo. Creo que ahora se dirige a la India. Manigoldo me mando otra donde decía que no planeaba volver a menos de que se ofreciera.

Ambos rieron ante ello.

—Quién lo viera tan sumiso— se burló Albafica.

—¿A quien llamas sumiso? — Dijo una voz en la puerta y ambos voltearon a ver al caballero de Cáncer que iba acompañado de su esposa.

La vista de ambos se dirigió al vientre abultado de Guioca.

—Gioca linda— Dijo Izta dirigiéndose a ambos y abrazándolos.

— Maestra, ¿Como ha estado? — Preguntó Gioca.

— ¿Yo? Mírate nada más, este pervertido ha estado muy ocupado— dijo mientras señalaba a Manigoldo.

Gioca río, sonrojada, mientras se tocaba el vientre.

—Y este pervertido — Dijo Manigoldo abrazando a su esposa y señalandose— Se preocupa por su futura familia y quiere que su mujer sea atendida por la mejor curandera que conoce.

—Me halagas— Respondió Izta. — Entonces te robó a tu esposa para ver como esta todo con ella y con el bebé.

Se llevó a su antigua alumna y se dirigieron a la décima casa. Mientras los caballeros se quedaban en la casa de Piscis conversando.

—¿De cuánto estas? —Preguntó Izta.

—El médico que me reviso, me dijo qué llevaba como 7 meses y eso fue hace un mes que decidimos volver para acá.

—Me alegro — Le dijo con una sonrisa. —¿Cómo está llevando la noticia Manigoldo?

—Perfectamente, debo admitir que al inicio casi le produzco un ataque.

—¿Y eso por qué?— Cuestionó intrigada.

—Cuando me lo confirmaron estaba muy emocionada, que se lo grite en cuanto llegue a la casa, él estaba haciendo ejercicio levantando unas enormes rocas y de la impresión casi la deja caer sobre su pecho.

—Casi te quedas viuda— Observó.

—Lo sé.— Respondió — Lo bueno es que tiene buenos reflejos. De allí en más está muy emocionado, tanto que quería que me atendiese usted en el parto. Ya tenemos un cuarto adecuado allá para el niño, aunque queremos tomarnos un año en lo que crece un poco, la isla de la Reina Muerte no es sitio para un bebé tan pequeño.

Los Caballeros Del Zodiaco TLC: Encontrando El CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora