Esto se llama amor

Capitulo 46

  Los últimos días de abril transcurrieron tranquilos, las cosas con Julián iban cada vez mejor, los días en la facultad se hacían largos y aburridos, agradecí de haber formado ese grupo de amigos ya que hacían que las horas pasen un poquito más rápido. Cada día que pasaba me iba convenciendo que esta carrera no era para mí, al igual a las que ya había experimentado, al que si le gustaba y encajaba perfectamente era a Julián, varias noches me había dormido pensado en si tenía que seguir o debía dejar esta carrera ya que no sentía que era lo mío ¿y qué era lo mío?

Cuando salí del trabajo me fui directo para la casa de Julián ya que me esperaba para almorzar y después iríamos juntos a la bendita facultad. Estacione perfectamente mi auto y luego de tocar timbre, entre. Rápidamente salí del ascensor y ahí estaba esperándome.

  -Hola mi amor- le dije abrazándolo.

  - Hola, ¿estamos mimosa hoy?- preguntó mientras enrollaba sus brazos en mi cintura.

  - Puede ser, tengo ganas de contarte algo y que me aconsejes- le dije mientras entrabamos.

  - Obvio que te voy a aconsejar, estoy para eso- agregó mientras nos sentamos a almorzar.

El almuerzo estuvo tranquilo y romántico de tal modo que termine sentada en su falda y era él el encargado de llevar la comida hacia mi boca. Cuando terminamos de limpiar la cocina nos tiramos en la cama y era hora de contarle lo que me sucedía.

  - Bueno, te escucho- dijo Julián mientras se acomodaba para conversar.

  - Estoy pensando en dejar la facultad, siento que no es lo mío,   más allá de que me va bien, la verdad que no me veo trabajando en una empresa o algo similar- le confesé y cuando termine de decir la última palabra un gran alivio invadió mi cuerpo.

  - Sabia que me ibas a decir eso en algún momento, todo este tiempo aprendí mucho de vos, y yo sé  lo que es para vos- me dijo regalándome una sonrisa perfectamente ilegal.

  - ¿Y qué es lo mío? ¿Qué pensas?- pregunté curiosa.

  - Obviamente yo soy para vos, pero aparte, tenes que volver a modelar Oriana, tenes una cara perfecta, un cuerpo increíble, eso es lo tuyo, y yo muero por verte desfilar o haciendo alguna campaña- respondió entusiasmado. Lo mire y no dude en comerle esa boca tan dulce.

  - Es lo que tenía pensado hacer, y ahora que tengo tu apoyo, estoy mucho más decidida a empezar de nuevo- agregué alegre.   

El resto del tiempo antes de ir a la facultad lo pasamos mimándonos en la cama.