Llegué 20 minutos tarde, por lo que no me dejarón entrar a mi primer clase. No me molestaba demaciado perderme mate. Nop, en absoluto. Me quedé afuera en los jardines principales leyendo el nuevo libro que había encargado la semana pasada, un romance paranormal de un extraterrestre y una humana. Cuando pasaron otros 20 minutos y solo faltaban 10 para la siguiente clase me levanté y caminé hasta las puertas del área de salones. Iba tan metida en la conversación por mensajes con mi mejor amiga que no vi el último escalón que quedaba por subir. El movimiento de desestabilización que sufrí me dejó mareada y cerré los ojos. Como si eso hiciera mas suave la caída.
Esperé... esperé... esperé...
NADA.
La caída nunca llegó pero en cambio, sentí como unos fuertes brazos me rodeaban y zarandeaban un poco. ¡ESPERA! ¿fuertes brazos? ¿zarandear? Abrí los ojos de golpe y lo que vi me quitó el poco aire que aún quedaba en mis pulmones. Él que la caída no había logrado arrebatarme.
Me encontré con los ojos más hermosos que alguna vez haya visto. Eran grises, misteriosos, cautivadores. Sólo había visto unos ojos así en toda la escuela. Ryan Scott. Algo en mi mente hizo click. Me safé de su agarre y abrí y cerré la boca varias veces.
− ¿estás bien?− preguntó una voz profunda.
−Eh, si claro. Gracias por atraparme por cierto.
− No fue nada. deberías poner más atención por dónde vas. te habrías roto la cabeza si no hubiera estado en ese momento.¿me estaba regañando?
Bajé la mirada a su boca. Dios, tenía un piercing en cada esquina de su labio inferior que lo hacían ver condenadamete sexy. Quería mordisquear ese labio.−̶ Estoy segura de que no habría muerto. − baje la mirada, avergonzada. − pero gracias.
Una chica salió justo en ese momento a toda velocidad, chocando conmigo y derramando su café en mi blusa.
−̶ ¡Oh! rayos, como lo siento. −̶ dijo, pero eso fue todo. me rodeó y siguió corriendo a toda velocidad mientras yo me quedaba ahí parada y empapada, viendola alejarse.
−̶ este si que es tu día de suerte, ¿no?
Ryan. Ya me había olvidado de él.
−̶ No tienes idea. −̶ le dije y me eché a reír solo porque la otra opción era llorar.
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A la deriva
Teen FictionNadie dijo que amar fuera fácil. Lástima que nadie le advirtió a Estephanie. De 17 años de edad, Estephanie siempre se ha sentido atraída por Ryan, el chico más sexy y encantador que haya conocido, pero pronto descubre que no todo es perfecto. Su r...