¿Curso internacional?

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Después de salir de mi escondite debajo de los abrigos, decido que es hora de enfrentarme a mis temores.
Me preparo para la reprimenda mas grande de la historia.

Viva.

La puerta del estudio esta cerrada.
Esa nunca es una buena señal.
Giro la manija suavemente y asomo mi cabeza.
Parece que es más grave de lo que imaginé porque Noah también está aquí.
Se encuentra con los brazos cruzados sobre el pecho y está de espaldas, viendo por la ventana. Todo su lenguaje corporal grita ¡TENSO! Y eso me pone nerviosa.

Tomo valor y entro.
Mi padre está sentado detrás de su escritorio y mi madre sentada a su lado, limándose las uñas.

Levanta la mirada cuando escucha mis pisadas y entonces, me sonríe.

Un escalofrío me recorre completa y no del tipo bueno.

Mi padre me está mirando.
Furia grabada en su mirada.

Oh, rayos.

-Estephanie, veo que decidiste recordar que vives en una casa y ¡no en un maldito hotel!-. Empieza hablando pero a medida que avanza su discurso termina gritando.

De repente mis pies se han convertido en algo totalmente fascinante e interesante así que decido estudiarlos.

-No pienso que esto sea un hotel, si lo fuera, no tendría que hacer los deberes.-respondo en voz baja.

-No te pases de lista niña.-sus ojos verdes están fijos en los míos y, de acuerdo lo admito, cuando quiere, mi padre puede ser totalmente intimidante-. Espero que nos informes donde te encontrabas ayer. Si Noah no te hubiera buscado, quien sabe si nosotros sabríamos siquiera que no estabas aquí.

Sus palabras me quieren hacer sentir culpable pero en su lugar siento coraje. Noah fue el que se dio cuenta porque Noah es al único al que le importo.

-Si no te preocupaste lo suficiente como para darte cuenta por ti mismo que no llegué ayer entonces no tienes que preocuparte de a donde fui.

La cara de mi padre es de un rojo profundo.- Entiende que es muy importante saber donde estabas y con quien porque si alguien te vio comenzaran los rumores y afectaras la imagen de nuestra familia.

-Claro, tenía que ser. ¡Ni siquiera estaban malditamente preocupados por mi, sino por su maldita imagen!

Oigo la exclamación de mi madre.

Perdí los papeles, lo se. Pero el fuego en mi interior esta quemándome y rogando por salir así que lo hago.

-Es suficiente, te iras a estudiar a Estados Unidos con tu madrina.

El fuego se extingue por completo.

-¿Que?- mi voz es apenas un susurro.

-Papá, no creo que sea para tanto-es la primera vez que habla Noah. Su voz es suave y delicada. Persuasiva.

-Tu no te metas, hijo. Tu hermana va a aprender a respetar mis reglas de una vez por todas. Ya sabes lo que dicen, "El pan ajeno, hace al hijo bueno".

-No me puedo ir papá, estoy a mitad de curso. Además, ¿qué dirían tus amigos?- intento usar a sus amigos en mi beneficio pero su mirada me dice que ya lo ha meditado y está decidido.

-Diremos que estas en un curso internacional y te aceptaron un semestre ahí.

-No, papi, me portaré bien. Lo prometo. Por favor no me eches.

Casi nunca uso el diminutivo pero esta es una situación extrema.

Veo algo ablandándose en su mirada. Se que va a ceder, esta a punto de hacerlo.

-No podemos tomar más riesgos, querido. Ya lo hablamos.

Culpa.
De eso está cargada la mirada de mi padre ahora. Se que perdí porque obviamente intentará complacer a mi madre en todo lo que pueda. Ni siquiera me dará otro pensamiento.

Bien por mi entonces. Que se jodan los dos.

-Pues no me voy. Estoy por cumplir los 18 y ser mayor de edad. Legalmente ya no pueden decirme que hacer.

Y así de rápido, el drama volvió.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora