El inicio

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Salimos a la calle y el frío golpea mi cara. Me estremezco y Ryan lo nota. Se presiona más contra mi, intentando mantener el calor.
No es suficiente.

-Ten, esto te cubrirá un poco.- me da su bufanda color índigo que huele delicioso.

-Gracias.

Permanecemos en silencio un rato y luego el se detiene abruptamente.

-Steph, siento que Mark sea tan idiota contigo. Normalmente es un tipo genial.

-Es por Charlie, lo entiendo. Noah se comportaría igual con ella.

-Cierto, casi me había olvidado de tu hermano. No lo he visto en un tiempo.

-Está en la universidad ahora, así que tiene un montón de trabajo. Esta rentando un departamento más cerca de la escuela.

-¿Se fue?-. Pregunta extrañado.

-Sip. Últimamente mamá esta siendo un verdadero dolor en el trasero. Noah se ha llevado siempre la peor parte por defenderme y creo que no lo aguantó más.

-Y ahora tu sufres.- afirmó.

-No es tan malo. No era justo que el se llevara toda la parte fea de todos modos.- me encogí de hombros

-No es justo que haya parte mala. No de tu madre, al menos.

Mete sus manos en los bolsillos traseros del pantalón.

-La vida no es justa.- respondo. Soy consciente de que no tengo la vida perfecta que todos creen que tengo, pero tampoco es una mala vida. Decir eso sería ingrato.

Una brisa helada me hace temblar e inconscientemente me acerco más a Ryan.

-No quiero ser nunca como mamá.- Susurro. Sintiéndome vulnerable.

No quiero odiar a mis hijos.

-Nunca podrías ser como ella.- responde y me agarra la cara con la manos, fijando su mirada en la mía.-Nunca.

No puedo escapar de sus ojos. De qué el en realidad quiso decir lo que dijo. El en verdad cree que no seré como ella.

Se empieza a acercar, sus labios peligrosamente cerca de los míos.

-Detenme.- Susurra.

No digo nada, en cambio, inhalo profundo.

Él hace un pequeño ruido, entre gemido y gruñido y entonces nuestros labios se encuentran finalmente.
Es suave al principio, sólo un roce.
Sus manos manteniéndome unida a el con un agarre delicado pero firme. El beso se vuelve mas rápido y mis brazos van instintivamente alrededor de su cuello y el baja una mano a mi espalda baja, acercando me aún más sí es que eso es posible. Mis labios abriendose y delineando su labio inferior con mi lengua. El hace este ruido excitante que me fascina. Mis piernas se debilitan y todo el mundo desaparece.

Es el mejor beso que he tenido.

No se cuanto tiempo nos besamos pero cuando al fin nos separamos los dos estamos sin aliento.

Los porqués de que esto está mal vienen a mi mente:
Tengo a Dean, su lealtad está con Charlie, apenas empezamos a conocernos en serio, es el típico chico malo con un montón de chicas a su disposición y yo no quiero ser una de esas chicas.
Todos los porqués chocan contra mi. Golpeándome.

-Lo s-siento, no debí hacer eso.

Me disculpo porque honestamente no se que más hacer. Mis ojos nunca dejan el piso.

-Steph, mírame.

Me niego a mirarlo.

-No es tu culpa, ¿de acuerdo? No lo hiciste sola.

Eso me hace sentir tan bien y tan mal al mismo tiempo.

-No es que me arrepienta pero nosotros, nosotros no podemos, está Dean y no le puedo hacer esto.

Lo siento tensarse.

-Si eso es lo que te preocupa no lo estés, no diré nada.

-No era eso lo que...

No puedo terminar de decirle que eso no es lo que me preocupa porque el ya esta varios pasos lejos de mi, dándome la espalda y caminando hacia mi casa.
Mi corazón se aprieta porque se que lo que dije lo molestó y lo mal interpreto pero no lo corrijo porque aparte de que esta bastante lejos ahora, no cambiaría nada.

No podemos tener nada.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora