Tutorías

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El siguiente día en clase de matemáticas llegó mi castigo por haber faltado.

-Ah, señorita Montero. Me alegra que haya decidió honrarnos con su presencia-. Dijo el viejo maestro Bill, y por viejo quiero decir realmente viejo. Había sido maestro de mis padres incluso. Claro que no paso desapercibido su tono desdeñoso para mi.

-Siempre es un placer, profesor-. Respondí dándole mi mirada de indiferencia.

-Así parece. Y como veo que está muy comprometida con mis clases la registré en nuestro programa de tutoría. Sólo si toma clases extra lograra pasar mi materia. De otra forma no podrá obtener los créditos que le faltan.

¡LO ODIO! Yo realmente quise tener uno de esos muñecos budu y coserle su maldita boca. O golpearlo. No es que fuera violenta ni nada.

-No puede estar hablando en serio-. Le dije

-Usted sabrá-. Se dio media vuelta muy confiado en que no aceptaría las tutorías y no acreditaría, pero se equivocaba. -En caso que decida asistir tendrá que ir a la biblioteca principal a las 3:00 P.M.

-Entonces, ¿Irás?-.preguntó Beth.

-Aún no lo se. Si no voy no puedo pasar su materia pero tampoco quiero darle la satisfacción de torturarme dos horas tres días a la semana. Ya tengo suficiente con verlo una hora diaria.

-Supongo que deberías ir, yo me quedare con Dean así que no te preocupes de que se aburra.

-Deberías darle clases particulares también a el, va bastante mal en Química-. Ella era bastante buena en química...y mates. Por otra parte a Dean no le había ido muy bien en sus exámenes pasados.

-Ahora que lo dices no es mala idea, mientras estés en tus clases, yo le enseñare a el. Todos ganamos. -me sonrió muy feliz con la idea, yo por otra parte no estaba tan segura.

-podrías darle sólo una vez a la semana. No quiero abusar de ti-. Le dije, aunque en realidad no me agradaba mucho la idea de que ella pasará tanto tiempo con MI novio.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora