Cosas prestadas.

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-Aquí, toma. - se quitó su sudadera y me la paso sobre los hombros.- al menos ocultara un poco umm, lo que hay bajo la blusa.

¡Alguien mateme ahora! sentí mis mejillas ponerse de un rojo brillante.

- Gracias.

La ajusté y me estremecí por el aire frío que hacia que mi camisa húmeda se pegara a mi torso.

-Bueno, ha sido un placer chocar contigo eh...- parecía confundido.

-Stephanie- ofrecí.

-¡Claro! Sabía que te había visto en algún lado. ¡Eras esa niña pequeña que salió corriendo hacia su hermano luego de morder a Mark en la mano! - se echó a reír como loco. Yo por otro lado no cabía en mi por la vergüenza.

Había sido hace 10 años. Estaba en el parque por mi cumpleaños e iba vestida de princesa. Todas las niñas querían probarse mi corona, todas menos una. Charlotte. Ella también era perfecta pero de maneras muy diferentes, ella no tenía que esforzarse para agradarle a las personas, tenía este perfecto cabello dorado y mejillas delicadas y rosadas. Parecía un ángel y yo la odiaba por eso. Odiaba que ella pareciera tan delicada y femenina aún a la edad de 7 años. Odiaba que estar a su lado hacia que mis mejillas se vieran regordetas y mi cabello oscuro me hacia ver un poco fantasmal contrastado con mis ojos verdes. Odiaba que fuera fácil de amar.

Ella también tenía un problema conmigo porque nunca desaprovechaba la oportunidad de hacerme sentir como popo.

-¿ no esta un poco grande esa cabezota tuya para esa corona?

Dijo con malicia. Sentí como mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas. No lo haría de nuevo. Estaba harta de escuchar sus palabras venenosas, así que avancé hacia ella con las manos en puñitos y justo cuando le iba a tirar de los cabellos un chico unos años mayor que yo se paró enfrente de ella. Me señaló con la mano y me advirtió que me quedara atrás. Mi enojó sólo creció y decidí que si no podía hacerle daño a ella, se lo haría a su protector. Le mordí la mano como si fuera un perro atacando y cuando vi la mueca de dolor del chico salí corriendo hacia Noah, que en cuanto me vio correr con los brazos extendidos y al chico furioso que venia detrás de mi me agarro y me cargó protectoramente. Sabía que el me salvaría, era mi héroe.

-seeh, como que lo hice enojar después de morderlo. No se sí aún me odie.

-No creo que se acuerde. Debo ir a clases así que, ¿ te veo luego?

-Seguro.- le sonreí.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora