Amé el olor que desprendía la chamarra de Ryan. No sabía que era exactamente pero era adictivo. Olía muy diferente a Dean, que siempre usaba una loción demasiado amarga para mi gusto. La chamarra de Ryan olía dulce, sin embargo.
Me encontré a mi misma oliendola toda la tarde en mi casa. No me la había quitado para nada. No la quería devolver en realidad. Pero devolverla también significaba volver a hablar con Ryan y hablar con Ryan significaba oír su voz que era melodiosa y sensual para mis oídos.
No sabía que valía más la pena, quedarme su chamarra u oír su voz. Aunque si la devolvía no sólo sería su voz sino también sus hermosos ojos grises y su dulce dulce boca.
No que la haya probado, pero si lo imaginaba mucho cuando era más pequeña. El era casi 2 años mayor que yo así que siempre lo vi como alguien a quien admirar pues genial. Era muy talentoso en los deportes y tocaba y cantaba como nadie. Lo se porque en el concurso de talentos de la escuela el tocó con su banda. Ganaron. En ese momento me enamore profundamente de él. Tan enamorada como puede estar una niña de 12 años.
Esos días estaban en el pasado, sin embargo. Ahora estaba con Dean y aunque aveces fuera un poco idiota era una gran persona y un novio casi perfecto. Así que eventualmente supere mi atracción hacia Ryan, o eso creía.
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A la deriva
Teen FictionNadie dijo que amar fuera fácil. Lástima que nadie le advirtió a Estephanie. De 17 años de edad, Estephanie siempre se ha sentido atraída por Ryan, el chico más sexy y encantador que haya conocido, pero pronto descubre que no todo es perfecto. Su r...