Lizbeth

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Llegué directo a mi asiento en el salón de Biología y mi mejor amiga Beth abrió los ojos como platos en cuanto me vio. No entiendo porque me esta mirando fijamente con los ojos sorprendidos.

-¡De ninguna manera! ¡¿Porqué llegaste tarde?!

-¡¿Qué?!- rápidamente empiezo a recordar si tenía algún examen o tarea que entregar a primera hora pero nada me viene a la mente.

-¿Esa es la chaqueta de Ryan? ¿Cómo Ryan Scott?

¿Era eso? ¿Por eso estaba tan emocionada? ¿Por una chaqueta?

-Sip. Una chica chocó contra mi y derramó su café en mi camisa, Ryan lo vio y me prestó su chamarra.

Abre la boca como estúpida. -¿Ryan Scott? ¿Cómo Ryan Scott?

Ruedo mis ojos. -¿Acaso hay otro Ryan Scott en la escuela?

- No me lo creo. De todas maneras, ¿porqué estaban juntos? ¿Sabe Dean de esto?

-Obvio no, acaba de pasar hace menos de 10 minutos, ¿recuerdas? No es como si alguien tirara café sobre mi y corriera hacia mi novio a contárselo.

- No seas una listilla conmigo. -cruza sus brazos.

-Vale lo siento. Es sólo que he tenido una mañana del infierno y estoy de malas.

La maestra llegó y no pudimos hablar más pero había algo en la forma en que me miraba, lo confundiría con rencor si no la conociera tan bien. Era la misma mirada que siempre me daba cuando salía con Dean.

En el receso del cuarto periodo salí de la cafetería y me dirigí a la biblioteca cuando algo duro me chocó o más bien yo choqué.

-Hey, Steph. Creo que debemos dejar de tener estos encuentros o la próxima vez podrías herirte en serio.- no podía creer mi suerte. Era la tercera vez en el día que chocaba con alguien. Y la segunda con el. Levante la vista y me encontré con unos hermosos y profundos ojos grises y una sonrisa seductora. Algo tembló en mi estómago.

-Lo siento, no se que pasa hoy que ando chocando con medio mundo.

-Si lo noté. Me alegra que al menos haya sido conmigo.

-¿Te alegra?

Estaba sorprendida. En tantos años que lo conocía nunca había mostrado ningún interés en mi. No es como si yo me interesara por el un poquito... No señor. O eso me decía siempre que lo veía.

-Sip. Es divertida la forma en la que se entrecierran tus ojos cuando chocas.

Bueno eso si que es atractivo. De seguro por eso Dean estaba conmigo...por cómo entrecerraba mis ojos cuando tenía un episodio de torpeza extrema.

-¿Gracias?

-Por nada. -dijo, mientras seguía su camino riendo y negando con la cabeza.

Y así se fue, dejándome totalmente confundida y emocionada a la vez. Era estúpida mi reacción, lo se. Sólo no lo pude evitar.

A la derivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora