Capítulo 2: Nadie entiende el movimiento de sus alas.
Las llaves tintinearon cuando ocuparon su lugar en el colgador, abrigando el silencio inhóspito del departamento y provocando que mi cuerpo se estremeciera. Me quedé quieta durante muchos minutos, sin poder moverme; estaba inerte en aquella cajetilla que, sin entenderlo, me asfixiaba.
-¿Eres tú? -su voz golpeó mis oídos como las olas del mar golpean las rocas: sin esperarlo y con demasiada fuerza-. ¡Vaya putas horas de llegar!
El interior se lleno de un frío lúgubre, dejándome helada en mi posición. Había despertado al alma que gruñía mi nombre entre sueños.
Putas llaves.
-¿Dónde y con quién has estado? -cuestionó.
Me encogí de hombros, sin ser consiente de que ella no podía ver mis movimientos en la oscuridad.
-¿Me estás escuchando? -oí su bufido estresado y como a continuación, empezaba a dar pasos. Inconscientemente, cerré los ojos-. ¿Qué coño haces parada allí?
Despegué los párpados, empapándome de la tenue luz de la lámpara que Valeria utilizaba cuando dibujaba. Dirigí mi mirada a los pies de mi novia y con prudencia fui subiendo, llegando a su encolerizado rostro.
-¿Vas a puto hablar, Natalia?
-Hola cariño -saludé desde mi posición, llevándome la mano a la nuca-. Siento haber tardado, Carlos ha tenido un problema con...
-Eres una puta mentirosa -Valeria apretó sus puños con mucha fuerza, lo que ocasionó que toda la piel se le tornara roja-. ¿Has estado zorreando, verdad?
-¿Qué? ¡No, claro que no!
-Entonces déjame el móvil -pidió, alargando su brazo hacia mí y abriendo la palma de su mano-. No te importará supongo, ¿no?
-No, yo... -guardé silencio y queriendo evitar que se produjera otro problema, rebusqué el aparato en los bolsillos de mi pantalón-. Yo no te miento, cariño.
-Dame el puto móvil, entonces.
Saqué el aparato y avancé con él hacia ella, depositándoselo en la mano.
-¿Podemos irnos a la cama, por favor? -pedí como un grito a la paz-. Quiero dormir abrazada a ti, amor.
Valeria cerró la palma de su mano, envolviendo mi teléfono.
-Hoy no pienso dormir con un ser tan repugnante como tú, me das asco Natalia -me dijo-. Y con lo que has hecho esta noche, desobedeciendo mis órdenes, mucho menos.
-Pero... -volví a quedarme inmóvil y mi boca se secó súbitamente-. No te abrazaré, solo quiero dormir a tu lado.
Tensó la mandíbula y negó repetidas veces.
-Por favor, Valeria... -mi voz perdió vida bajo el desconsuelo y permanecí observándola mientras ella revisaba mi teléfono.
Hacía mucho que no tocaba su piel ni jugaba con sus enredados cabellos; tampoco abrillantaba sus ojos ni enloquecía sus labios. Y me angustiaba saber que todo aquello era por mi culpa.
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No te preocupes por mi - Albalia
FanfictionAlba y Natalia se conocen en un prostíbulo. Una busca amor. La otra, un abrazo.