XVIII

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Capítulo 18: Salir corriendo hasta que todo se arregle.

Me apoyé sobre lo más cerca que tenía, sintiéndome imbécil, sola y miserable. Pero solo me mantuve así durante un momento. No perdí demasiado tiempo; acabé saliendo de la zona oscura, entendiendo que, o bien seguiría junto a Natalia o lo único que podía hacer, tal vez, era escapar.

Aunque la segunda opción significaba que había descubierto su verdad.

—¿Qué haces? ¿Va todo bien? —preguntó—. ¿Has tenido otra pesadilla?

Y entonces la miré a los ojos, y comprendí casi todo.

—Si... emm... Otra pesadilla.

—¿Quieres que nos quedemos aquí, viendo alguna película? —Negué con la cabeza. Sinceramente, solo quería irme a derrumbar sobre la cama y esfumar cualquier rastro de lo que había dicho Joan—. Está bien.

Cuando nos volvimos a tumbar, cara a cara, sobre el colchón, la noche se apreciaba taciturna.

—¿Por qué me miras así?

No sabía a que se refería con así. No sabía, si quiera, como la estaba mirando. Solo hacía unas horas que habíamos estado dándonos besos y mimándonos, y ahora, ahora estaba hastiada, y yo me retraía de ella y de mí.

—Quiero que volvamos a la ciudad —lo dije firme, sin temerle a lo que pasaría a continuación. Quizás, mi pesadilla se volvería realidad—. Quiero que nos marchemos ya.

Natalia se levantó bruscamente, de camino a los armarios. En el aire se quedó impregnado su olor, y yo inhalé hasta agotarlo.

Y fui allí que apareció la gran soledad, ese bulto que aprisionaba mi pecho, ese cansancio después de haberlo intentado, esa decepción de una llamada sin respuesta.

Empecé a llorar levemente, con la cara hundida en el hueco que había dejado sobre la almohada la cabeza de Natalia. Lloraba por lo que volvía a caerse, por lo que me aplastaba y por ella.

—Volveremos, entonces —escuché decir—. Si es tu decisión, lo haremos así.

Le iba a contestar que se fuera a tomar por culo, pero me vi indefensa cuando escuché sus pasos alejarse.

—Te espero en el coche.

Y cómo debió ser desde un principio, no volví a verla más.

Iba a salir corriendo hasta que todo se arregle.

Ya no tenía miedo.



FIN DE LA SEGUNDA PARTE.

Ahora, damos paso a la historia de las dos.



———

Pues nada, es cortito, pero ya empezaré con el narrador omnisciente y algunas veces con la perspectiva de Natalia o Alba.

Muchas gracias a lxs que sigáis leyendo esta (tontería de) historia.

Cuidaos mucho.

💜

No te preocupes por mi - AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora